París siglo XX Bilbao siglo XXI

Por  Julia Mª Carvajal

El Museo Guggenheim de Bilbao ha presentado la exposición, “Del Fauvismo al Surrealismo, obras maestras del Musée d’Art Moderne de Paris”, compuesta por setenta obras de los artistas más representativos de los movimientos de vanguardia que se dieron cita en París a principios del siglo XX. La muestra que permanecerá abierta al público hasta finales de Mayo de 2022, es la primera de este año en el que se cumple el veinticinco aniversario de la inauguración del Museo.

Los orígenes del Museo de Arte Moderno de Paris se remontan a 1937 cuando se construye para acoger obras de arte moderno y contemporáneo de la ciudad parisina, con motivo de la Exposición Internacional, la colección fue aumentando posteriormente gracias a mecenas como Maurice Girardin que en 1953 con su legado consistente en obras de artistas cubistas, fauvistas e integrantes de la escuela de Paris, contribuyó decisivamente al reconocimiento oficial del Museo en 1961.

Desde principios del siglo XX hasta después de la segunda guerra mundial, se desarrollaron movimientos artísticos fundamentales en la historia del Arte, como el fauvismo, el cubismo, y el surrealismo, que cambiaron la forma de ver y de plasmar el paisaje, la naturaleza, y la figura humana, en el intervalo de las dos grandes contiendas mundiales, artistas de distintos países confluyeron en la capital francesa y crearon la Escuela de Paris, en ese mismo periodo, en 1924, el poeta André Bretón funda y lidera el Surrealismo. 

La exposición, organizada cronológicamente, ocupa tres salas del Museo,  en la primera están representados el Fauvismo y el Cubismo, dos movimientos surgidos en París durante la primera década del siglo XX. Los fauvistas, en oposición a los naturalistas, inspirándose en la manera de diluir las figuras en el color del impresionismo, desarrollaron una nueva forma de expresión pictórica utilizando colores vivos,  pinceladas espontáneas que rompían con la técnica convencional de manera enérgica, feroz,  de ahí su denominación, “fauves”  (fieras) , atribuida al crítico de arte Louis Vauxcelles. Los cubistas sin embargo descomponían los objetos y las figuras plasmándolos desde diferentes perspectivas a la vez.  Entre los artistas fauvistas cuyas obras podemos contemplar están, Derain, que consigue la fuerza del color extrayéndolo directamente del tubo de pintura,  Robert Delaunay, que logra únicamente con el color definir espacios y formas, Matisse, máximo exponente del fauvismo capaz de expresar emociones a través del color.  Los cubistas, llamados así porque sus obras estaban articuladas en cubos, en opinión de la critica, tuvo su origen en el estudio analítico que hicieron Pablo Picasso y Georges Braque de las obras de Paul Cézanne, artista admirado por la  entonces joven generación de pintores y considerado el creador de la pintura moderna. Los trabajos cubistas se estructuran en composiciones fragmentadas, que representan simultáneamente diferentes puntos de vista de la realidad, renunciando a las reglas académicas de la perspectiva. Entre los pintores cubistas se puede admirar el “cubismo analítico” de Braque, germen de la abstracción, la obra de Albert Gleizes, que junto a Jean Metzinger contribuyó a la difusión teórica del nuevo estilo con su libro “Du Cubisme”, el “cubismo sintético” de Juan Gris, las figuras despersonalizadas de Fernand Léger, y la indiscutible maestría de Picasso. 

En la segunda sala se reúnen artistas de La Escuela de París, pintores y escultores. La denominación de Escuela de París, no hace referencia a un movimiento artístico, sino a una generación de creadores de diversas nacionalidades, que formaron parte de la intensa vida artística parisina desde el cambio de siglo y que evolucionó en distintos distritos de la ciudad de la luz. Entre 1900 y la Primera Guerra Mundial, Montmartre fue el núcleo de la vanguardia, en las décadas de 1920 y 1930, Montparnasse se convirtió en el nuevo centro de la bohemia artística, y, después de la Segunda Guerra Mundial, Saint-Germain-des-Prés alcanzó la cima de la actividad creativa. Los cafés, talleres, estudios, salas de baile, y cabarés de estos tres barrios fueron los nuevos lugares de encuentro de un colectivo artístico cosmopolita, que propició una intensa vida social. Este espacio lo comparten el ruso Marc Chagall, invitando al espectador a desvelar sus ambientes mágicos y misteriosos, las acuarelas y dibujos femeninos de Jules Pascin, de Bulgaria, el estilizado romanticismo del italiano Amedeo Modigliani, la problemática social retratada en las obras de Kees van Dongen, de los Países Bajos y la española María Blanchard que transmite en sus místicas obras su pasión por la pintura.

La tercera y última sala está dedicada al Surrealismo, movimiento artístico y literario que tiene lugar en París en los años veinte del pasado siglo y que gira en torno a André Breton, aunque secundado en sus ideas por los poetas Apollinaire, Aragon, y Eluard, es él quien establece los fundamentos con su “Manifiesto Surrealista” en el que propugna una nueva estética para buscar nuevas fuentes de inspiración, confrontadas con el orden establecido y la razón, explorar la fascinación mediante las teorías de Freud,  los mitos, los símbolos, el inconsciente, el cosmos y el orbe de los sueños. En este espacio habitan Man Ray con su particular visión fotográfica y su doble sentido en los personajes que retrata (mujer violín), lo onírico generado por el subconsciente en los trabajos de Max Ernst, la pintura metafísica de Giorgio de Chirico, y Francis Picabia con su obra salpicada de referencias literarias y lingüísticas. El Surrealismo es un acto irracional, revolucionario, liberador, indaga en aspectos totémicos, como hace Wifredo Lam, experimenta con distintos materiales como los que utiliza André Masson, pionero en incorporar a sus collages arena y goma arábiga. Los surrealistas permanecieron durante bastante tiempo en la capital francesa y se mezclaron con las siguientes generaciones, esta corriente llega posteriormente a otros países como Estados Unidos donde influirá en el expresionismo abstracto y el Arte pop.

 

Hace veinticinco años, un proyecto artístico que era un sueño se convirtió en realidad, el continente del Museo Guggenheim diseñado por Frank Ghery es una obra de Arte en si mismo por su arquitectura, el contenido tanto por su colección permanente como por las exposiciones temporales, le sitúa entre las más importantes pinacotecas del mundo. Las Instituciones vascas lo han apoyado desde el principio, entre los patrocinadores se encuentran empresas destacadas a nivel europeo,  al frente durante toda su andadura, algo muy poco habitual, su director Juan Ignacio Vidarte ha desarrollado una magnifica y brillante labor, sin su dedicación no habría sido posible celebrar este aniversario.

Este conmemorativo año 2022 hay programadas excelentes exposiciones, el público podrá deleitarse con la quimérica expresión plástica de Jean Dubuffet, los orígenes de la tierra de Monira Al Qadiri, la relevancia del Dibujo a través de Gerorges Seurat y Richard Serra.

Hace veinticinco años un sueño que era un proyecto artístico se convirtió en realidad.

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