«NADA»: Entretenida, divertida y disfrutable, pero….
Por Gerardo Gonzalo.
Nada es una miniserie argentina de 5 episodios, estrenada en 2023 en Disney, que transcurre en Buenos aires y que nos cuenta la historia de un veterano crítico gastronómico, llamado Manuel Tamayo Prats. Una especie de dandi, un bon vivant fuera de su tiempo, maniático y provocador, al que observamos en la relación con su entorno, sus amigos, amas de llaves y su día a día lleno de manías y dependencias.
Los creadores y directores de la serie, Mariano Cohn y Gaston Duprat, directores de películas como El ciudadano ilustre (2016) o Competencia oficial (2021) o creadores de series como El Encargado (2022) o Bellas Artes (2024), trazan en esta ocasión un retrato centrado en dos personajes principales, por un lado el excéntrico crítico gastronómico interpretado por Luis Brandoni y por el otro la ciudad de Buenos Aires, retratada con pasión y convertida en un eje recurrente sobre el que gravita la historia.
Cohn y Duprat ya han transitado en otros trabajos por este estilo irónico, satírico y desmitificador en el que se intercalan entornos elitistas con situaciones disparatadas. En esta ocasión, emplean un tono más nostálgico, sobre la vida y el día a día de un personaje crepuscular, pero lleno de vida, que parece ocupar un tiempo y un lugar que no le corresponde.
Una original tragicomedia sustentada en la portentosa interpretación de su protagonista, Luis Brandoni. Su discurso, forma de decir el texto, compostura y presencia, le convierten en una especie de Buster Keaton parlanchín e irreverente que como espectador, uno no deja de disfrutar en cada una de sus intervenciones, por lo hilarante de las situaciones y el hieratismo e ironía con que las enfrenta, aunque sin por ello renunciar a alguna que otra salida desaforada (no deja de ser un Buster Keaton sonoro y en versión latina)
Junto a él, sus dos amas de llaves son el contrapunto real y pragmático a este personaje quijotesco que se mueve en un Buenos Aires cada vez más hostil para él, pero que recorre en la búsqueda de platos de comida que le emocionen.
Sus diálogos, diatribas, críticas gastronómicas y comentarios en general, son originales, cuando no desternillantes, puestos en boca de un Brandoni enorme, que sustenta la serie bajo sus espaldas interpretativas a lo largo de casi toda su duración. Y aquí viene el problema, en este “casi” ya que como apéndice, incursión, extra, o no se como llamarlo, aparece Robert de Niro. Una especie de narrador que a mi, tanto por su presencia distante en relación al carácter de la serie, como por su personaje, recitador de expresiones y tópicos bonaerenses, me saca algo de la historia.
En cierta manera, el final no muy atinado de esta ficción, creo que tiene que ver con el protagonismo en el capítulo final de un personaje, el de De Niro, que rompe el tono de la historia y que en el espectador más que provocar un efecto complementario y enriquecedor del rol protagónico de Brandoni, hace que pensemos, “anda mira, si sale Robert de Niro en esta serie argentina”.
También en el debe, señalaría que su brevedad no propicia el conveniente desarrollo de algunos personajes y sus relaciones entre ellos, lo cual resta emoción y verosimilitud a esos vínculos creados, que realmente no hemos contemplado y no han llegado a afianzarse con esa intensidad
En cualquier caso, si quitamos el efecto disruptivo De Niro, la serie me ha gustado, me ha entretenido, me he reído con algunas de las situaciones y he disfrutado con la brillantez de muchos de sus diálogos.
Una ficción breve, original, divertida, de muy buena factura visual, que creo que en conjunto merece la pena ver, aunque eso sí, no lo hagan con mucha hambre, ya que salivarán con algunas de las presentaciones y elaboraciones culinarias que salen en pantalla.