Entrevista a Jota Linares, promesa del cine español
3,2 (lo que hacen las novias) (2011) ha sido seleccionado para el ShortShorts Film Festival México 2011 (Festival Internacional de Cortometrajes de México) que es uno de los designados por la Academia de Cine de Hollywood para seleccionar cortometrajes con posibilidades a ser nominados en la próxima ceremonia.
Detrás de ese cortometraje nos encontramos al gaditano Jota Linares. Licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual en Málaga, cuenta ya con 6 cortometrajes a su espalda e incluso un videoclip rodado para la banda malagueña El País Musicano. Y todo esto sin haber cumplido ni 30 años. Durante los últimos 4 años ha sido finalista en la sección de Videocreación del Festival de Málaga de Cine Español (FMCE), llegando a conseguir en el 2008 el premio del público por Un cuento de hadas (2007).
Desde que con su primer corto, ¿A quién llevarías a una isla desierta? (2006) consiguiera el premio Andalesgai 2006 al mejor cortometraje andaluz, no ha parado de ver como sus trabajos eran seleccionados por multitud de festivales y consiguiendo premios como el premio del público del FANCINE 2008 de Málaga o el premio RTVA al mejor director joven andaluz. Con 3,2 (lo que hacen las novias) (2011) llevan más de 20 secciones oficiales y 4 premios conseguidos.
Aunque muchos de sus trabajos están rodados en Málaga no se lo pensó dos veces y ha salido fuera de Andalucía para poder seguir creciendo en su carrera. Su amistad con Sergio Mur, Marta Hazas y Juan Caballero le permitió, gracias a la promesa surgida tras una larga noche de cañas, contar con ellos para un cortometraje que marca un antes y un después en su filmografía. Además ha trabajado en proyectos de otros directores, como tercer ayudante de dirección en Desátate (2009) de Jesús Font y realizando el making-of de Los minutos del silencio (2009) de R. Robles Rafatal.
FILMOGRAFÍA DE JOTA LINARES
Cortometrajes
3,2 (lo que hacen las novias) (2011)
Placer (2008)
Varices (2008)
El hombre del saco (2008)
Una vez más (Videoclip del grupo El País Musicano)
Un cuento de hadas (2007)
¿A quién te llevarías a una isla desierta? (2006)
ARRANCANDO EN EL MUNDO DEL CINE
CulturamasCine: ¿Dónde crees que has aprendido más, en la universidad, trabajando con otros profesionales o cuando has tenido que levantar tus propios proyectos?
Jota Linares: Yo creo que aprendes de todo, es como una especie de pescadilla que se muerde la cola. Es cierto que en la facultad es donde menos conocimientos prácticos adquieres pero también es verdad que ahí es donde conoces, o al menos así ha sido en mi caso, a la gente que acaba siendo parte de tu equipo. Con ellos empiezas a experimentar al margen de las clases, a coger la cámara, a escribir, a poner en pie proyectos y una vez que arrancas a rodar, sobre todo en los primeros cortos amateurs, es cuando empiezas a aprender todo lo que no hay que hacer a base de equivocarte mucho. Esos primeros cortos, y esos primeros amigos de la facultad, son los que tienen que enseñarte a ser autocrítico contigo, casi de una manera feroz, para poner en marcha nuevos proyectos. Y, por supuesto, introducirte en el mundo del cine como parte del equipo técnico de un largometraje te da unas tablas que no te las va a dar ninguna facultad del mundo.
C.C.: Viendo tus trabajos se aprecia que no sólo te interesa recorrer siempre los mismos senderos sino que has ido probando con géneros y temas muy diversos. Antes de comenzar a trabajar en el mundillo, cuando sólo eras espectador, ¿qué tipo de cine te interesaba? ¿Qué cineastas crees que son tus máximos referentes?
J.L.: Como espectador soy muy agradecido, me encantan todos los géneros y a todas las películas intento sacarle algo positivo. Sí es verdad que me apasiona de manera especial el terror desde que era muy pequeño, creo que es un género muy menospreciado pero con unas posibilidades infinitas para hablar de la condición humana y sus miserias. Y no es un género en sí, más bien un subgénero, pero tengo una debilidad especial por las historias generacionales y aquellas películas que tratan el tema del paso de la adolescencia a la madurez. No sé si serán referentes en mis cortos o no, pero los directores que más me obsesionan y que más han marcado mi educación cinematográfica han sido Stanley Kubrick y Pedro Almodóvar. También me gusta muchísimo, aunque sólo ha dirigido cuatro películas, Sofía Coppola, y últimamente me estoy dejando llevar mucho por los nuevos directores que han surgido del panorama más independiente americano o francés, como John Cameron Mitchell o Francois Ozon.
C.C.: Las interpretaciones de los actores tienen mucho peso en tus cortometrajes. ¿Cómo te enfrentas al trabajo previo con los intérpretes para que consigan mostrar lo que tú quieres?
J.L.: Tengo muchísimo respeto por el trabajo del actor, creo que están hechos de otra pasta y que no se valora lo suficiente la manera en que se exponen públicamente para dar vida a sus personajes. Yo intento hablar mucho con ellos, responder a todas las preguntas que les puedan surgir sobre sus papeles, orientarlos un poco pero también darles mucha libertad si veo que han captado bien lo que yo quiero que transmitan. Si confías en ellos y les dejas hacer es bastante probable que acaben enriqueciendo el rodaje con cosas que ni tú mismo sabías que estaban ahí.
C.C.: En algunos casos tus intérpretes se desnudan no sólo a nivel emocional sino también físico. Siempre se pregunta a los actores cómo se siente a la hora de rodar este tipo de escenas, pero me gustaría conocer cómo se siente el director a la hora de rodar esas escenas.
J.L.: Respecto al rodaje de las escenas más íntimas, creo que no hay que darle más importancia que a las otras escenas; llegas y las ruedas sin que nadie note lo ridículo que es estar grabando una situación tan íntima que es fingida y mientras te rodean y te miran treinta personas.
C.C.: Además de dirigir eres responsable de tus propios guiones. ¿De dónde te suele venir la inspiración para elegir una historia u otra?
J.L.: Las historias suelen aparecer en el momento más inesperado. Un cuento de hadas (2007) surgió de un sueño que tuve en el que las prostitutas estaban aseguradas, eran legales e incluso podían tener becarias entre sus filas. Varices (2008) se me ocurrió en un momento en que varios amigos, y yo mismo, nos enfrentábamos a la pérdida de personas muy importantes para nosotros y surgió la necesidad de buscar una respuesta para eso. Placer (2008) está íntegramente basado en las experiencias de mi grupo de amigos, incluso la casa rural donde se rodó es la misma donde mi pandilla y yo nos reunimos.
C.C.: Es de justicia resaltar que en las tareas de guión en ocasiones compartes la responsabilidad con otros guionistas como Paco Anaya. ¿Cómo valoras la experiencia de controlar la historia al 100% frente a los guiones que escribes con otros?
J.L.: Me gusta escribir solo pero disfruto mucho más cuando lo hago con Paco, no sólo porque es mi amigo sino porque nos complementamos a la perfección, él tiende a la comedia y yo al drama y así nos encontramos en un camino intermedio.
C.C.: Naces en Cádiz. Te formas principalmente en Málaga, y aquí ruedas tus primeros trabajos. Estando el meollo del mundillo del cine en ciudades como Madrid o Barcelona, ¿cómo das el paso de ir a Madrid para progresar en tu carrera? ¿Qué escollos te encuentras en esto? ¿Es un hándicap venir de Andalucía para ir abriéndose paso?
J.L.: Creo que irse a Madrid es un paso importante y necesario en nuestra profesión, quizás no es necesario vivir en la capital pero sí tener un pie dentro para ver cómo son las cosas allí, no sólo porque es donde se mueve todo sino también porque en la capital te das cuenta del altísimo nivel que hay en el mundo del corto. Irme a Madrid me hizo tomar consciencia de lo mucho que tenía que trabajar para llegar al nivel que se exige en el circuito profesional, sin dar ese paso nunca hubiera podido rodar 3,2 (lo que hacen las novias) (2011). Venir de Andalucía no es ningún hándicap, al contrario, yo estoy muy orgulloso de decir que mis cortos son trabajos andaluces y mi obsesión es rodar mi primera película en mi tierra como parte de un nuevo cine andaluz.
REVISANDO LA FILMOGRAFÍA DE JOTA LINARES
C.C.: Con tu primer cortometraje, ¿A quién llevarías a una isla desierta? (2006) consigues que se exhiba en varios festivales españoles e incluso consigues el premio al mejor cortometraje español en el Festival de Cine Gay Lésbico Andalesgai 2006. ¿Qué supuso para ti poder ver en una sala con otros espectadores un trabajo firmado por ti? De los errores se aprende bastante, ¿qué te enseñó este primer trabajo?
J.L.: ¿A quién te llevarías a una isla desierta? (2006) es el trabajo al que más cariño le tengo, es como la madre que quiere más al hijo más débil y frágil. Fue un corto hecho sin dinero, con un equipo de apenas diez personas entre actores y técnicos, sin iluminación y sin ninguna otra intención que fuera pasárnoslo bien. Y acabó siendo un corto que estuvo en festivales de cine muy importantes, que se llevó el premio Andalesgai al mejor corto español y que me dio el lujo de ver por primera vez un corto mío en una pantalla de cine. De ¿A quién te llevarías a una isla desierta? (2006) aprendimos muchas cosas, que un rodaje necesita estar bien planificado y no lanzarse a la locura como hicimos nosotros, porque a veces nos puede salir bien (como fue nuestro caso) pero lo más probable es que nos estrellemos. Aprendimos todo lo que no hay qué hacer en un corto pero ahí está, fue nuestro comienzo.
C.C.: Como parte de la asignatura de Realización Audiovisual 2007/2008 de Comunicación Audiovisual diriges un videoclip de la banda malagueña El País Musicano. Los planos de la banda actuando están acompañados por una historia que es en sí como un cortometraje sin diálogos. ¿Te supuso mayor dificultad a la hora de contar una historia donde los protagonistas no podían hablar? Para ese cortometraje recuperas personajes de Romantic On de Juanje Vargas. ¿Cómo nace esa colaboración? Como último punto me sorprendió ver la antigua casa vieja de Guadalmar, que ya Antonio Banderas eligió para rodar una escena de El Camino de los Ingleses (2006). ¿Qué os lleva a usar localización para la historia?
J.L.: El videoclip fue un trabajo universitario y tengo un recuerdo muy especial del rodaje. Éramos un grupo de veinte personas que ya habíamos rodado, también como un trabajo para la misma asignatura, un corto de ficción, Romantic On (2008) que dirigió y protagonizó el gran Juanje Vargas. Se nos ocurrió la idea de usar el videoclip como si fuera la banda sonora del corto y así escogimos a los mismos protagonistas interpretando a los mismos personajes. Los chicos de El País Musicano, que son muy grandes, hicieron el resto. Lo de la localización fue pura casualidad, a pesar de lo muy fan que soy de El camino de los ingleses (2006). Necesitábamos una casa abandonada y las que vimos que nos gustaron no eran lo que se dice seguras para el equipo, así que nos decantamos por Guadalmar donde sabíamos que no tendríamos problemas.
C.C.: Es muy sorprendente ver en un trabajo tan temprano como Un cuento de hadas (2007) unos títulos de créditos tan conseguidos, una presentación de personajes tan sorprendente y que la música apoye tanto a la historia. Es indudable el buen hacer técnico a muchos niveles. Cuéntame como se gestó ese proyecto y cómo conseguiste reunir a los artífices de tan buen resultado final.
J.L.: Como he comentado antes, la idea surgió por culpa de un sueño donde un grupo de prostitutas, legalizadas y cotizando en la seguridad social, contratan a una becaria. De esa delirante idea me quedé con un personaje, el de la becaria, y el resto surgió como un homenaje a las madres solteras que son capaces de todo por sus hijos. Se lo quería dedicar a mi madre, que me crió soltera, y a todas esas súper mujeres como ella.
Una cosa llevó a la otra, se me ocurrió mezclar madres con súper heroínas y todo lo demás vino rodado. Yo estaba estudiando tercero de comunicación audiovisual y mis amigos y yo estábamos locos por rodar, nos lanzamos de cabeza a hacer Un cuento de hadas (2007) por el simple gusto de grabar y aprender sin presiones.
C.C.: “Nunca trabajes con niños, con animales o con Charles Laughton” decía Alfred Hitchcok. Tanto en Un cuento de hadas (2007) como en El hombre del saco (2008) rodaste con niños. ¿Cómo fue tu experiencia con ellos? En Un cuento de hadas (2007) consigues equilibrar una historia tan dura en un entorno con la prostitución con algo tan opuesto como un cuento de hadas. La violencia se suaviza con una nana. ¿Fue muy complicado conseguir ese equilibrio? Esa escena donde el niño protagonista hable su mochila para compartir con las prostitutas que lo están cuidando unos zumitos me pareció no sólo un acierto y otra muestra de ese equilibrio, sino uno de los momentos más tiernos y brillantes de la historia.
J.L.: Trabajar con niños es una pasada, es como jugar y dejarte llevar. Conseguir el equilibrio en Un cuento de hadas (2007) no fue difícil pero sí fue extraño porque Sergio, el niño protagonista, no sabía realmente de qué iba el corto por la dureza y sordidez del tema así que todo el equipo tuvimos que introducirle en un juego como el que su personaje vive en la ficción. Facilitó muchas las cosas que la actriz que interpretaba a su madre, Mariví Carrillo, fuera su madre en la vida real.
C.C.: Con El hombre del saco (2008) das un nuevo giro y nos ofreces una historia de verdadero terror. Nuevamente la música juega un papel primordial a la hora de reforzar la historia, donde lo terrorífico es más intuido que mostrado. ¿Qué tal fue tu experiencia haciendo un cortometraje de género? ¿Te apetece repetir?
J.L.: Rodé El hombre del saco (2008) porque estaba a menos de un año de terminar la carrera y me apetecía disfrutar todo lo posible rodando con mi equipo, sabía que cuando termináramos la universidad nos separaríamos y quería disfrutar con ellos.
A mí me apasiona el terror, me parece el género más difícil de hacer y el más menospreciado por crítica y público. Me lancé con la historia de El hombre del saco (2008) porque me apetecía rodar algo que como espectador me vuelve loco. Pero descubrí que para hacer terror hay que tener muchísimo talento y yo no tengo el necesario para producir miedo y angustia con las imágenes.
C.C.: Con Varices (2008) consigues el premio del público al mejor cortometraje en el FANCINE 2008 y además consigues el premio RTVA de la Asociación de Festivales al mejor director joven andaluz. ¿Qué suponen para ti esos premios que ya no sólo señalan la obra en conjunto sino tu aportación en concreto?
J.L.: Yo soy muy andaluz, me encanta mi tierra e intento rodar mis historias aquí, me encantaría que un día se hablará de una nueva generación de directores andaluces que han sido capaces de poner en pie un nuevo tipo de cine en el sur.
Por eso el premio al mejor director joven andaluz me hizo tanta ilusión, lo confieso. Probablemente sea el galardón que me han dado que más feliz me ha hecho.
C.C.: Enhorabuena por el nivel conseguido con Placer (2008). Además de contarnos tres historias entrelazadas, donde ninguna se queda atrás con las demás, técnicamente es muy interesante por los encuadres de los fotogramas y esa cámara en mano para acercarnos a unas historias tan íntimas. Los personajes están muy bien defendidos por un grupo de actores muy valientes y generosos que se entregan a la historia sin ningún tipo de censura. ¿Te costó convencerlos para rodar esas escenas?
J.L.: Las escenas de sexo ya estaban en el guión que los actores se leyeron así que aceptaron sabiendo que no iba a ser un corto fácil. Los siete actores fueron un regalo, se entregaron con una generosidad apabullante, se dejaron la piel en los ensayos y levantaron ellos solos el corto. Placer (2008) no se puede concebir sin Laura Artolachipi, Juan Caballero, Maggie Civantos, Chico García, Ignacio Mateos Vivancos, Sergio Ocón y Noemí Ruiz.
C.C.: Dentro del cortometraje podemos ver una recreación de Casablanca (1942) rodada por ti, ¿te planteaste en algún momento rodar también las escenas de la cinta porno? Hay un grupo de cineastas que están incluyendo sexo real dentro de sus películas sin ser películas pornográficas (por ejemplo Shortbus (2006) de John Cameron Mitchell, 9 Songs (2004) o el cortometraje I want your love (2010) de Travis Mathews que puede recordar a uno de los pasajes de Placer (2008)). ¿Te apetecería seguir sus pasos?
J.L.: Me encanta Shortbus (2006) y me impactó muchísimo, para bien, I want your love (2010) pero no me veo capaz de rodar sexo explícito, no lo veo necesario. Creo que el cine tiene una parte maravillosa que se basa en la ficción, en hacer pasar por reales cosas que no lo son. La imaginación del espectador al tener que imaginarse cosas que pasan tiene un poder brutal y fascinante, y pienso que el mostrar sexo explícito puede arruinar buena parte de esa fascinación. Por ejemplo, 3,2 (lo que hacen las novias) (2011) no muestra un solo desnudo y la única escena sexual se muestra a través de los ojos de uno de los personajes. Y, comparándolo con Placer (2008) que sí tiene desnudos físicos, muchos espectadores me han comentado que 3,2 (lo que hacen las novias) (2011) es mucho más violento y excitante al tener que imaginarse lo que está pasando.
C.C.: En 3,2 (lo que hacen las novias) (2011) vuelves a centrar a los personajes en un trio sexual donde hay mucha conflicto emocional y afectivo alrededor. Es indudable no acordarse del penúltimo capítulo de Placer (2008) donde también hay otro trio sexual mezclado con problemas de índole afectivo. ¿Cómo nace la idea de este cortometraje? Cuentas con dos actores muy conocidos por el público por sus trabajos en televisión como son Marta Hazas y Sergio Mur. ¿Fue más complicado trabajar con ellos que con otros actores menos conocidos?
J.L.: La idea de este corto, coescrito junto a Roberto Pérez Toledo, nace de la idea de utilizar un trío sexual para hablar de cosas que poco o nada tienen que ver con el sexo. Me interesaba mucho explotar ese lado oscuro de los personajes, ponerlos en una situación incómoda, hacerles sacar lo peor de ellos para desnudarlos por completo y hacerles enfrentarse a sus errores y aciertos. Me apasionaba, después de un rodaje tan complicado y tan caro como el de Placer (2008), volver a algo tan sencillo como es un equipo mínimo, una cama y tres actorazos. Con Sergio Mur, Marta Hazas y Juan Caballero fue todo muy fácil, existía una amistad previa con ellos y eso facilitó mucho el hecho de que confiaran ciegamente en mí para meterse en un berenjenal tan complicado como el de 3,2 (lo que hacen las novias) (2011).
PARTICIPACIÓN EN EL FMCE
C.C.: El cortometraje parece estar abocado a moverse exclusivamente por festivales. ¿Crees que habría otras posibilidades para que el cortometraje llegara a más público?
J.L.: Internet está siendo una herramienta brutal para que el corto llegue al público más mayoritario. Hay grandes obras maestras en miniatura que están a un solo clic del ratón del ordenador. Y en las grandes ciudades se está apoyando muchas iniciativas que acercan el corto a los espectadores sin necesidad de festivales de cine. Por ejemplo, nosotros proyectamos 3,2 (lo que hacen las novias) (2011) el pasado 14 de julio en el mítico Cine Capitol, en la Gran Vía madrileña, dentro de la iniciativa Córtate que selecciona cortometrajes para ser vistos en pantalla grande una vez al mes por un precio simbólico de 2 euros. Y la gente responde genial, todas las ediciones de Córtate han agotado las entradas.
C.C.: Durante cuatro años seguidos has competido en la sección de Videocreación del Festival de Málaga. Con Un cuento de hadas (2007) conseguiste el Premio del Público del 11FMCE (2008). ¿Qué tal viviste el ser premiado en tu tierra?
J.L.: Fue un premio que llegó en un momento muy duro, lleno de dudas, así que vino como caído del cielo. Yo soy gaditano pero Málaga es mi ciudad desde hace muchos años, ser premiado en un Festival de Cine al que he asistido durante tantos años como espectador fue un lujo, me sentí un privilegiado.
C.C.: Con 3,2 (lo que hacen las novias) (2011) volviste a competir en la sección de Videocreación aunque perfectamente podría haberse programado en la sección de Cortometrajes a concurso. ¿Crees que para los cineastas malagueños es más complicado acceder a esa sección y están abocados a competir en Videocreación?
J.L.: Es uno de los grandes errores del festival que sigue sin corregir a pesar de las críticas que recibe año tras años. Se excluye a los trabajos malagueños y se les margina en videocreación simplemente por ser de la tierra. Este año, cortos como Terapia de choque (2010) de Salvador Martos o El jinete austero (2010) de Nacho Albert podían haber competido perfectamente en la sección oficial de cortometrajes, tenían calidad más que de sobra para estar allí e incluso ganar.
C.C.: Con 3,2 (lo que hacen las novias) (2011) estás consiguiendo multitud de premios y acceder a festivales tan importante como el Festival de Cine de México que es uno de los elegidos por la Academia de Hollywood para visionar posibles candidatos al Oscar al cortometraje, eso sin olvidar tantos premios que estáis consiguiendo. ¿Cuándo rodabas el corto imaginabas ya la dimensión que podría tener? ¿Qué premios te han hecho sentir más orgulloso de recibir?
J.L.: Rodar un corto pensando en la posible repercusión que va a tener es un error monumental. Nosotros simplemente hicimos el mejor trabajo que supimos hacer, era una historia muy visceral que sacamos de dentro sin ningún tipo de censura y de la mejor manera que pudimos. Obviamente estamos muy contentos con el éxito del cortometraje, no tanto con la absurda polémica que está generando en algunos certámenes donde hemos sido objeto de censuras o de incluso prohibiciones, algo que nunca hubiera pasado hace sólo un par de años. Y respecto a los premios, los que más orgulloso me han hecho sentir han sido los que se han llevado gente del equipo por su labor en el corto: Marta Hazas (premio a la mejor actriz en el XV Festival de Cortometrajes La Fila, en Valladolid), o Manuel Pérez Pavón (premio a la mejor dirección de fotografía en el VI Certamen de Cortometrajes Cesur en Corto). Ver cómo premian a profesionales que son amigos y que se han dejado la piel en tu corto, eso es algo que hace que merezca la pena todo lo malo que tiene embarcarse en el rodaje de un cortometraje.
C.C.: Casi todos tus cortos podría crecer y convertirse en largometrajes. En el momento que pudieras rodar tu primer largometraje, recuperarías algún corto o preferirías un material nuevo?
J.L.: Durante un tiempo fantaseé con que mi primer largo fuera una versión larga de uno de mis cortos. Pero ahora veo que eso, por mi parte, sería un error. Las historias de los cortos ya han sido contadas y están ahí, el espectador ya puede verlas y decir si le gustan o no. Mi primera película será un material original, una nueva historia, nuevos personajes y, probablemente, una mezcla de géneros.
Podéis además leer la crítica de Alejandro Contreras sobre su último cortometraje: 3,2 (lo que hacen las novias) (2011)