Eddie Cochran, un pionero con tupé rubio
Hablar de Eddie Cochran es hacerlo de una de las primeras piedras sobre las que se edificó el templo del rock and roll. En él convergen algunas de las principales premisas de ese movimiento que, en el momento de su aparición, estaba iniciando su despegue y aún no estaba del todo definido. A principios de los 50 Bill Haley había dando un paso adelante en la evolución de la música tradicional de la América blanca reforzando la sección rítmica de su banda e introduciendo solos de guitarra influidos por el r’n’b, aunque no seria hasta 1954 cuando, con la grabación de “That’s all right, mama”, Elvis da el pistoletazo de salida a un género que consiguió que por primera vez en Estados Unidos blancos y negros fueran realmente de la mano. Acababa de iniciarse la revolución del rock
Por sorprendente que ahora pueda parecer cuando surge el rock and roll la separación entre la música negra (blues) y la blanca (country) es tan grande que, ni existían músicos que tocasen un estilo distinto al que racialmente les correspondía, ni el público asistía a espectáculos que no se ajustasen a esos parámetros. Sucede que la juventud norteamericana de después de la segunda guerra mundial empieza a revelarse contra esos clichés y, si en el cine Marlon Brando y James Dean se convirtieron en el espejo en el que mirarse, en la música ese reflejo lo buscaron en esos ritmos más acelerados que horrorizan a sus padres y que en algunos casos interpretan negros (Chuck Berry, Little Richard o Bo Diddley). Los artistas blancos (Elvis, Jerry Lee Lewis o Haley) no tienen problemas en versionar a los clásicos del blues y copiar la forma de cantar y vestir de los negros, mientras que estos blanquean el contenido y la forma de arreglar sus canciones para tratar de conquistar a un público que, a priori, se podía antojar imposible y que acabó rendido a sus pies.
Pero cuando esa primera generación aún no había terminado su propia evolución ni perfilado su estilo, ya empezaban a surgir un nuevo grupo de artistas muy jóvenes cuya principal influencia ya eran ellos que, sin saber cual era el suyo, les habían marcado el camino por el que debían ir… En esa segunda generación de pioneros que se funde y confunde con la primera, nos encontramos a Buddy Holly, los Everly Brothers, Richie Valens, Carl Perkins, Johnny Cash y por supuesto Eddie Cochran.
Eddie empieza a tocar en bandas de hillbilly en 1954 pero, hasta que al año siguiente conoce a Jerry Capehart (famoso compositor y desde entonces compañero inseparable) que le lleva a un concierto de Elvis en Dallas y anima a cambiar de estilo, no se decide a girar hacia el rock and roll. Empieza haciendo versiones de Presley, Berry o Ray Charles aunque la elegida para su primera grabación fue el ya clásico «Skinny Jim» que en un primer momento fracasó comercialmente. Gracias a que Jerry mueve ese sencillo por las principales discográficas, consigue un contrato con Liberty que edita su primer single en verano de 1957. En los siguientes años, mientras su popularidad va creciendo poco a poco, continuara grabando singles, actuando sin parar por todo Estados Unidos y participando en varias películas, una de las cuales le salvó la vida ya que, como coincidía con su rodaje, renunció a participar en la gira en la que Holly, Valens y Big Bopper perdieron la vida al estrellarse la avioneta en la que viajaban.
La influencia de Cochran sobre los músicos de rock and roll coetáneos y los del rock posteriores es indiscutible, no solo en el plano de la actitud (el tupé, la forma de vestir, la provocación, llevar la vida al límite…) si no también en lo que se refiere a los arreglos de las canciones, la estructura de los solos de guitarra, la utilización de recordings, la voz ronca forzada, la preponderancia de la batería, las partes habladas, el doblaje de pistas… que, una vez pasados por su coctelera, generaban un sonido marcado por la urgencia y un salvajismo intencionado y buscado. Probablemente él fue, junto a Gene Vicent, el que dotó al rock and roll que hacían los blancos de una autonomía estilística frente a la influencia negra de los pioneros de los primeros 50, iniciando así la búsqueda de lo que se llamó rock autentico.
Pero esa generación estaba tocada por la fatalidad y Cochran no podía escapar a ella. Y mientras Johnny Cash se hunde en el alcoholismo, Jerry Lee Lewis arruina su carrera al casarse con una menor, Holly, Valens y Big Bopper mueren en un accidente, Chuck Berry pisa la cárcel por mezclarse en asuntos turbios, Elvis es acusado de atentar contra el pudor y se libra de una inculpación de daños y lesiones, Little Richard no soporta la presión e ingresa en una orden religiosa o Gene Vicent inicia su camino hacia la auto destrucción, él vive con el presentimiento de que algo le va a ocurrir como a su amigo Buddy… Todas estas circunstancias, unidas a la primera invasión británica de principios de los 60 que llegó de la mano de The Beatles, hizo que el rock and roll empezase a decaer y dejase de ser el ritmo que representaba a los jóvenes rebeldes en favor de los sonidos que llegaban de Europa
La mañana del 16 de abril de 1960 el taxi en el que viajaba junto a su novia Sharon Sheeley (destacada compositora de temas de r’n’r) y Gene Vicent camino del aeropuerto para regresar a casa tras una gira por Inglaterra, sufre un reventón y se estrella contra una farola. Sus acompañantes reciben golpes de diversa consideración pero Cochran sale disparado por el parabrisas y acaba tendido en el suelo. En la madrugada del día siguiente, con tan solo 21 años, muere en el hospital St. Martin’s de Bath a causa de las heridas. Curiosamente en esos días una canción suya se encontraba en los puestos más altos de las listas de éxitos, su título “Three steps to heaven”… En su tumba reza el siguiente epitafio
En nombre de los que han vivido
más que sus apenas 21 años,
amaron sus mismos sueños,
sintieron suyo ese rock and roll,
música por la que él murió,
y sufren aún hoy porque
a él le fue negado todo, Eddie:
¡Tú no has vivido en vano!