UNA CALLE, UN LIBRO

Avenida Shinobazu de Tokio, “El lago” de Yasunari Kawabata

La avenida Shinobzu va en paralelo al estanque de Ueno, al norte de Tokio. Varios personajes de “El lago” de Yasunari Kawabata van por allí en varias ocasiones. Van a contemplar los esplendorosos cerezos. Caminan por la calle del tranvía en dirección al Zoológico. Se acercan al santuario Tsoshogu en mitad de su isla.

En “El lago” el protagonista sigue a mujeres a las que admira de lejos. Una de ellas le arroja un bolso con un montón de dinero. Otra, que se llama Mackie, tiene unos ojos oscuros y espléndidos que asombran incluso a otras mujeres. En la fiesta de las luciérnagas el hombre le cuelga una cesta de luciérnagas en su cinturón sin que se dé cuenta. Con una antigua alumna incluso llega a encontrarse muchas veces en una casa en ruinas en mitad de la hierba. Al final se despiden, pero ella dice: si no puedo soportarlo te buscaré donde sea, incluso en el pasaje debajo de la estación de Ueno.    Ueno es un parque maravilloso, el más delicioso y leve de Tokio. Por allí en otro tiempo estaba el barrio de diversiones de Tokio, el que inspiró las estampas ukiyo-e o “imágenes del mundo flotante” de Utamaro y otros artistas.

El protagonista sigue a mujeres que lo fascinan y solo son un sueño para él. Y piensa siempre en el lago junto a la casa de su madre, parece que eso lo anima. A veces piensa incluso en el reflejo en la noche de las casas ardientes en el agua del lago. Y al final una mujer lo sigue a él.  Kawabata, con su exquisitez, sustituye la realidad por lo que deja en la mente o en la piel.  Yo escuchaba los cormoranes en el parque Ueno, e incluso vi vagabundos barbudos como los que describe allí Kawabata. Pero no recuerdo si pasé exactamente por la avenida Shinobazu.

Antonio Costa Gómez    Imagen: “Noche lluviosa en Shinobazu”, de Shiro Kasamatsu