Por Ángel Domingo. Lanzar tu mensaje en menos de lo que duran una cuña de radio o un spot televisivo. Promocionar tu película, incluso tu marca personal, aprovechando esos segundos de gloria que paladean los ganadores de un Goya parecía ajeno a los galardonados del domingo. Las academias de cine organizan el circo, seamos sinceros, con el marketing entre ceja y ceja pese a la excusa del reconocimiento profesional y artístico. Lo mismo que este o aquel certamen literario. Que se lo pregunten a La Soledad, desconocida hasta su triunfal noche en la gala de 2008, o a los productores de la exultante Pa negre, sin apenas distribución hasta el domingo.
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