Emilio ´Caracafé´ y Raimundo Amador en El Alameda
Por Eduardo Suárez Fernández-Miranda
Al igual que otros espacios elegidos por la Bienal de Flamenco de Sevilla para ubicar la espléndida programación de su XXIII Edición, la actuación de Emilio ‘Caracafé’ y Raimundo Amador se situó en un lugar emblemático de Sevilla: La Alameda de Hércules. Es sus proximidades se encuentra el Teatro Alameda, un recinto que en el siglo XIX formó parte del Convento de San Clemente, un edificio muy bien conservado en la actualidad y en el que hace años se podía disfrutar de la representación, en su órgano histórico, de la leyenda de Becquer: Maese Pérez el Organista.
El Teatro Alameda se inauguró en 1987 y, desde entonces, ha servido de escenario para infinidad de actuaciones, teniendo a los jóvenes como sus más asiduos espectadores. En esta ocasión, la Bienal de Flamenco de Sevilla presentó un heterodoxo programa flamenco: Por un lado, Emilio Caracafé, hijo de ‘Las Tres Mil’ una de las zonas más pobres de Sevilla, pero que, sin embargo, de sus calles han salido grandes artistas. El guitarrista sevillano, que como se ha dicho, simboliza “la sencillez, la generosidad, la creatividad y la fantasía”, ha colaborado con grandes figuras del flamenco, como Niña Pastori, Pepe de Lucía, hermano del genial guitarrista, o Manuel Molina. También colaboró con Pata Negra, el legendario grupo de los años ochenta liderado por Raimundo Amador.
La primera parte del concierto tuvo a Emilio ‘Caracafé’ como protagonista absoluto, con su particular forma de tocar la guitarra flamenca, no como otros guitarristas clásicos, sentados en la silla en actitud estática, deseando ponerse de pie y expresar su arte flamenco. Le acompañaban en su actuación Guillermo Manzano al cante, Bobote y Torombo a las palmas y al baile y Dr. Keli a la percusión. Todos pertenecientes a las Tres Mil Viviendas, salvo Dr. Keli, que es trianero, aunque bromeaba ‘Caracafé’, le habían empadronado en las Tres Mil.
‘Caracafé’ es, como muy acertadamente se ha dicho, “un guitarrista con carácter propio; se le nota hasta en la forma con que mueve la guitarra mientras toca, cómo deja suspendidas las cuerdas buscando aire o cómo interpretó de pie las bulerías metiéndole creativos acordes y falsetas que traían los compases del extrarradio”.
En la segunda parte del concierto hizo su aparición, en un Teatro Alameda totalmente lleno, Raimundo Amador. El guitarrista sevillano, también salido de las Tres Mil, estuvo acompañado por Javier Vargas a la batería; Gino Tunssi Deliotti al bajo; Ana Fernández González a los coros y Alejandro Escalera a la flauta. Amador volvía a la Bienal después de mucho tiempo. Y fue el momento apropiado porque pudimos disfrutar de alguno de los temas de Noches de flamenco y blues: “Candela”, “Hoy no estos pa nadie”, o “Ya se acabó”. Hace ya un cuarto de siglo de aquel disco mítico en la que colaboraron artistas tan importantes como Kiko Veneno, Juan Perro, o el legendario B.B. King.