REDACCIÓN.

Escribía sobre historias reales que no se estaban contando: sobre estadounidenses mal pagados y con exceso de trabajo; de vivir con cupones para comer; de los programas del gobierno que proporcionan vivienda, pero que acaban siendo casas de transición; de los distantes funcionarios que la llamaban afortunada por recibir ayudas públicas. Escribió para recordar su lucha y para acabar con los estigmas profundamente arraigados a los trabajadores pobres.
En Criada, Land explora la realidad que hay detrás de estar al servicio de la clase media alta de los Estados Unidos: «Me convertía en un fantasma sin nombre». Sin embargo, a medida que comienza a descubrir la vida de sus clientes, sus debilidades, su tristeza, su amor, comienza a encontrar esperanza en su propia situación.