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Georg Trakl siempre regresa

Foto: Consuelo De Arco

Por Antonio Costa Gómez.

Siempre has leído con pasión a Trakl, desde hace tantos años. La Antología de la Colección Visor. La Poesía Completa de Ediciones Corregidor en Argentina. Te ha descubierto tanto, te ha cavado tan hondo.

Recuerdas como lo buscaste en Salzburgo cubierta de nieve, un día en que no habías dormido en toda la noche, porque fuiste en un tren nocturno desde Libliana en Eslovenia. Como encontraste la casa en donde vivió. Como viste un papel arrugado con su cara arrugada que anunciaba un acto para recordarlo.

En Salzburgo Georg Trakl te importaba más que Mozart y las cajas de bombones. Y te llenó tanto encontrar sus recuerdos. También estuviste en los Jardines de Mirabell, de los que habla un poema suyo. Allí bailaban sus espectros musicales. Desde allí se veían el castillo y la catedral en lo alto.

Allí se desarrollaba una escena famosa de “Sonrisas y lágrimas”, la novicia bailaba con sus pupilos. Pero a ti te emocionaba más que allí bailaban los espectros de Trakl. Y que allí bajo los árboles se escondía la estatua del alquimista Teofrasto Paracelso.

Decía el poema “Música en Mirabell”: “ Un resplandor ardiente se enciende en el interior / Y evoca pálidos fantasmas de miedo/ Un extraño blanco entra en la casa/ Un perro corre salvaje por pasillos en ruinas/ La criada apaga una lámpara / Por la noche se oyen sonatas”.

Piensas en sus libros “Sebastián en el sueño”, “Poesías”. Su biografía tormentosa y apasionada, su relación con su hermana. Su relación con Witgenstein que le cedió parte de su herencia. Su muerte alucinante en las afueras de Cracovia, en una batalla de la Primera Guerra Mundial. Como lo estudió Heidegger. Como Rodolfo Modern en su “Historia de la literatura alemana” dice : “Nos ofrece sus visiones sin interpretar”. Para qué interpretar, es una forma de simplificar.

Rememoras los “Siete cantos de la muerte”. Allí dice que cuando Orfeo toca su lira plateada suena un muerto en el jardín de la tarde. Es decir, vienen los muertos,   los escondidos, la inspiración trae lo escondido.  Igual que en otros poemas suyos   regresa la infancia, o viene la sangre de la estirpe, o llega todo lo que ocurrió en otro tiempo. Te dices: la inspiración trae también a los muertos, las reminiscencias.

Todo lo que late en la memoria y el inconsciente. Lo que se esconde en el silencio. La vida secreta que nos parece muerta, llegan los muertos y los extraños, y todo lo que durante milenios no pudimos percibir.

Orfeo trae todas las músicas de los muertos. Rememoras: para Trakl la poesía consiste en que todo se vuelve fantasmal, como dice Aldo Pellegrini. Todo se convierte en un mensaje. Se acumulan las visiones con toda su carga obsesiva.

Al llegar el atardecer aparece el amor prohibido, los lobos se mezclan en el bosque,  la música viene como dulce demencia. El poeta conecta con todo lo secreto del cosmos. Se vuelve un miembro de una raza maldita, o sea, solitaria y libre, abierta al universo.

Rememoras: el poeta es el extraño, el que se hunde en la locura y en el sueño. El que sufre la metamorfosis. La metamorfosis es la clave de la creación, el mostrar uno secretamente lo que es. Así en la obra de Kafka cuando Samsa se convierte en insecto se ha vuelto inspirado. Ha dejado salir el insecto que era en realidad bajo su apariencia de viajante de comercio, rememoras.

Trakl es el Orfeo que se ve desbordado por sus visiones. Para él la tierra se convierte en el Infierno secreto, en   la vivencia radical que proclamaba Heidegger. Es un Orfeo sin concesiones para el cual el mundo se distorsiona y se vuelve como un sueño. Que entra en el éxtasis sombrío, en el reverso de cada objeto.

Eememoras: Trakl es un Orfeo abrumado por la invasión de los símbolos, un mártir en el sentido de Sábato. Alguien para el cual la poesía es una pasión, en el doble sentido del término: que hace sufrir y que se siente profundamente. Para salvarnos de algún modo, para rescatar lo más hondo de nosotros.

Sí, Trakl nos rompe y entran todas las imágenes desatadas, sin interpretación, sin domesticación. Cn toda su energía y toda su tragedia. Entran los leprosos y los antepasados, entran los malditos y los excluidos de todo. Entran los que se fueron y los que tuvieron que callar. Entra el extraño que llega a cenar con nosotros, entra Orfeo con todo lo salvaje y lo profundo de la música.

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