“Absolución”, de Pilar Cámara

Siete marcas superficiales que deja la lectura de “Absolución” de Pilar Cámara.

 Por Pablo Llanos.

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No se escribe amor en un poema. Para Pilar el amor es un espejo, hostil a la culpa, gotas de sangre sobre el cemento, banalizar la muerte, una anáfora. No se escribe amor en un poema si no es para escribirlo como Pilar, desangrándolo, desangrándose. Pariéndolo de nuevo. Si nacer es una masacre, escribir poesía también debería serlo.

2

Pilar Cámara nació en Madrid comenzados los años ochenta y es persona que sirve de amparo. Pilar ha publicado cuatro poemarios, tiene manos azules que no matan y un purgatorio en sus clavículas. Pilar es madre, es mujer, es cosa que sostiene. Pilar da permiso al dolor para trepar por sus muslos. Pilar tiene hambre, deseos, culpa, sangre en la boca, placer, necesidad de redención. Pilar necesita respirar. Necesita escribir. Pilar es una anáfora. El amor es una anáfora.

3

Absolución está editado por Libros del Mississippi en 2024. Contiene un prologo del inimitable músico y poeta Nacho Vegas y es el cuarto poemario de Pilar Cámara. Hay poetas que se prueban una nueva voz en cada poemario y poetas que ahondan durante la creación de su obra en una poética, como Juarroz, como Dickinson, como Sylvia Plath, como Pilar Cámara. Absolución continúa con el desparrame visceral, tibio y crudo de Morfología de la Sangre, su predecesor.

4

El poemario se divide en dos partes: “Mea maxima culpa”, (16 poemas) y “Ego te absolvo” (21 poemas). Verso libre que coquetea sin tapujos con el aforismo. Un poemario corto, de apenas 62 páginas, recorrido por un ramillete de versos sanguíneos, de ternura y de crudeza, de desamparo y esperanza, de manos rasgándose los pliegues de la piel y de bocas deseosas de clemencia. Simplemente eso.

5

Absolución discurre de manera litúrgica por una especia de misa personal llena de rezos pero no de plegarias, de culpa pero no de acusación, de clemencia pero no de juicio, de sangre y de cuerpo pero no de crimen, de víctimas pero no de victimismo, de pureza pero no de puritanismo, de faltas pero no de pecados, de heridas pero no de dagas. Versos veraces, pero no verdaderos, voraces, pero no obesos. Versos libres, pero sí preñados de poesía.

6

Todas las cursivas de esta reseña corresponden a citas de Absolución, en este poemario, la autora mantiene la costumbre – técnica de citar poemas en medio de sus propios poemas. Deja las frases que le inspiran ahí, órganos ajenos palpitando con el mismo ADN, rodeados de sus propios órganos.

7

La poesía actual está marcada por dos generaciones de poetas. La primera, es la de las nacidas en los sesenta y que en los últimos están acaparando el Premio Nacional de Poesía, Aurora Luque, Chus Pato, Miren Agur Meabe, Pilar Pallarés, que han puesto a la mujer en el punto central de la poesía. Recogiendo la tradición, los conflictos arrastrados por su condición hasta modernizarlos. El otro grupo, nacidas a finales de los años 80 y principios de los 90, Berta García Faet, Mónica Ojeda, Andrea Lopez Montero, Luna Miguel. Han traído a la poesía su nueva mirada del mundo, sus nuevos puntos de vista, sus temas que poco a o nada se habían tocado, el género, la masturbación, la no necesidad de maternidad. La mujer ya está en el centro, ahora se expande en círculos concéntricos.

No es raro que Absolución termine con un epígrafe de Ethan Hawke en el cásico de ciencia ficción de culto de los 90, Gattaca. ¿Quieres saber cómo lo conseguí? Pilar Cámara pertenece a la Generación X y tiene las señas de identidad de ciertas compañeras de camino. Elia Quiñones, Myriam Soteras, Olga Novo, Marina Casado, son escritoras a caballo entre los dos grupos mencionados. Poetas que han recogido los temas de sus antecesoras y con una nueva mirada y un nuevo lenguaje los han resimbolizado. El amor, la maternidad, el cuerpo, la culpa, el duelo, traídos al presente después de pasar por la transición de la generación de los cambios. Un grupo de poetas con menos miradas puestas en ellas y que sin sus textos la poesía actual sería un teléfono escacharrado, o masacrado. Así lo consiguen.

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PILAR CÁMARA GARCÍA

Prólogo: NACHO VEGAS

Los libros del Mississippi. Colección Poesía, nº 40.

Madrid, 2024

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