Es una preocupación permanente pensar en el futuro. Por lo regular, lo visualizamos en el desastre. Nuestra intuición nos lleva a imaginar territorios destruidos y desolados donde la sobrevivencia es la acción cotidiana al filo de la navaja.

Si nuestro referente son las películas hollywoodenses, las imágenes son de ciudades obscuras entre ruinas de hierros retorcidos y humeantes en las que reinan robots o seres dotados de armas destructivas de alto poder. Pero ¿sucederá lo mismo en otros lugares del planeta?

Javier Núñez (Rosario, Argentina, 1976) nos presenta una historia de un probable apocalipsis donde la ruta de salvación es la región de la Pampa hacia la Patagonia. En la aridez del paisaje, la sobrevivencia de seres marginados es un camino hacia la incertidumbre.

Con esta novela, Javier Núñez obtuvo el Premio Casa de las Américas 2022, obra que ya se publicó en Cuba y ahora llega a México a través de la Editorial de la Universidad Veracruzana en la colección Ficción, sello en el que también ha dado a conocer La doble ausencia (Premio Latinoamericano de Primera Novela Sergio Galindo 2012) y el libro de cuentos Cuando todo se rompe.

Hija de nadie se envuelve en la atmósfera de la distopía, cuando las ciudades han sido destruidas por cataclismos naturales y por las civilizaciones con su manera particular de devorarse a sí mismas.

A paso lento, a caballo, entre los páramos de la Pampa Larga, tres personajes son los protagonistas de la historia: Solo Camacho, un traficante tuerto que escolta dos mujeres; Viedma, una mujer exiliada y autosuficiente y Yara, una adolescente huérfana, muda, hija de nadie.

En la lejanía, sin saber a ciencia cierta donde está, está la ciudad Confín, probable tierra de una nueva promesa para empezar de cero.

Al derrumbarse todo, los seres humanos parecen retroceder siglos. Un nuevo comienzo conlleva poner en juego los valores necesarios para sobrevivir en medio de la barbarie y replantear el significado de civilización en una especie de western gaucho distópico.

Con esta novela, Javier Núñez hace un homenaje a sus lecturas de historietas llenas de aventura, al cine de vaqueros y a cintas que lindan en la distopía como Mad Max y Blade Runner.

En medio de la catástrofe está la Ciudad Fluctuante, dominada por la horda primitiva de los Wolff, donde vive un puñado de poderosos que echan a los pobladores a los territorios de la incertidumbre.

Precisamente Yara, la adolescente muda, proviene de una familia con poderes místicos, gente esclavizada por los hijos de Wolff a quienes les cortaban la lengua para anular su palabra y el discurso.

Y aunque en el periplo aparezcan pequeños grupos, queda de manifiesto la formación del poder político y la condición humana puesta en extremos para sobrevivir en medio de conflictos y tensiones a base de navajas, fusiles y astucia. Un camino que, como plantea el autor de la novela, abre las brechas de un destino que es una incógnita.