Entrevista al artista Pablo Ozores
Por Marta Méndez
- ¿Cómo comenzaste en el mundo del arte y cómo definirías tu estilo?
Nunca empecé como tal porque siempre estuve. Cuando yo era pequeño, mis padres acababan de abrir su negocio. Mis abuelos tenían un restaurante y como mis padres trabajaban mucho, yo me iba para el restaurante de mis abuelos y allí me ponía detrás de la barra, cogía los blocs de notas y me pasaba dibujando todo el día. De hecho, cuando me hice más mayor y ya no estaba allí, los clientes que iban habitualmente preguntaban dónde estaba el niño que pintaba detrás de la barra. Siempre tuve esa parte artística. De hecho, mi madre siempre dice que yo no pedía ningún juguete, pedía un lápiz y un papel. Eso fue lo que me gustó siempre. Lo que pasa es que nunca creí que fue un trabajo como tal, sino que lo veía como un hobby, como algo que me gustaba hacer. Fueron pasando los años y con la adolescencia lo fui dejando un poco de lado.
Me metí a Dirección y Administración de Empresas porque me gustaba el tema del emprendimiento. Siempre me gustó la parte creativa, pero a la vez la crear y me pareció que esa era la carrera más adecuada. Entonces fui por ahí, pero cuando estaba en segundo de carrera llegó el COVID, que nos hizo parar, estar en casa un par de meses y retomé el dibujo. Esos dibujos los compartía con un par de amigos, se los enviaba y un amigo me motivó y me dijo: ¿por qué no lo subes a Instagram y enseñas lo que haces? Entonces empecé a subir los dibujos que estaba haciendo en casa. De hecho, los primeros dibujos fueron unos conejos, uno de ellos con relojes en los ojos y después de eso mantuve siempre las orejas de conejo en todo lo que pinto, como referencia a esos que pinté en el COVID. Ahí empecé a compartir lo que hacía desde casa, vi que a la gente le gustaba y decidí crear una página web para vender lo que hago. Al principio fui tanteando porque no tenía ninguna referencia en el mundo del arte. Yo soy de O Grove, un pueblo pequeño de diez mil habitantes y tampoco tenía referencia de cómo tenía que hacerlo, ni conocía a nadie que se dedicara al arte. Primero hacía unos dibujos en unas cartulinas, después pasé a hacerlos más grandes e hice un pequeño lanzamiento de camisetas que funcionó muy bien a nivel local.
Todo esto lo iba compaginando con la carrera hasta que llegó un momento que descubrí unas becas de la Unión Europea que era para trabajar con empresarios de acogida en otros países. Entonces me junté con una diseñadora en Berlín y me fui allí en tercero de carrera. Pedí una dispensa de asistencia, me presenté sólo a los exámenes, y me fui para Berlín a trabajar con ella. Entre tanto, yo siempre me había fijado en las marcas de moda más que en los artistas como tal porque me parecía que promocionaban mejor lo que hacían y me daba la sensación de que creaban mejor una historia en torno al producto. Porque, al final, no deja de ser un dibujo y lo importante es que ese dibujo sea capaz de meterte dentro de una historia, dentro de un mundo. Siempre me fijé en las marcas de moda y decidí irme a trabajar con esta diseñadora de moda en Berlín durante cuatro meses y dio la casualidad de que su pareja era artista. Cuando salíamos del trabajo íbamos a exposiciones y a proveché eso para conocer como era el mundillo. En Berlín trabajaba mucho. Trabajaba con ella de martes a sábado, pero los días libres me iba a visitar tiendas, exposiciones y todo lo que podía.
- ¿Qué artistas, inspiraciones o vivencias personales consideras que te han influido a la hora de forjar tu carácter artístico?
Al principio empecé fijándome en artistas americanos del mundo del grafiti, como Alec Monopoly o Kenny Scharf. Luego acabé derivando en otro tipo de artistas más clásicos. Fui descubriendo distintas etapas que desconocía. Después ya desarrollé mi estilo que se caracteriza por los personajes con orejas de conejo y con las caras dividas en varias partes. La idea de esas caras es que cuando pintas una cara normal sólo puedes poner una expresión, pero si le subdivides la cara en muchas partes puedes pintarle distintas expresiones de esa persona en una misma cara.
Una vez desarrollé ese estilo, dejé de fijarme en lo que hacían otros artistas y me centré en qué cosas quería representar. Yo creo que al final se trata de que tengo unos personajes que viven un mundo alternativo en el que yo represento lo que me apetezca o lo que sienta.
- ¿Qué crees que te diferencia del resto de los artistas urbanos?
Mi obra se reconoce por las caras de los personajes. Yo diría que es lo más característico. De hecho, yo quiero que mi obra transicione del mundo más acercado al grafiti hacia otro tipo de obra de menos tendencia urbana.
- ¿Qué tiene que tener una obra de arte para que te inspires y decidas crear tu propia interpretación de esa misma pieza? [Por ejemplo: la Marilyn de Warhol o las Señoritas de Avignon de Picasso]
Sí que tuve una etapa en la que me propuse reinterpretar retratos icónicos, influido un poco por ese pensamiento de “podría hacerlo”, podría pintar algo que se asemeje más a la realidad. Una vez que hice esas obras más realistas ya me deshice de ese peso, de esa idea de “lo tenía que hacer”. Ahora me enfoco en mi obra como tal, en mis personajes. A veces sí que me gusta reinterpretar obras. Por ejemplo, Picasso reinterpretó muchas obras clásicas, entonces yo pensé ¿por qué no podría coger una obra suya y reinterpretarla de nuevo? Ese sería mi pensamiento, cómo sería una obra suya desde mis ojos.
- ¿Cómo te enfrentas a un nuevo proyecto, cuál es tu forma de trabajar? [hace bocetos previos, trabaja la obra directamente, es muy perfeccionista con el resultado final]
Depende. A veces voy por la calle, se me ocurre una idea, la anoto y luego las desarrollo. Otras veces visito un sitio y pienso que me gustaría representarlo a través de un cuadro. También trabajo a través de conceptos o ideas. Por ejemplo, en un cuadro que terminé recientemente al que llamé Mediterráneo en glamur, en mi cabeza me estaba imaginando cómo es el glamur mediterráneo y a partir de eso desarrollé una escena. Trabajo a través de conceptos.
En cuando a mi forma de trabajar, hago bocetos y luego los pinto. Pero, a veces también cojo en lienzo en blanco, me pongo a pintar y no se lo que va a acabar siendo, y luego le pongo un nombre. En otras ocasiones, pongo primero el título, depende.
- ¿Cómo ha surgido la idea de colaborar en la decoración de hoteles o en el restaurante BiBo de Dani García?
Por un lado tengo la parte de obra propia y, por otro lado, los proyectos de decoración. Aquí te piden un proyecto que se juste al espacio. Yo les presento propuestas para ese espacio de lo que me imaginaría ahí y a partir de lo que me digan, lo creo. Les presento unos bocetos de lo que me encajaría, siempre hablando antes con la persona y viendo sus preferencias. No se trata de pintar lo que ellos quieran con mi mano, si no de poner puntos en común de lo que haríamos y a partir de ahí presento propuestas. Estuve trabajando en casas particulares y luego surgió el proyecto de Culler de Pau, en Galicia. El año pasado hicieron una reforma del restaurante y cambiaron zonas como la entrada y las paredes del comedor y tenían una pared totalmente en blanco en la que me propusieron hacer un cuadro para esa pared. Es un cuadro que, aunque tiene mis formas y mis personajes, es de tonos blancos y grises. Ese fue el primer gran proyecto que hice de decoración. En verano ya abrí mi estudio al público y empezaron a surgir más cosas. La gente me visitaba y veía que lo que hacía. De hecho, así surgió el proyecto de VP Hoteles, para el que estuve haciendo mucha obra. Nos conocimos en mi estudio en O Grove y me comentaron que tenían la remodelación del hotel e hice algo más de veinte obras para los espacios. Por ejemplo, DSTAgE, surgió de boca a boca de lo de Culler de Pau. Los cocineros tienen relación entre ellos y son muy buenos amigos. Entonces el de Culler le contó lo que hacía, mi obra, y así surgió.
- ¿Qué buscas que la gente sienta cuando vea tus piezas?
Busco que la mire varias veces y que descubra detalles distintos. De hecho, es algo que creo que consigo porque la gente dice que cada vez que la ve le encuentra un detalle diferente por la distorsión de las caras y porque se fusionan los personajes. Por otro lado, siempre busco provocar sensaciones positivas en quien vea la obra, meterlos en mi mundo, pero a la vez que tengan una sensación positiva.
- ¿Crees como artista que se puede alcanzar la cima del éxito en el mundo del arte? [¿Qué tendría que pasar para que sintieras que has llegado a la cumbre: aparecer en el discurso institucional, vender muchas obras, participar en las ferias más destacadas del panorama internacional,…]
Habría que preguntarse qué es el éxito. Para mí el éxito es estar a gusto con lo que hago y sentir que estoy en conexión con el que ve la obra. Para alguno el éxito puede ser vender muchísimas obras, pero yo lo que quiero no es vender muchas obras. Siento que hay ciertas conquistas. Por ejemplo, para mí el hecho de pintar en el Four Seasons es una conquista. Decir: ¡ya hemos entrado aquí, ahora a por lo siguiente! Voy escalando pequeñas montañas y para mí eso son pequeños éxitos. Son cosas que me satisfacen incluso más que vender. Me gusta que la gente aprecie lo que hago, no tengo una definición concreta de lo que es el éxito. Ahora estoy vendiendo principalmente en España, si empezase a verse fuera mi obra, eso me satisfaría. Hace un par de semanas me contactó un decorador que estuvo en la oficina de un cliente mío, vio mi obra y dijo que quería trabar conmigo. Para mí, eso es un pequeño éxito. El éxito lo veo como pequeñas conquistas, como satisfacción personal y del cliente.
- ¿Tienes en mente algún proyecto relacionado con el tema del diseño textil?
Lo llevo paralelamente. Mi objetivo con el textil tampoco es crear algo enorme, es hacer pequeños lanzamientos cápsula de cincuenta o cien unidades de una prenda y tratarlo como un producto artístico certificado y que sea como una obra en sí. A la vez lo que trato con el textil es acercarlo a personas que les gusta mi obra pero no tienen espacio para ponerla o por cualquier otro motivo. De esta forma pueden llevar la camiseta. También me gusta mucho vestirla yo e ir con mis cuadros. Es otra forma de que vean lo que pinto. Quizá no sea algo que haga para obtener rentabilidad. No se trata de hacer dinero con la ropa, más bien busco darle difusión, que se vea por ahí y de ofrecerle a la gente un pequeño producto artístico que puedan llevar. Hice dos lanzamientos el año pasado y ahora tengo pensado hacer uno nuevo de cara a junio/ julio.
- También intervienes otras piezas como skates…
Siempre pensé que no quería ser un artista que solo pintara cuadros y siempre me gustó intervenir otras piezas: una televisión, una escultura, un skate,… Lo hago por salirme de lo habitual, hacer algo distinto, por cambiar.
- ¿Quién te gustaría que tuviera una obra tuya y de quien querrías tener tu una obra?
Intercambiaría obra con Daniel Arsham