‘El último encuentro’, la novela de Sándor Márai
FRANCISCO JOSÉ GARCÍA CARBONELL.
El último encuentro es aquel que puede llegar a marcar un orden en nuestra vida, al menos eso fue lo que pasó entre dos amigos en la última escena de esta obra. Por lo pronto, y antes de todo eso, se crea un detonante que termina explotando una serie de sentimientos encontrados, cuando al día siguiente de apuntar, durante una cacería, Konránd a Henrik con una escopeta, para después este primero desaparecer, quiso la casualidad que el segundo descubriera en la habitación de su extraño amigo a su esposa.
Y aquí empieza un periplo de enredos mentales que conllevan una herida enorme, provocada en la propia figuración que se crea en la posible infidelidad de la esposa. El tiempo que trascurre a partir de entonces ahinca más en el dolor. Es así, que este no solo la repudia sino que también la exilia de su mirada, bajo el mismo techo, en un pabellón alejado.
El espacio que dista entre ambos se vuelve mortal, no solo por la muerte física que acaece en ella, sino, y tras el encuentro posterior con Konránd, por caer sobre lo futil de ese rencor enervecido hacia ella, algo que le condujo a nada.
Es en lo más profundo del alma humana, donde el autor sabe excarvar tan bien, que este sitúa las relaciones de amistad, de confianza se podría decir mejor, como algo tan frágil como necesaria en nosotros. Es a través de las relaciones como los personajes ponen a prueba un carácter que permanece perenne en la duración de esta trama, pese a la intensidad que se dan en los distintos momentos.
El relato termina de una manera poética cuando Henrik, que se ha vuelto a reencontrar con Konránd, después de espetarle todo el odio que sitio este mismo por él, achacandolo a su vez al amor que sintio por su esposa, echa al fuego el diario de la misma, quemando, de este modo, toda certidumbre sobre las intenciones y deseos de esta, el unico personaje caduco de la obra, y también, con lo mismo, reconduciendo la propia amistad de un modo estoico.