Palabra de Tàpies
Por Raúl Fernández de la Rosa.
Estos días, caminando por Roma, he tenido una extraña sensación al ver el bigote de Dalí por todas partes: como si el tiempo y el espacio se fracturasen. Sentía su voz y veía sus gestos desde mi infancia, volviendo yo a mi tierra, él a la vida. No recuerdo quién -ni bien- dijo, nadie muere del todo mientras permanece en la memoria. Por eso un artista nunca deja de ser, sino que deja una memoria personal.
Claro está que, el arte pertenece al mundo, y por ende su autor. Pero nadie podrá negar que compartir una Historia, una sociedad y un tiempo crea un sentimiento de, llamémoslo, hermandad. Porque se es de los mismos padres. Así, estas sensiblerías surgen claras con la distancia. La cadena lógica me llevó a Tàpies.