Come from away, como en Casablanca: “el mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”

Mariano Velasco

Cuentan —vete tú a saber, porque eso pilla lejísimos— que hay una falla en la isla de Terranova, cerca de la pequeña ciudad de Gander, que se formó —vete tú a saber, porque ha pasado muchísimo tiempo— hace millones de años por el choque de dos continentes. Pues allí mismito parece que  comenzó —vete tú a saber, porque esas cosas son muy íntimas— una romántica historia de amor entre dos viajeros inesperados pocos días después del fatídico 11 de septiembre de 2001.

Cree quien suscribe que con este breve apunte se entenderá mejor la preciosa, original y verídica historia que se nos cuenta en Come from away, el musical procedente de Broadway que irrumpe casi por sorpresa y silenciosamente en la cartelera madrileña y del que ya se puede disfrutar en el Teatro Marquina de Madrid y que a buen seguro va a dar mucho que hablar.

Se trata de un musical que cuenta la historia real de lo que sucedió el 11 de septiembre de 2001 no ya en la ciudad de Nueva York —que también— sino, como consecuencia de aquello, en la pequeña localidad antes mencionada, situada en la isla de Terranova (Canadá), adonde fueron desviados cerca de cuarenta aviones con más de 7.000 pasajeros procedentes de todas la partes del mundo cuando el espacio aéreo estadounidense tuvo que cerrarse tras los atentados.

 

 

 

Come from away —algo ya se intuye por el tema que trata— no va a ser un musical al uso. Que nadie espere grandes coreografías —alguna hay, y muy buena—, ni espectaculares cambios de decorado, ni temazos pegadizos de esos que se te quedan en la cabeza al salir de la sala  —los personajes suelen alternar los diálogos con las canciones—, ni parones al final de cada número para que el público aplauda, ni deslumbrantes juegos de luces, no, pero aun así, el espectáculo te atrapa de principio a fin con una facilidad sorprendente.

¿Que cómo lo consigue? Principalmente, tirando de tan  original como increíble historia, pero también imprimiendo un ritmo trepidante a cómo esta se cuenta. Resulta que los pasajeros de los aviones desviados van a tener que pasar horas y horas en una ciudad pequeña y supuestamente aburrida allá por donde un día se hundió el Titanic. ¿Qué se podría esperar de semejante  planteamiento dramático sino monotonía? Pues sucede todo lo contrario. El ritmo que le imprimen al asunto los personajes es tan alocado que el espectador disfruta de lo lindo con lo que sucede en aquel lugar perdido y alejado de casi todo, aun sabiendo que mientras tanto, el horror se está apoderando del resto del mundo.

La historia es, como hemos dicho, real. Resulta que la ciudad de Gander fue en su día lugar estratégico para el repostaje de combustible en vuelos de larga distancia, y por eso tiene un aeropuerto, hoy ya en desuso, con gran capacidad para acoger aviones. Y así ocurrió el 11-S. Ello supuso que un pueblo de no más de 2.000 habitantes multiplicara en horas por cinco su población con unos visitantes, además, angustiados porque no sabían lo que estaba sucediendo ni cuándo iban a poder volver a sus casas.

¿Qué se podría esperar —nos volvemos a hacer la pregunta— de semejante situación? ¿El caos más absoluto? Pues volvió a suceder —esta vez nos referimos también a la vida real— todo lo contrario. Cuentan la crónicas que los habitantes de Gander se organizaron de tal modo, y con tanta generosidad y entrega, que muchos de aquellos pasajeros angustiados acabaron llevándose de aquellos días el mejor recuerdo de sus vidas.

Y ese es, y no otro, el mensaje que Come from away nos pretende transmitir. La unión y la solidaridad entre personas desconocidas procedentes de todos los lugares del mundo que se sobreponen a la angustia y a la incertidumbre de no saber hacia dónde iba el mundo en circunstancias tan dramáticas. Por eso es que, contra todo pronóstico, resulta un musical conmovedor, divertido —sí, porque también tiene mucho humor—, diferente y original. Ello entremezclado con variadísimas historias que se van sucediendo entre personajes interpretados por un excelente elenco que tiene además la extraordinaria habilidad de desdoblarse con sorprendente facilidad, puesto que viajeros y residentes son, al final, interpretados por los mismos 16 actores y actrices, que es que no hay más.

Se sucederán durante aquellos dramáticos días historias de todo tipo: la de una madre angustiada que no sabe qué le ha podido suceder a su hijo, bombero de Nueva York; la de una piloto de aviación que vio cumplido su sueño sobreponiéndose al absoluto dominio masculino en la profesión; la de una pareja gay que descubre que Gander es la ciudad más LGTBIQ+ del mundo, la de un pasajero de origen musulmán que despierta la desconfianza en el resto pero acaba ganándosela como merece…

Y para remate, también sucede que allí, donde un día los continentes se abrazaron y ahora quienes se abrazan son las gentes procedentes de todos los continentes —qué espléndida metáfora—, surge inesperado el amor entre un despistado pasajero británico y una simpatiquísima estadounidense, dos tortolitos a quienes solo les hubiera faltado pronunciar aquella rotunda frase que Bergman le dice a Bogart en Casablanca: “el mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos.”

 

 

 

Come from away

https://comefromawaymusical.es/

Teatro Marquina

DIRECCIÓN: Carla Calabrese

ELENCO ARTÍSTICO: Gabriela Bevacqua, Carla Calabrese, Fede Couts, Sebastián Holz, Mela Lenoir, Pepa Lucas, Fernando Margenet, Argentino Molinuevo, Edgardo Moreira, Silvina Nieto, Agustín Pérez Costa, Silvana Tomé, Manu Victoria, Lali Vidal, Pato Witis, Fatima Seidenari.

MÚSICOS: Santiago Rosso (dirección musical), Maximiliano Cataldi, Juan Denari, Tomas Horenstein, Luis Lattanzi, Pablo Mengo, Paula Solange Morales, Natacha Tello.

 

 

One thought on “Come from away, como en Casablanca: “el mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos”

  • el 24 septiembre, 2024 a las 1:56 pm
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    Cree quien suscribe que con este breve apunte se entenderá mejor la preciosa, original y verídica historia que se nos cuenta en Come from away, el musical procedente de Broadway que irrumpe casi por sorpresa y silenciosamente en la cartelera madrileña y del que ya se puede disfrutar en el Teatro Marquina de Madrid y que a buen seguro va a dar mucho que hablar.

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