La piel que habito (2011)
Por Alejandro Contreras.
¿Por qué creo que La piel que habito (2011) es una película decepcionante? Pues en esta crítica voy a desarrollar punto por punto porque he llegado a la misma conclusión que Carlos Boyero, el crítico de El País que tanta caña le da al manchego. Iba dispuesto a ver la nueva película de Pedro Almodóvar con ganas de desquitarme del mal sabor de boca que me dejó Los abrazos rotos (2009), pero por desgracia no ha sido así.
Hasta en los carteles se anuncia la película con un secreto que piden a los espectadores que no desvelen. La película es una adaptación de la novela Tarántula de Thierry Jonquet, y en estos tiempos que corre iba a ser una tarea casi imposible que no se desvelara. Pero claro si ya en la sinopsis oficial se puede vislumbrar y el propio Pedro Almodóvar lo terminó contando en las múltiples entrevistas que ha ido concediendo para “cebar” la película. No se puede discutir las buenas artes de Pedro como publicista, lástima que últimamente como director no esté a la altura. Tal vez porque crea unas expectativas tan altas que no consigue cumplir.
A partir de esa novela al que él le ha dado una capa “españolizando” la historia, ha creado un guión con sucesivos saltos en el tiempo. Tal vez demasiados. Aunque cada salto tiene su correspondiente rótulo para que no nos perdamos, no se nota el paso del tiempo en algunos de los personajes protagonistas y despista a la hora de seguir el hilo argumental. Creo que la forma de barajar las tres tramas (la actual, la de hace 12 años y la de hace 6 años) se ha equivocado y en lugar de darle aire a la película, lo que consigue es molestar con tanta interrupción y sin dar tiempo a que la historia repose lo suficiente.
Da la sensación por el resultado final que estaba más interesado en mostrarnos unos fotogramas muy trabajados que en desarrollar una historia que traspase la pantalla. El trabajo de José Luis Alcaine con la fotografía es impecable como la gran banda sonora que firma Alberto Iglesias. Lastima que no empasten en la película, que la música aparezca a destiempo y no consiga emocionar, y que a pesar de que los diálogos no son muy abundantes sea una película más interesante de ver que de escuchar. Como en otras ocasiones vuelve a meter un videoclip en mitad de la película, esta vez de Concha Buika, sin que tenga mucho sentido en la historia.
Carente de emoción, ni en lo emocional pero tampoco en lo terrorífico. La piel que habito (2011) me dejó completamente frío. Me cuesta creer que alguien se pueda escandalizar con la historia que se presenta, porque no encuentro nada transgresor o novedoso en lo que cuenta. O será que ya se han olvidado que películas como Juego de lagrimas (1992) que incluso llegaron a la ceremonia de los Oscars llevan estrenadas casi 20 años. Si ésto es lo que Almodóvar entiende por terror, ¿qué le parece películas tan monstruosas como A serbian film (2010)? Sí que hay sexo en la película, en su mayoría no consentido, que ha rodado de manera muy parca (mucho más creativos fueron los polvos de Penélope Cruz en Los abrazos rotos (2009)).
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Es una pena que tras el gran trabajo que hizo Antonio Banderas en Átame (1990), trabajo que se merecía mucho más el Goya que dieron injustamente a Andrés Pajares en ¡Ay, Carmela! (1990) , regrese 20 años después para ofrecer una interpretación tan floja. Lamentable el uso de la voz que hace Antonio, su falta de gesticulación o de matiz en los distintos estados que pasa su personaje… estoy seguro que si el protagonista hubiera sido Eduard Fernández, otro gallo cantaría. Eso sí, no daría unos planos tan estéticos ni tan bronceado.
El del malagueño no es el único regreso en la filmografía de Almodóvar. Más de 10 años llevaba sin trabajar con Marisa Paredes y la ha castigado con un pelo o peluca aún más lamentable que con el que castigó a Carmen Maura en Volver (2006). Lastima que una actriz tan grande como ella, haya tenido que defender un personaje que no le pega nada. Su pelo y un pasado brasileño terminan por hundir un personaje que recuerda a la Juana que interpretó Rossy de Palma en Kika (1993). En cambio, Roberto Álamo que tenía el personaje a priori más patético, consigue levantar la película en todas las escenas que aparece. Ojalá el manchego vuelva a repetir con él en otra película porque es un actor que aún tiene mucho que ofrecer en cine.
Otros diez años ha tardado Pedro en volver a recurrir a Elena Anaya tras su minúsculo papel en Hable con ella (2002). A falta de que Penélope Cruz quisiera dar vida a la protagonista, Elena Anaya ha sido una sabia decisión. Ante un personaje que exigía muchísima generosidad física sin ningún reparo a la hora de los desnudos, ella es la única de los protagonistas que se salva de la quema.
Blanca Suárez y Jan Cornet se estrenan con Pedro de manera desigual. Mientras la interpretación de Blanca se queda en un peligroso punto medio, que según quien mire verá una interpretación decente o tal vez un trabajo que no está a la altura de sus mejores momentos en El Internado (TV).
Quién realmente ha conseguido redondear un trabajo inimaginable para alguien que estaba muy verde en sus inicios en Motivos Personales (TV), ese es Jan Cornet. Sin duda su interpretación de Vicente le servirá de trampolín para mejores trabajos y nominaciones aseguradas en los grandes premios del cine.
Del reparto me gustaría destacar a Susi Sánchez, la madre de Vicente. Consigue crear el personaje más creíble y humano de toda la historia. Junto a ella Barbara Lennie que consiguen crear en su tienda de ropa el ambiente necesario para que allí se desarrollen las mejores escenas de la película a mi entender. Jamás ha sido más acertada una intervención de Agustín Almodóvar como en La piel que habito (2011).
Una buena receta para la que se cuenta con grandes ingredientes y buenos condimentos y que al final nos dé de resultado un plato que no sabe a nada, aunque estéticamente es muy llamativo, hay que hacer responsable al cocinero. En este caso creo que bajo mi punto de vista no ha sabido gestionar correctamente un guión que podría haber dado mucho más, y tampoco ha conseguido traspasar la pantalla como consiguió no hace mucho en Todo sobre mi madre (1999) o en Volver (2006).
Ni aunque hubiera guardado un hermetismo como el de Terrence Malick y no hubiera destripado demasiado de la película, la experiencia de ver La piel que habito (2011) hubiera sido mucho más interesante. Sin llegar a cotas tan bajas como en Kika (1993), La piel que habito (2011) es de las películas más flojas de su trayectoria, trayectoria que debería enderezar cuanto antes.
La piel que habito (2011) se estrenó en España el pasado 2 de septiembre de 2011.
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