Al habla con Pablo R. Roca, autor de ‘Durante la tormenta’
HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.
En su primer libro, Esas cosas que nos pesan, Pablo R. Coca compartía la historia de Occi. Un personaje que emprendía su propio camino de autoaprendizaje hasta dar el paso de ir al psicólogo. Un cómic que ayudaba a visibilizar la importancia de la salud mental y que ha ayudado a desmitificar el tabú de ir al psicólogo. En su nuevo libro, Durante la tormenta, el autor retoma la historia de Occi y Morons para tratar la cara del acompañamiento, la interdependencia, los límites y, en definitiva, la necesidad de cuidar y cuidarnos.
Occimorons conecta enormemente con su público a través de sus redes sociales, donde ya cuenta con más de 160 mil seguidores. Sus libros, además, son más importantes que nunca: la salud mental aparece a diario en las conversaciones diarias, en la prensa, en la televisión y en las redes. Quienes disfrutan de su trabajo agradecen la visibilización tan importante que el psicólogo ejerce a través de su arte.
- Buenos días, Pablo. Muchas gracias por este ratito. Para romper el hielo, empecemos con una fácil. ¿Por qué Occimorons?
La historia del nombre de Occimorons es bastante curiosa. Cuando me creé la cuenta de Instagram, antes de ello, tenía que pensar nombres. Yo hacía teatro y justo aquel año representamos una obra reivindicativa sobre la salud mental. Recuerdo que uno de los personajes se expresaba en oxímoron, palabra que no sabía en aquellos momentos y no es más que combinar dos palabras de significado opuesto, por ejemplo, “silencio atronador”. Esta palabra me llamó la atención y, al pensar un nombre, recordé que podría ser la misma palabra. Como ya había un usuario que se llamaba así, decidí cambiar la “x” por dos “c” y añadirle una “s” al final, dando lugar a Occimorons. Buscándole un significado, Occi se refiere a occidentales y Morons en inglés significa tonto, bobo. Por ello, lo traduzco como “esas cosas de occidentales”. Al final, Occi dio lugar a un personaje, y Morons es el otro personaje que tiene una esencia más a alien, como si fuera de otro planeta.
- Como dije en la reseña de Durante la tormenta, publicada en este mismo medio, devoré la obra, aunque creo que es un libro que cada lector debería leer despacio, deteniéndose para interiorizarlo. Los escenarios que planteas pueden llegar a ser dolorosamente familiares. Además, tienes una cantidad enorme de seguidores con los que el vínculo es palpable. ¿Cuál crees que es la llave para llegar a las personas?
Gracias por tus palabras. Sinceramente, crear este segundo libro ha sido un proceso algo más complejo en relación con el primero, ya que habla sobre acompañar a alguien que queremos en la salud mental y, muchas veces, eso duele. Considero que los libros son muy yo, aunque es cierto que, por supuesto, me baso en la psicología para crearlos. El haber pasado por un proceso de terapia y el estar acompañando a mi hermana con un problema de salud mental grave hace que viva mucho más estas temáticas. Nunca me han gustado esos mensajes que te dicen cómo tienes que vivir la vida. Me gustan los libros que te hacen reflexionar, aquellos en los que puedes adaptar el mensaje que quieren transmitir a tus circunstancias. Y eso es lo que hago, transmitir mensajes claros a través de las historietas en donde cada persona pueda hacer su propia lectura.
- A través de las ilustraciones, permites que el lector se adentre en un tema de evidente complejidad. Lo haces con la delicadeza que requiere, prestando atención a los detalles. ¿En qué momento te diste cuenta de que tenías que hacerlo, de que tenías que escribir estos libros?
Desde pequeño siempre me ha gustado escribir. Recuerdo que gran parte de mis veranos los dedicaba a hacer mi propia novela, porque yo quería ser escritor. Nunca las acabé, pero mi intención ahí estaba. En pandemia fue cuando me abrí la página de Instagram @occimorons, donde empecé a publicar semanalmente viñetas, y la aceptación fue increíble. Es cierto que al principio costó bastante, pero poco a poco fui creciendo y, con ello, fui llegando a más personas. En aquel momento yo seguía queriendo ser escritor además de psicólogo y, para mi sorpresa, fue una editorial la que me contactó y se interesó por mis viñetas. Así fue como empezó mi aventura editorial.
Para el primer libro, tenía muchas ideas para abordar, pero al final me decanté por aquella en la que, como psicólogo que va al psicólogo, es crucial: la importancia de normalizar que está bien pedir ayuda. El segundo libro surge de la necesidad de hablar de las personas que acompañan en la salud mental porque son las grandes olvidadas. Yo fui un hermano que, cuando a los quince años le diagnosticaron un problema de salud mental grave a mi hermana, no sabía qué estaba pasando y tuve que aprender por ensayo y error. Quizá si alguien me hubiese explicado ciertas cosas, hubiese podido acompañar un poquito mejor a mi hermana. Además, este segundo libro se lo dediqué a ella, porque, aunque no cuento nuestra historia, sí es cierto que este libro surge tras lo vivido en relación con mi hermana y eso hace que sea un libro muy especial para mí.
- Esta pregunta conecta con la anterior. ¿Cómo comenzó la escritura de Esas cosas que nos pesan, tu primera obra?
Conectando con lo anterior, tras la propuesta editorial y tras decidir de lo que quería hablar en mi primer libro, me dispuse a crearlo. Lo primero que hice fue nutrirme de entrevistas, libros y demás contenido que me podía dar cierta perspectiva para abordar el proceso que pasa alguien que está mal emocionalmente hasta que reconoce que está mal y da el paso a pedir ayuda. Después de esa búsqueda, que no fue muy fructífera porque me llené de demasiadas ideas que hicieron que la creación no fuera fluida, me miré a mí mismo y empecé a conectar con mi propio proceso. Yo en aquellos momentos estaba en terapia de manera mucho más constante que en la actualidad. Eso me sirvió para poder conectar muy bien con lo que quería transmitir. Lo que más me gusta de este libro es que está lleno de metáforas y de pequeños detalles donde cada lector puede hacer su propia lectura, y eso me parece muy enriquecedor. Ahora, un año y medio después, hemos publicado la guía educativa sobre este libro como herramienta para prevenir y promocionar la salud mental entre los más jóvenes. Al final, todo granito de arena que pueda dejar en mis lectores y lectoras es un regalo enorme. Podéis descargar la guía de forma gratuita en este enlace (clicar en el botón naranja “GUÍA DE LECTURA”).
- En nuestra sociedad sigue existiendo cierta reticencia a la hora de hablar sobre enfermedades mentales, incluso sobre libros que traten de ellas. ¿Qué mensaje darías aquí y ahora para ayudar a vencer el obstáculo?
En este aspecto, hemos avanzado durante estos últimos años, pero sigue habiendo aún bastante estigma. Una de las cosas que más me gusta hacer es ir a dar charlas sobre prevención y promoción de la salud mental a los institutos; sobre todo, generar esos espacios seguros donde poder escuchar a la chavalada. Recuerdo que hubo casos donde comentaban que, tras pedir ayuda, sus padres le dijeron que eso eran cosas de la edad, que tampoco era para tanto. La invalidación también está muy presente en nuestro día a día. Nos cuesta sostener el dolor de alguien a quien queremos y una de las cuestiones clave es que nos falta mucha información en cuanto a los problemas de salud mental. Esto lo comento porque es importante que, en esas edades tempranas, se validen las emociones de los más jóvenes y se puedan establecer recursos que, quizá, estén necesitando, siendo esencial para prevenir problemas de salud mental futuros.
- Eres el ejemplo vivo de un buen comunicador, al menos a mi parecer. De tener, ¿cuáles han sido tus ejemplos? ¿Quién o quiénes te inspiran que, por su manera de transmitir o de ser, hayan tenido una fuerte influencia tanto en tu vida como en tu forma de proceder?
Me encanta la comunicación. Desde que empecé a estudiar la carrera de Psicología, he dado alguna que otra charla de sensibilización. Incluso estuve tres años en un club de oratoria donde aprendí las bases esenciales de cómo comunicar y cómo poner en palabras aquello que pasaba por mi cabeza. Por ello, mis ejemplos fueron los compañeros y compañeras que tuve los años que estuve en dicho club, de los que aprendí muchísimo. Cada uno tenía su estilo y eso hizo que me nutriera en cada encuentro semanal que hacíamos. Por supuesto, también me quedo con algunos profesores que he tenido durante toda mi etapa educativa porque también son ellos los que me han construido como persona. Recuerdo esas clases que disfrutaba como nadie por cómo comunicaba el profesor o la profesora la materia y todo el esfuerzo que hacía para que la entendiésemos. Algo parecido hago yo cuando creo mis viñetas, porque para mí son una herramienta de comunicación muy potente. Y por supuesto, cuando estoy en casa preparando alguna ponencia sobre salud mental, siempre me acuerdo de mis compañeros de oratoria y de todo lo que dejaron en mí.
- La historia que narras, además de didáctica, es muy emotiva. ¿Habrá un tercer libro?
Puede ser. El universo Occimorons tiene que continuar, pero ahora mi plan es disfrutar de todas las cosas bonitas que me han traído estos dos libros, seguir haciendo charlas de prevención y promoción de salud mental en institutos y empresas, seguir con las redes y, por supuesto, con mis pacientes.
- En lo que a mí respecta, ya te he castigado lo suficiente. Muchas gracias por acceder a responder a esta entrevista. Seguro que los lectores te lo agradecen tanto como yo. Me gustaría cederte un último espacio para que puedas comunicarte directamente con ellos, para decirles cualquier cosa que se nos quedase en el tintero.
A los queridos lectores y lectoras deciros que vuestra salud mental importa, que cualquier motivo por el que penséis que necesitáis pedir ayuda es válido y que nunca es tarde para dar el paso y acudir a un profesional. Gracias por la entrevista tan enriquecedora y por tu tiempo. Cualquier sugerencia o cuestión que me queráis comentar, me podéis encontrar en Instagram (@occimorons).