«El mal de la montaña»: recorrido por el desamor en el vacío
Por Horacio Otheguy Riveira
Avance y decepción, amor y rechazo, amistad y soledades infranqueables: son los extremos por los que se mueven cuatro seres egocéntricos que lamen sus heridas, mientras procuran producirse otras nuevas, igual de etéreas, insustanciales. Tal el ambiente creado por el autor Santiago Loza, muy bien interpretado por el cuarteto de estupendos actores, a cargo de una existencia patológicamente depresiva que alcanza a todos ellos, víctimas de El mal de la montaña.
Todas las reglas del teatro del absurdo en una puesta en escena en exceso fría, hacen de El mal de la montaña una experiencia parcialmente interesante, gracias al esfuerzo y el talento de sus intérpretes que logran momentos muy ricos en acción y sugerencias poéticas, pero lo pierden todo a causa de la monotonía del texto y la difícil puesta en escena a cargo de dos de sus intérpretes, cuyo reconocido talento como actores (Francesco Carril-Delgado Hierro) no se hace presente en el doble juego de actuar y dirigir, ya que no logran plasmar la atmósfera de seducción necesaria para que nos hundamos con ellos en el vacío de gente que se aísla, incluso en compañía, ensimismada, y con fobia hacia los pobres que circundan la desvencijada casa en que permanecen.
Pobres que inundan las calles revolviendo en la basura, y que saca de quicio a un tipo corriente que coge a diario el tren de las seis de la mañana para ir a trabajar; le irrita tanto que coge un arma, asqueado por la suciedad y el caos de la pobreza de niños de 12 años desvergonzados en su miseria. Esta situación narrada es el punto de mayor crescendo en un contexto donde no hay personajes, solo vagos tipos humanos en unas pocas situaciones circulares, y canciones, muchas canciones demasiado largas; en ellas radica el aleteo vital del que los tres hombres y una sola mujer carecen; no tienen vida propia, ni siquiera cuando parece que de verdad El mal de la montaña podría destruirles. Verles sin hundirnos con ellos, sin padecer su mismo mal, resulta una experiencia cansina… Un ejercicio poético, de teatralidad difusa, donde el absurdo del vacío existencial florece con luz propia en unas pocas escenas, dentro de un contexto audiovisual interesante pero insuficiente.
[Del argentino Santiago Loza, se representó en Madrid: He nacido para verte sonreír, «Donde podría darse un melodrama desbocado, difícilmente soportable, surge una pieza poética que conmueve a través de lazos profundos por los que transcurre toda una vida en pantallazos de tragedia, humor y ternura, a ritmo de bolero y ópera».]
De: Santiago Loza
Dirección: Francesco Carril y Fernando Delgado-Hierro
Con: Ángela Boix, Francesco Carril, Fernando Delgado-Hierro y Luis Sorolla
Diseño de espacio escénico: Paola de Diego
Ayudante de escenografía y vestuario: Guillermo Felipe
Diseño de iluminación: Paloma Parra
Diseño de sonido: Sandra Vicente
Ayudante de sonido: Beni Moreno
Ayudante de dirección: Raquel Alarcón
Residencia de ayudantía de dirección: Valle del Saz
Producción Buxman: Jordi Buxó, Aitor Tejada y Pablo Ramos Escola
Una coproducción de Teatro Español y Buxman Producciones
TEATRO ESPAÑOL. SALA MARGARITA XIRGU HASTA EL 3 DE ABRIL 2022
Los ojos son 👀 . . . Como sombrillas.
Y, como estelas,
en la mar. .
El tiempo apremia, quizás, como trampas, de ojalá y de promesas,
y los goznes de la puerta 🚪 , Chirrian.
Quien abrirá sino las sombras, de el recuerdo.. fin.
Aquellos, mismo, que en su valor,
desencadenan, toda una suerte, detrás
de la estrella.
Más allá, un ojalá y un maravilloso, a lo mejor. . . Y, el color de el aire, es dispar, como la llama adecuada, a el tiempo en el que quizás todos tuvimos , en parte la razón…. FIN.
Figuraciones espontáneas,son como el viento fulgurante y la lluvia espontánea, del tiempo, hoy una presa, mañana un
ayer, y una representacion pictorica … Fin.
Etc, etc, etc… FIN.
Todo, es cuestión, de SUERTE. . . .
No varemo, de dos,
Y, no hay sitio ni objetivos.
Más, allá, depende, de el Nagual y
de los vientos, de la comunidad…
Pensar que el elixir, descartes afirma lo concerniente a la promesa interna.
De los daños de el tiempo humano…
En goce si, la primera emoción es la
verdadera. Otra pequeña cuestión es tenida, por importe de cuantía, en menos grado,ya.
Por necesidad, de causa…
Es lo subyugado, de la causa, tenencia es valentía, y suciedad del mismo modo lleno de prisas. Fin.
Etc, etc, etc… FIN.