Al habla con Javier Gato, por “Conversión de la estatua de sal”
Por Jesús Cárdenas.
Poesía y profecía vienen de la mano desde la Antigüedad. Tanto poetas como profetas se ven guiados por inspiración divina. Unos y otros considerarían el misterio como el signo de conciliación entre la obra y Dios. Con el tiempo, y en muchas ocasiones, se ha ido apartando la divinidad, pero quedando el hilo del misterio. Podría ser el poema un correlato del ejercicio espiritual. Cabría preguntarse si fue experiencia vivida o imaginada. Con ocasión de la publicación del último libro de poemas publicado por Javier Gato,Conversión de la estatua de sal (Siltolá), hablamos de la Antigüedad, la espiritualidad y, especialmente, la conexión de ambas con la poesía actual.
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PREGUNTA: Después de haber entregado cuatro libros de poemas, ¿qué tiene de especial esta Conversión de la estatua de sal, con respecto, por ejemplo, al anterior Lycisca (también en Siltolá, 2016)?
RESPUESTA: Lycisca era un libro principalmente metapoético en que el poeta escapa del mundo racional instrumental y, siendo otro, mancha su lenguaje con toda clase de técnicas poéticas. Se establece entonces una alegoría con la historia que de Mesalina contaba Juvenal, la cual escapaba del Palatino de noche para prostituirse en la Subura bajo el nombre de Lycisca, “la Loba”, o con Belle de jour de Buñuel. Este libro, escrito ocho años después, no tiene absolutamente nada que ver. Solo dos poemas metapoéticos hay: el “Combate de Apolo y Pitón” y el “Sacrificio de Curcio”, pero el resto del libro es una peregrinatio vitae que se inicia en un estadío pagano inicial, continúa con una fase de crisis y dolor de los pecados y concluye por fin en la conversión religiosa, culminando en una última sección en que el yo se abre al mundo.
P: Por tus versos, recuerdo tus primeros títulos Diario de un gato nocturno o 72 Demonios, un halo de modernidad impregnaba tu expresión, también es cierto que publicaste tu primer libro con apenas veinte y dos años. Con el inexorable paso del tiempo, ¿cómo ha envejecido esa novedad implícita en esos versos de un autor joven?
R: Nada. El primer libro es malo tanto en su forma como en su contenido, y el segundo es un ejercicio de virtuosismo formal pero que está envenenado. Son libros, sobre todo el segundo, nacidos del dolor, del sufrimiento y del desamparo y de unos profundísimos asco y odio por los seres humanos. Si de mí dependiese, quemaría estos dos libros.
P: Antes de entrar de lleno en tu último libro, el espacio entre tu último libro de poemas, Flechas contra el fuego (Huerga & Fierro, 2016) haste este otro, impreso en octubre de 2023, ¿qué ha pasado por la cabeza de Javier en cuanto a la creación se debe?
R: En 2016 me retiré del mundo literario totalmente asqueado y no volví a escribir nunca jamás, del mismo modo que Góngora decidió dejar las Soledades sin terminar. Porque no nos compensaba. Porque me costaban sudor y sangre hacer la labor de orfebrería que hago para que luego cuatro personas se dediquen a vetarme y a invisibilizarme en todas las librerías, medios de comunicación y eventos culturales. Y como se da el caso de que, al contrario que ellas, no me hace falta recurrir a la literatura para pagarme el plato diario de lentejas, además de que no soy de esos que “escriben por necesidad” sino que me gusta más leer que escribir, me pasé hasta 2020 sin escribir ni una sola línea. Solo a partir de ese momento regresaron las ganas de escribir pero por entretenimiento, sin la menor pretensión de publicar con nadie, pues después de tantos años y tanto acoso y derribo… ¿quién se iba a acordar de mí? Al final, en 2022 me dije: ¿Por qué no? Y volví a contactar con Isla de Siltolá.
P: El título de Conversión de la estatua de sal nos remite a la mitología, y también a una necesidad de dudar de las propias vivencias. ¿Tan hostil es la realidad, que necesitamos evadirnos a la Antigüedad? Parece viejuno, ¿pero sigue funcionando aquello de que sólo comprendiendo el pasado sabremos interpretar el presente y ensayar el futuro?
R: Recurro, desde el segundo libro, a un imaginario tradicional, más que por evasión por el deseo de hacer una poesía lo más atemporal posible que siga vigente dentro de un siglo. Un poema “futurista” de 1910 alabando la bombilla eléctrica o ciertos poemas que leía yo hace quince años en que se mencionaba el Starbucks como lo más sí que son viejunos y dan risa. Sin embargo, la Cábala, la cultura grecolatina o la Biblia jamás pasarán de moda.
P: 110 páginas agrupadas en cuatro secciones, donde “Vida nueva” se aventura como la parte nuclear por el lugar y la extensión que ocupa en el libro. A tenor de la composición de algunos títulos de esta parte (“Martirio”, “Combate”, “Sacrificio” y “Crucifixión”) estamos invitados a una muerte espiritual necesaria para que crezca otra [vida] más fuerte. ¿Se propone algo así como una destrucción que diese lugar a una nueva construcción?
R: Muy bien visto eso. En toda conversión hay una muerte del yo previa al renacimiento de un yo nuevo quintaesenciado, un vaciarse de lo profano para ser habitado por lo sagrado. También la trayectoria poética es un constante desprendimiento, un desaprendizaje de lo superfluo conforme se va acercando uno a lo verdaderamente poético, al símbolo, a la imagen. Pareciera que el acto poético es una ascesis, una purificación del coloquialismo, de la anécdota, de los sonsonetes, de las mundanidades, para volar tan alto, tan alto, como para dar a la caza alcance.
P: Comienza la primera página con “Alianza”, así: “El sol impacta en la dureza del Teide / se derrama por laderas / busca hambriento / la roca el musgo el cardo el lagarto / Inunda la tierra siguiendo el tambor / buscando el silbido inagotable del océano”. Unos primeros versos para hallar un poeta con un ritmo rompedor sin reparar en los signos ortográficos. ¿Conectan estos versos con el sentimiento del poeta? ¿Estamos los seres tan desconectados con nuestro entorno natural?
R: No he estado nunca en Tenerife, desgraciadamente. Este poema inicia la primera sección, que es un ciclo de poemas sobre fiestas populares españolas vistas desde la perspectiva de la antropología de lo sagrado, a partir de unas lecturas que hice en 2014 de Mircea Eliade y de La rama dorada de Frazer. Este poema en concreto trata sobre el Carnaval.
Sí, los seres humanos estamos hoy día más desconectados de la naturaleza que nunca en nuestra historia, no hay más que ver que ya la gente no sabe (o fingen que no saben) qué es un hombre y qué es una mujer.
P: En las secciones segunda y cuarta has prescindido de los títulos en los poemas como si ambos bloques fuesen discursos coherentes en sí mismos. Pero ¿esta estructuración nos dice algo más?
R: No, no tiene una especial significación. La segunda sección está formada por los primeros poemas que empecé a escribir después de siete u ocho años de silencio y no tenían título, eran gritos de angustia. Los poemas de la última parte tampoco tienen títulos pero no sé por qué. Son poemas inspirados en las profecías de Fátima y de Garabandal, en declaraciones del padre Malachi Martin y en apariciones marianas acaecidas en Rusia y Ucrania el siglo pasado.
P: “Ah la máquina inmensamente ínfima / […] Oh / estrella que chisporroteas / deliciosamente impura / sobre el vientre del vértigo / sálvame […]”. Hay algo en el tono exhortativo, en las sinestesias y en las imágenes irracionales de Conversión de la estatua de sal que nos recuerdan a la poesía visionaria de William Blake, la poesía espiritual de San Juan de la Cruz y el misterio de lo inefable de tipo beat (Lawrence Ferlinghetti, por ejemplo), pero también hay ecos de los sones de Janis Joplin, Jim Morrison o Patti Smith. ¿Cuáles fueron los referentes para la escritura de este libro?
R: De los de la primera sección no me acuerdo porque los escribí hace diez años. Los referentes de los demás, André Breton y todo el surrealismo hispánico (Hinojosa, Aleixandre, Alberti, García Lorca, Prados, Neruda, Paz, Cirlot, Andreu), los creacionistas (Huidobro, Larrea, Diego), Girondo en menor medida y por supuesto José Luis Rey.
P: Además de la búsqueda del lugar en el mundo, el hecho de que exista la nieve, el sujeto habla desde el calor del hogar. Y qué decir de los elementos cosmogónicos, ¿mantienes, tal vez, que la lejanía del ser con el universo es insalvable?
R: No entiendo la pregunta, formamos parte del universo.
P: Leo el poema “II. Goetia” el primero de las cuatro versos de los que consta: “Salomón instala demonios en el móvil”; “Twitter comanda 145 millones de legiones”; “Instagram es Gran Duque del Infierno”; “Glovo lleva una hueste de 30.000 almas”. En otro, titulado Bill H. Gates, se lee “ya están las muchedumbres para ser marcadas / con tu signo”. ¿Cuál es el planteamiento crítico que se hallan tras estos versos?
R: “Caída”, “Goetia” y “Palatino” son tres poemas seguidos que rememoran los temas de 72 demonios y de Lycisca. El sentido de “Goetia” es muy sencillo: una crítica al uso perverso que se da a las redes sociales. Por otro lado, “Bill H. Gates” es un poema acerca de este satánico individuo y de sus relaciones con el Foro Económico Mundial, organización pantalla tras de la cual está la masonería, secta que, jamás hay que olvidar, es luciferina.
P: Además de la ausencia de puntuación, la inclusión de espacios en blanco, hallamos versos espaciados, escalonados, en vertical… En tu poética, ¿qué aporta la poesía experimental a la clásica? ¿Qué proyectos de escritura tienes en mente?
R: Con este libro quise volver a algunos experimentos que había hecho en Lycisca y redoblarlos, porque Flechas contra el fuego era un libro bastante convencional en cuanto a la disposición del texto sobre el papel.
Ahora mismo estoy escribiendo nuevos poemas mucho más radicales, tanto en el estilo como en la temática, aprendo cada día más cosas e intento aplicarlas.
P: Por último, si tuvieses que elegir dos o tres poemas con los que los lectores identificasen las imágenes de este Conversión de la estatua de sal, ¿cuáles elegirías?
R: Un poema que gusta mucho a mis amigos es “Martirio de Antonio Molle Lazo”, un siervo de Dios que fue un muchacho santo y mártir independientemente de que su causa esté paralizada por cobardes y politiqueros. Otro que me gusta a mí es “Madrugada”, en la primera sección, en que el paso del Cristo de las Tres Caídas de la Hermandad de la Esperanza de Triana es descrito con imágenes astronómicas. Otro más: “Vida y hechos de Francesco Pio”, un poquito menos irracionalista.
MARTIRIO DE ANTONIO MOLLE LAZO
A D. Francisco Javier Garisoain
Una oreja rueda y rueda entre lenguas de arañas
dejando un camino de mármol
por el que huyen las gacelas al río
Catedral de sudor y nervios bombardeada
con lombrices hirvientes dibujando calaveras
y un mono levanta el puño contra un lirio
mientras los labios de Antonio derraman ópalos
sobre el suelo del matadero
La urraca se aferra a una cruz llorosa
cuando otra oreja asciende a la gloria
La tierra violácea
con los pechos amputados
guarece pequeños gazapos ciegos
Una navaja trae en procesión un ojo
pero Antonio custodia un diamante en la boca
A Sierra Morena llega el gemido romano
cuando el puño que encierra el hambre
el puño sumido en la hiel de los lobos
hunde el otro ojo en un estanque de sangre
Como sigue nacarado el labio
contra las colas histéricas de roedores
la nariz recibe su palma
tras caer en un lecho de escorpiones muertos
Por el Guadalquivir la sangre brama
arrancándose las uñas
Llega el momento de lo infinito
Llega el momento de la granada abierta y de la música dorada
Antonio lanza esmeraldas por sus labios
antes de la descarga que lo vuelva lámpara
Su grito es un cáliz balsámico
que recoge sus venas
Y
Re
Cristo
Viva
MADRUGADA
Hora del vapor trenzándose entre
los dedos
Esta hora
en que una nube se bebe la sal caliente
y el metal arranca a la carne
glaciares de néctar
Cada onda engendra un ojo sediento
la negrura hecha mirada
pululando bajo el perfume del hierro
Nudos trepando por el aire
persiguen la lentitud de una barca
su viaje implacable hacia el pozo
donde el fuego derrota a la noche
El lucero del alba
a caballo sobre la muerte
Vanidad hueco inminente frío
la blancura
de su casco
Tres caídas
sangre salpicando el río
nuestro Sol herido por la carrera del viento
sujeta cuatro furias
Se alinea con el llanto
del cinto de Orión
No llores Alnilam por el leño verde
llora por ti y por tus dos hijos
Triana
es un incendio de peces brotando de granadas
La estrella vespertina
levanta las últimas anclas
Titán héroe león fénix
te limpias y enciendes
al otro lado del mundo
VIDA Y HECHOS DE FRANCESCO PIO
Francesco Pio
fue bautizado con cincuenta gotas
trazando en su cabeza un círculo de agua
que entonaba un canto milenario
De la cueva materna
donde dos monstruos sembraron espinas
y secaron fuentes de sangre
salió triunfante con un lirio en la mano
Siendo un infante
Francesco Pio era arúspice de hombres
fijaba su mirada
en las entrañas trituradas por la ventisca
y sellaba los cristales rotos con labios rientes
Entonces
a los cuatro años
un nido de arañas se extiende por su columna
y el niño reza oraciones no aprendidas
sabidas de un tiempo sin tiempo
anterior al primer rayo de luz
Empieza a visitarlo otra Madre
inmensa como la Vía Láctea
que lo transporta más allá del Cosmos
a un prado con niños vestidos de blanco
Durante un examen cardiológico
la Madre del Mundo se sentó en la camilla
y envolvió al niño entre vapores como
caricias
Las visitas se suceden y un día
un Niño luminoso
ser increado de sol sangre y agua
lo abraza y duerme con él
haciéndole promesas incontenibles en lenguaje alguno
Cuando las arañas se extienden por su cuerpo
y el tormento se hace insoportable
Francesco Pio
(cuatro años y medio)
abre el sello con sus labios
pronuncia la palabra mágica que abre el camino al Silencio
el Nombre que indica que Dios salva
y los dolores se escapan aullando por las ventanas
El 27 de febrero de 2018 Francesco Pio expira
La temperatura de la habitación se dispara
pero afuera todo se cubre de nieve
La tía estéril de Francesco
que lo ha visto en un sueño
invitándola a una fiesta
queda embarazada
Ha sido un placer. Gracias por la entrevista, Jesús. Felicito a Culturamas y a ti, por la labor que está realizando para difundir libros recientes.