Lobo

Lobo

Unas memorias falsas


Jim Harrison

Errata Naturae

 

Vuelve uno de los más grandes escritores norteamericanos de todos los tiempos con una novela salvaje en todos los sentidos de la palabra.

En 1970, Jim Harrison tiene la edad con la que murió Cristo y lleva encima la cruz del alcoholismo y la depresión. Primero perdió un ojo y luego a su hermana del alma y a su padre, arrollados por un conductor borracho. Está cansado de ganarse el pan dando clases de Literatura a chavales pijos de la Costa Este, de modo que lee a Lorca y a Rimbaud como si la vida se le fuera en cada verso y sale a pescar a lugares remotos como si así pudiera alejarse de sí mismo. Hasta que un día tiene un accidente en la montaña: cae por un acantilado y se destroza la columna vertebral. Deberá guardar cama durante meses y no está claro que vuelva a caminar. Podría ser el final.

O el principio. Harrison pasó los dos meses siguientes postrado y escribiendo día y noche en la vieja Remington de su padre. El resultado fue Lobo, una novela arrolladora, furiosa y bellísima, por momentos brutal, y lúcida en cada línea. En palabras del propio Harrison, Lobo (subtitulada Unas memorias falsas) «es la historia de un hombre joven que ha hecho demasiadas imbecilidades en su vida y se retira a los bosques para encontrarse a sí mismo y, sobre todo, para encontrar un lobo». En ella descubrimos los grandes temas del mejor Harrison: la celebración de la naturaleza y la crítica a la degradación del mundo salvaje bajo el imperio del capital, los personajes heridos de muerte por la soledad, eternos vagabundos y marginales, desencantados con el progreso de una civilización ciega y enfebrecida, que buscan en el whisky, la marihuana y el sexo al menos un instante de sosiego. Pero lejos de idealizar esa naturaleza en la que parece refugiarse, Harrison hace brotar de sus profundidades toda la violencia y el miedo que alberga su alma. Un lobo siempre será un lobo.

 

«Jim Harrison hace honor como pocos al gran arte ancestral de contar historias».
Raymond Carver

«Harrison porta en sí mismo la semilla de la inmortalidad».
The London Sunday Times

«Jim Harrison es uno de los mejores escritores de su generación».
The New Yorker

«A Jim Harrison las historias se le caían de los bolsillos. La fecundidad de su literatura trae a la memoria los grandes nombres de la gran épica continental, tan ligada al territorio y al paisaje, como Herman Melville o Wallace Stegner. Esa épica de la vastedad y del hombre inscrito en su seno, animal ínfimo pero sublevado, como un Prometeo levantiscón».
Ricardo Menéndez Salmón, La Nueva España

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