Corre cuanto puedas, la corrupción global no conoce límites: «RUN (Jamás caer vivos)»
Por Horacio Otheguy Riveira
La Sala Verde de los Teatros del Canal se ha transformado en una, más íntima, sala semicircular. En medio, muchas situaciones y ambientes con pocos elementos y elenco bravío: por fuerte, disciplinado, flexible, versátil y digno de los “bravos” que a veces caen sobre los intérpretes desde las alturas de los grandes teatros, o como en este caso, la profunda intimidad al calor de temas que nos atañen muy de cerca.
Para exhibir las corrientes que devoran la naturaleza de los atletas, bastan las variaciones escénicas sobre, por ejemplo, una pista de baile, un ring de boxeo o una cancha de baloncesto, que es como empieza: mimo, ballet y deporte sin cesta a la que acertar, rodeando al entrenador, ese jefe que lo sabe todo, pero además informa sobre datos que teníamos olvidados: las antiguas guerras y las modernas, el amigo y el enemigo fundidos en un campo de confusión sin modelos que llevarse a la boca, al corazón ni mucho menos al redondo material que bota para miles de millones de aficionados que ignoran todo lo que subyace en el negocio del tan sano deporte de éxito multitudinario.
Lo último que se escucha en la función es la voz de una de las actrices que canta una canción de gente que padece el día a día; hacia el final se dice algo así como «No sabe el dinero lo que cuesta su sudor». Una imagen que sintetiza tiernamente el negro, tempestuoso, mar de fondo de toda la representación. Un espectáculo vigoroso, escénicamente espléndido, riquísimo en sugerencias, imágenes y precisiones sobre hechos reales. Con arranque de una historia de amor limpio, ingenuo, a caballo de Hong Kong y Taiwán. Una fuga de chica virgen con un joven imprevisible que acabará mostrando un rostro muy distinto al del enamoramiento. Una situación muy íntima que será devorada por circunstancias de dominio público. La geopolítica devorando la vida cotidiana en un comienzo vibrante, arranque de historias cruzadas que no admiten intimidad alguna…
Amargura y esperanza vaga al saber que estamos a merced de un sistema global sin referentes ideológicos humanistas, corrupto en lo económico y brutalmente criminal en los modos y maneras de llevar a cabo su corrupción. Amargo despertar de la divertida inocencia de festejar a atletas y endiosarlos, mientras la carcoma avanza. Esperanza vaga, pero real, de que el conocimiento nos ayude a correr sin parar, sin caer ni un instante, con la solidaridad como flotador entre mares encrespados.
Texto y dirección: José Padilla
Reparto: Pablo Béjar, David Castillo, Silvia de Pé, Zaira Montes, Almudena Puyo, Lucía Trentini
Diseño de iluminación: Pau Fullana
Diseño de sonido: Sandra Vicente
Voz y percusión: Lucía Trentini
Escenografía: Eduardo Moreno
Vestuario: Vanessa Actif
Ayudante de dirección: Sabela Alvarado
Director técnico: Fernando Díaz
Asesor de baloncesto: Jesús Sala
Asesor de movimiento: José Juan Rodríguez
Dirección de producción: Miguel Cuerdo
Producción ejecutiva: Jair Souza-Ferreira
Ayudante de producción: Elisa Fernández y Sara Brogueras
Comunicación y giras: Pepa Rebollo
Ayudante de comunicación y giras: Ana López-Rúa
Fotografía y diseño gráfico: Javier Naval
Una producción de LAZONA
Coproducción: Teatros del Canal
TEATROS DEL CANAL. SALA VERDE. DEL 5 AL 31 DE JULIO 2022
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Otras creaciones de José Padilla en CULTURAMAS:
Trabajos de amor perdidos (2016)
Entrevista de Alberto Medina (2017)
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