Las tíbias cruzadas. Skeleton Creek III
Las tíbias cruzadas. Skeleton Creek III de Patrick Carman. Madrid, Editorial Bruño, 2011. 232 pp., 15.00 €.
Por Miguel Luis Sancho.
Como en entregas anteriores de la saga SKELETON CREEK, su última novela Las tibias cruzadas presenta dos caras complementarias e indivisibles, como el anverso y el reverso de una moneda.
Por un lado, se trata de una obra innovadora y vanguardista, ya que rompe las fronteras del libro tradicional, al incluir contenido multimedia. La novela combina la escritura del Diario de Ryan, que el protagonista escribe desde su casa, con los vídeos que su amiga Sarah graba por distintas localizaciones y que el lector debe ver a través de una página de Internet. Además sus páginas incluyen numerosos correos electrónicos y mensajes de móviles, que los personajes intercambian continuamente. Lo que da a la novela un aire muy moderno y muy cercano a los jóvenes, amantes de la Tecnología.
Por otro lado, se trata de una obra clásica. En el fondo Las tibias cruzadas es una historia de fantasmas, una novela de misterio, con pinceladas de terror. El autor no se sale en ningún momento del género, sino que se encuentra muy a gusto dentro de él. La intención del libro es crear suspense, dar miedo, tener intrigado al lector hasta final. En eso el autor norteamericano Patrick Carman es un maestro. Para ello emplea numerosos motivos típicos del género: sectas secretas y misteriosas, desaparecidos fantasmas que regresan, nombres en clave (“El Apostol” o “El Cuervo”), ambientaciones nocturnas, viejas grabaciones, lugares embrujados, mapas del tesoro, acertijos y calaveras, galerías subterráneas…
Con respecto a otras entregas, el autor ha incluido algunos cambios, que dan más intensidad a la obra. La acción, por ejemplo, se sitúa en verano y los habitantes de Skeleton Creew padecen una fiebre derrochadora, gracias al oro encontrado en la draga. Los protagonistas están separados por cientos de kilómetros, ya que los padres de Sarah han decidido abandonar ese pueblo maldito. Su amistad parece en principio debilitada, aunque la pasión por la aventura volverá a reunirlos.
El núcleo de la novela es “el Acertijo de la Calavera”, que Ryan ha encontrado en un sobre olvidado y que los protagonistas inevitablemente deberán resolver. De forma paralela, Sarah tiene que realizar un curso de Cine, por lo que se embarca en un largo viaje desde Boston hasta Los Ángeles. Durante el trayecto, se dedica a grabar documentales y a estar detrás de la cámara.
Asimismo, la novela deja de transcurrir exclusivamente en Skeleton Creek para desarrollarse en otros lugares “mágicos” o “embrujados” de Norteamérica, donde suceden hechos sobrenaturales: un cementerio abandonado de Chicago, el aula 311 de un instituto de Springfield, un hotel embrujado de Texas, la legendaria mansión de los Winchester… Además, se profundiza bastante en la historia de la secta de Las tibias cruzadas, ampliando su significado y vinculándola con el origen de los EEUU.
Como lector, lo que me parece mejor del libro es cómo Patrick Carman maneja la trama, cómo dosifica la información. El autor es un excelente guionista. A través de los vídeos y los descubrimientos que va realizando Sarah, Ryan va resolviendo el Acertijo de la Calavera, pero al mismo tiempo lo va haciendo el lector. Además, la novela está escrita con un lenguaje ágil y directo, con predominio de frases cortas y vocabulario coloquial, lo que facilita enormemente su lectura. Gran parte del éxito en español, sin duda, se debe a la labor de traducción.
En resumen, un libro muy atractivo y moderno. Pero, al mismo tiempo, una historia de fantasmas clásica, que hará pasar a todos una emocionante sesión de lectura.