Opinión: ‘Maquiavelo’
ANTONIO GUERRERO.
Si, a todos le suena este nombre y creen saber qué significa. La cultura popular tacha de maquiavélico a todo aquel que es un estratega y que además tiene objetivos deshonestos. Podríamos pensar en una narrativa de malvado. Aquella máxima del “fin justifica los medios” ha sido el eslogan más usado por quienes creen que significa eso. No obstante hay que hacer aclaraciones. Para entender a Maquiavelo hay que situarse en el contexto histórico. En el “Príncipe”, la obra de Nicolás Maquiavelo, datada en el siglo XVI, aparece un tratado político o de filosofía política que se presenta como un manual de instrucciones para el jefe del estado de ese momento. La situación era adversa. Y el monarca no sabía cómo resolverla. Obviamente debía tener una buena estrategia para restablecer el orden, alguna incluso que estuviera por encima del bien y del mal, tal como acusaba Maquiavelo. Pero esa estrategia, en la que el fin era la paz social, se justificaba en sus medios. El objetivo era positivo para el país.
Podríamos entenderlo hoy día bajo el concepto de excepción justificada. Y ese en realidad fue el sentido del libro y de lo acontecido en el contexto en el que desarrolla. Amén de esto la historia no ha hecho justicia a Maquiavelo. De ser un consejero con buena fe ha pasado a ser un malvado estratega cuyo nombre es sinónimo de secretismo y manipulación. Dicho así el fin de Maquiavelo de perseguir la paz social no se ha transmitido de la forma adecuada. Algo parecido pasó con Nietzsche y el nazismo. Nada más lejos de la realidad que el pobre Nietzsche pretendiera arraigar semejante postura tan solo porque hiciera una crítica de la sociedad cristiana de su momento histórico. Incluso otro error se dio con Diógenes de Sinopé que ha tenido que cargar con el San Benito del síndrome de Diógenes a pesar de que él mismo nunca acumulara basuras. Y podemos seguir con conceptos como en cinismo que se supone una postura fría cuando el cinismo tan solo era una postura vital alejada de las normas sociales. Esto significa que no existe un buen conocimiento de la historia o que la historia se ha manipulado según qué intereses. Para el caso declarar que Maquiavelo no era tan malo como lo pintaban. Y que ser maquiavélico persigue siempre un buen fin más allá de los medios. En ningún caso el fin podría ser malvado. Que sirvan los medios de hoy para declarar este fin.
Sumario: Maquiavelo no era tan malo como nos lo han contado. Tan solo perseguía un buen fin en la sociedad corrupta que le tocó vivir.
Maquiavelo escribió en un período de inestabilidad política en Italia, donde los estados estaban divididos y la paz social era un objetivo crucial. Su enfoque no era promover la deshonestidad, sino ofrecer un conjunto de estrategias que pudieran garantizar la estabilidad y el orden. En este sentido, la crítica que se le hace a menudo ignora su intención de buscar el bien común.