«Yo soy Hamlet», brillante comedia policiaca con Leo Rivera y Gabriel Olivares
Por Horacio Otheguy Riveira
El juego del teatro en el teatro con intriga policiaca de por medio es un subgénero anglosajón muy logrado, a menudo llevado al cine, y no siempre adaptado con éxito al castellano, por giros, guiños y otras peculiaridades de una cultura que siente especial adoración por el crimen (con sangre o sin él) como eje de existencias cotidianas. Esto sucede, fundamentalmente, en el campo literario donde hay muchos y muy buenos autores, tanto en Estados Unidos como en Reino Unido, aunque es este último el único lugar en el mundo con tantas mujeres escribiendo al respecto que se las conoce, desde hace más de veinte años, como Damas del crimen.
En este caso de Yo soy Hamlet, el autor es un hombre orquesta. En efecto, Richard James escribe novelas, numerosas obras de teatro, y es actor en series, películas y escenarios variados. Es evidente que conoce tan a fondo las delicias y frustraciones del mundo del espectáculo que ha sabido lograr una muy buena comedia en un acto sin interrupción con dos personajes y dos ausentes (una mujer y un hombre varias veces mencionados…) que les marca el paso: todo va y viene como un juego de ping-pong frenético en el que los propios intérpretes participan activamente del artificio de la comedia y de la vida cotidiana que representan.
El que hace de director preparando un Hamlet es Gabriel Olivares, director a su vez de muchas obras (Gross Indecency, Oscar Wilde, según Moisés Kaufman, David DeGea y Gabriel Olivares; Our Town, de Thornton Wilder, según Gabriel Olivares. Reposición teatro Lara 2022, entre otras). Maestro de actores, y ahora actor él mismo al tiempo que dirige e interpreta a un director aparentemente muy seguro de sí mismo que pierde pie en una serie de sorprendentes situaciones, a remolque de Leo Rivera, un informático sin experiencia alguna que se ofrece en un casting para interpretar nada menos que al Príncipe de Dinamarca.
Si Olivares se expone ridiculizando al director todopoderoso que se va volviendo un guiñapo, con mucho patetismo sobre su propia condición de director teatral, Leo Rivera encarna en la primera parte a un tipo que nos hace reír con bastante lugares comunes de alguien ignorante que mal lee párrafos de la obra. Pero pronto irá descubriendo que es muchos otros hasta manipular un desenlace que solo es la primera parte de un remate absolutamente inesperado. Un proceso de creciente interés, con muchos efectos bien logrados, incluyendo admirables párrafos de la obra original de Shakespeare estrenada en 1603.
Cada intérprete en su medida, a Rivera le ha tocado exhibir unas dotes que no le conocíamos: se adueña de la comedia, el suspense, el melodrama… y Olivares —debut como actor— se la juega en un doble terreno, que el propio texto le permite, pues en el mismo se le critica por la omnipresencia de actuar y dirigir, entre otras menudencias.
El triunfo es total. La sala llena un lunes a las 20 horas. El resultado final tan sorprendente como la pieza que empieza y termina con una exhibición tan divertida como inquietante de que la mentira teatral no es más que una verdad que todo espectador necesita para realimentar su imaginación con la entusiasta experiencia de los intérpretes al alcance de la mano…
Reparto Leo Rivera es Simón Prendado; Gabriel Olivares es Tomás Torres
Texto Richard James
Versión castellana Leo Rivera
Dirección Gabriel Olivares
Producción Gaspar Soria
Producen Abono Teatro y El Reló Producciones
Ayudante de dirección Jesús Redondo
Espacio sonoro Carlos Alzueta
Escenografía y vestuario Marta Guedán
Diseño de iluminación Ricardo Rey
Asesoría vocal Yolanda Ulloa
Asesoría de movimiento Andrés Acevedo
Fotografía cartelería Javier Biosca
Diseño gráfico Sergio Avargues
Distribución Dos Hermanas Catorce
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Otras creaciones de Leo Rivera
Lehman Trilogy, de Stefano Massini
¡Bang Bang!, de Martín Gervasoni y Wilfredo Van Broock
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Es una quedada¡
Empieza preguntándote, esto ha empezado ya?? empiezas a entender que estas viendo una obra con la que te ríes y te lo pasas bien y acabas muy serio, diciendo joer¡ que el tonto del nuevo se va a cargar al direc, con una expelucnante realidad¡ y con los pelos de punta.
Me ha encantado y al final hubiera querido más, más