«Fama. El musical»: gran Compañía en manos de Coco Comin, maestra de maestros
Por Horacio Otheguy Riveira
Tras seis meses en Barcelona, recibimos en Madrid un musical con mucho en común con Chorus Line, en realidad, con otros autores y dinámicas muy distintas, la escuela de Fama es donde se forjaron los bailarines y las bailarinas que padecen la dureza de un casting para ser componentes de una línea de coro (Chorus Line). Pero esta versión de Fama tiene aciertos que superan a aquel mítico espectáculo, posiblemente mejor, más rico en sugerencias y números de baile, además de canciones de mayor riqueza, en una versión actualizada con un equipo comandado por una de las más grandes figuras del teatro musical español con sede en Barcelona, donde su escuela de danza y artes escénicas cumple en 2022 nada menos que 51 años.
Coco Comin, Titulada en Danza por el Institut del Teatre de Barcelona, tuvo inicios profesionales muy exigentes como miembro del Cuerpo de Baile del Gran Teatro Liceo de Barcelona, etapa en la que realizó múltiples óperas y ballets. Posteriormente se especializó en Musical Theatre Jazz con veteranos maestros afroamericanos (Vanoye Aikens, Carl Paris, Walter Nicks, Paul Grey) y con solo 19 años, en 1971, fundó su propia escuela de Danza y Comedia Musical: l´Escola Coco Comin.
Con estos antecedentes, Coco Comin vivió numerosas experiencias en planos nada comunes en una creadora, tales como la producción, ya que forja su propia empresa productora teatral que inicia su recorrido con obras musicales para público familiar: Colors Màgics, Pinotxo, El Nas Vermell, Oliver Twist, La Fàbrica de Xocolata y La Comèdia dels Errors.
En su trayectoria teatral como coreógrafa para adultos cuenta con títulos como Snoopy el Musical (1990), Memory (1991), La Lluna de València (1992), Tots Dos (1993), Melodías de Broadway, Germans de Sang (1994), Bojos por Broadway (1995), Chicago (1996) (de producción propia, Premio de la Crítica Teatral de Barcelona), El Gato Con Botas (Ópera, 1997), That’s Jass (2000), Fama, el Musical (2004), Grease, el Musical de tu vida (2006), Mortadelo y Filemón (2008) y Grease, El Musical (estrenado en noviembre de 2011 y cerrando la gira en Málaga en 2014).
También ha creado y dirigido 23 espectáculos de danza de gran formato y 45 grandes eventos por encargo de diversas entidades. Habitualmente realiza ponencias teórico-prácticas y colabora en diversas publicaciones especializadas. En su faceta como dramaturga para Teatro Musical, ha escrito, guionizado o adaptado los libretos para montajes profesionales como Moustache, The Rhythm Musical Comedy, Grease, en Concierto, Grease, el Musical, Pérez el Ratoncito de tus sueños, Charlie i la Fàbrica de Xocolata, Oliver Twist, That’s Jass, El Nas Vermell, Bojos per Broadway, Pinotxo y Colors Màgics. Actualmente se encuentra trabajando en el guion de un nuevo proyecto.
La lucha por la vida entre cuerpos que aman el escenario
Es la fama lo que prevalece en la Escuela de los tres cursos 80-84 en Estados Unidos —donde transcurre la acción—, pero lo que prevalece en esta versión castellana es el alma que todos los jóvenes ponen para ser ellos mismos, guiados por exigentes y generosos maestros, y aprender a transformarse en otros, en el devenir de sus variados personajes como actores-cantantes-bailarines, disciplinas todas que esta Compañía consigue llevar a cabo con un espíritu de equipo y una energía maravillosamente dirigidas por su directora, sin duda la artista que más supo aunar todas las facetas a lo largo de su carrera.
En esta nueva realización de Fama, danza y canciones resultan primordiales. En las actuaciones de palabra se dan algunos casos desparejos, pero en general, una vez que se ponen a bailar y cantar predomina el talento, el esfuerzo y las calidades, si bien algunos personajes protagónicos se adelantan en logros admirables. En cualquier caso, a pesar de las casi tres horas, el resultado es muy gratificante para los amantes de los musicales y sobre todo de quienes sepan disfrutar de la enjundia y sobreesfuerzo de sus jóvenes artistas. En el último tramo del primer acto decae el interés despertado y tal vez convendría recortar unos 20 minutos, aunque desde luego el comienzo del segundo acto con un número formidable de claqué, introduce una buena suma de hallazgos, cuadro tras cuadro, aunando comedia y drama hasta dar con un magnífico epílogo que deja al público muy contento y con ganas de bailar.