‘La silla’, de David Jasso

HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.

Hay novelas difíciles de definir. Obras que, por un motivo o por otro, abandonan el sendero de lo convencional y escogen otra senda. Algunas conducen a un precipicio, o a la guarida de una bestia hambrienta, pero no todas. En ocasiones, el escritor aventurero encuentra un tesoro ignoto.

Hacéis bien en suponer que La silla, de David Jasso, es uno de ellos.

No conocía la existencia de la novela hasta hace un par de meses, y eso que su trayectoria editorial dilatada la ha convertido en una obra de culto dentro del género del terror nacional. La edición más reciente (y completa) es de Apache Libros, dentro de la colección «Lo mejor de David Jasso».

Si al leer terror esperáis una entidad sobrenatural invocada con un ritual pagano, o una criatura de una galaxia muy, muy lejana, nada de eso. Jasso convierte lo ordinario en espeluznante, lo concreto en un sinfín de opciones pavorosas con las que convivimos en el día a día pero que, nuestro cerebro, timonel de la rutina, prefiere no mirar para no volvernos locos.

La silla. Qué título tan esclarecedor.

Imagínense la siguiente situación: un célebre escritor de terror vive junto a su mujer y a su único hijo algo apartado para evitar a los fans. Sobre la conciencia, dos losas: un romance extramarital y el suicidio de un chico tras leer uno de sus relatos. El escritor, dispuesto a completar un nuevo Best Seller, decide meterse literalmente en la piel de su protagonista: pide a su esposa que le ate completamente a una silla y que le amordace.

Con el bebé haciendo de las suyas por ahí.

Con la mujer realizando las tareas domésticas.

Con los riesgos, esos cabroncetes que de vez en cuando salpican los titulares como el chapuzón de un amigo en la piscina. Los riesgos, sí, que nos rodean con la naturalidad del aire que respiramos: la electricidad, el fuego, los accidentes…

Y la silla. Nuestro narrador en primera persona atado a la maldita silla.

Puede parecer un tema escueto para una narración que supera las trecientas páginas, pero ahí residen la pericia y el talento de Jasso: en encadenar situaciones de tensión tanto externa como interna, es decir, la sucesión de accidentes le da la mano al cúmulo de presiones psicológicas de nuestro protagonista.

La novela me ha cautivado al punto de leerla en pocos días. Sabemos que ciertas cosas sucederán, sí, pero otras… Las decisiones… El límite que podemos alcanzar como seres humanos… Si tuviera que destacar solo una cosa de la obra, sería eso. ¿Qué haríais vosotros en una situación similar?

En conclusión, que me ha gustado. Mucho. Y nunca está de más recordar que la felicidad se puede truncar de un momento a otro… como les ocurre a otros en los titulares.

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