Fragmentos volanderos

Vivir en lo que no se cree. Sobre la filosofía

 

Imperativo categórico, ser-en-sí, ser-para-sí, noúmeno, trascendentales, alienación… Quizás la Filosofía es más bien el arte de poner, no tanto bonitos, cuanto asombrosos adjetivos a la Realidad.

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Filosofía: conjunto de palabras para explicar palabras. En el fondo, la Filosofía, sobre todo la Metafísica, no hace otra cosa que analizar palabras hasta el extremo: existencia, espíritu, libertad, amor… Con ello ―dice― quiere llegar a su esencia (y así a la de la realidad que señalan). Pero al final nos deja como estábamos porque, o bien la palabra analizada lo es hasta el punto de hacer una torsión y tomar otro sentido distinto del habitual -lo cual la coloca automáticamente fuera del lenguaje empleado por una comunidad- o bien acabamos por no darle ningún significado. Con lo que volvemos a estar en el mismo sitio: en la necesidad de emplear la palabra en el sentido más común de su uso. Así que mejor es empezar por aquí, con su sentido habitual, y a partir de ello hacer las reflexiones que tengamos que hacer.

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Con estas torsiones del lenguaje, los filósofos llegan a padecer así, en cierta forma, el síndrome de Sísifo: recorren una y otra vez el mismo camino que otros han recorrido, bien que cada uno de ellos lo descubre de nuevo. Eso sí, con distinto decorado, que es el que va presentando la historia en cada momento.

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Con este (ab)uso del lenguaje, un metafísico podría explicar y hasta demostrar, por ejemplo, el alzheimer como una degeneración de las formas a priori… Y tal vez hasta podría explicar la atracción sexual por el horror vacui de pene y vagina. (Como se ve, en este último caso no habría mucha diferencia de mentalidad con las formas de explicación del Psicoanálisis de Freud).

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Los filósofos encuentran las causas inexistentes de elementos existentes, o bien causas existentes de elementos inexistentes, e incluso causas inexistentes de elementos inexistentes. Lo encuentran todo… Todo menos las causas existentes de elementos existentes.

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Más que de análisis profundos, la Filosofía debería tratar de análisis de sentido común. Por ejemplo, no conozco análisis más profundos, pero más carentes de sentido común que, por ejemplo, el apriorismo del Espacio en Kant o la bondad ingénita del hombre en Rousseau. Sin embargo, se siguen exigiendo análisis profundos (sobre todo por parte de la Academia), aunque carezcan de la mínima base sensata… Bien es verdad que, si comparamos con el Psicoanálisis de Freud…

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La mentira/error tiene un punto de exageración sobrepasado el cual empieza a ser creída en función, precisamente, de su carácter inconcebible: tan inconcebible como la lógica misma del mundo y de la vida, con cuya extravagancia y rareza empalma e inserta. Véase, si no, la Crítica de la Razón Pura.

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Un intelectual de éxito ‒sobre todo, si es filósofo‒ es aquel que ve en la realidad natural o social cosas que no existen. Como define y exhibe cosas que los demás no ven (porque no existen), todos le admiran. La quintaesencia de ese intelectual se presenta en aquel que sabe conectar inventivamente su propia invención con las invenciones de otros inventores de la realidad.

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Haciendo una variación a las palabras de Fontanelle podríamos decir que los filósofos se pasan la vida hablando y creyendo en lo que no ven, pero viviendo en lo que no creen…

 

 

 

 

 

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