Barbarie y solidaridad, perversión y amor incondicional en «La Infamia», de Lydia Cacho
Por Horacio Otheguy Riveira
Teatro y cine en armónica simultaneidad. La mirada del público va y viene de las situaciones teatrales más o menos distantes a los primeros o segundos planos en una pantalla, ya que la protagonista es seguida de cerca —contando con una muy medida coreografía— por una operadora de cámara multipresente, si bien, sabe mantenerse a un lado cuando el personaje se dirige al público en unas transiciones también muy medidas. La cámara es otro cuerpo que se suma al de la intérprete para enfrentarse a una historia que es teatro intimista, testimonio documental, thriller emocionante en escena y en película, todo articulado con impecable factura.
Mientras en escena la escenografía de Alessio Meloni nos implica en la suciedad, el caos, el terror que brota de ambientes y objetos repugnantes, la luz y el sonido crean la atmósfera precisa para que todo sea posible en la recreación magistral del director José Martret con alcance “natural” en el lenguaje cinematográfico donde no solo se suceden los planos más cercanos de la actriz, sino también los recuerdos familiares y unos pocos, pero muy importantes, reportajes televisivos. Realidad vigorosa en una autoficción que palmo a palmo circula por las articulaciones de una periodista en peligro, rodeada de salvajes “legales”, que entre sus estertores se aferra a la esperanza de que su gente, su numerosa gente haga lo imposible para salvarla.
La peculiaridad de que este trabajo tan especial —tan cuidado en todos los aspectos— esté interpretado por dos actrices en días alternos, resulta muy edificante. Tuve la suerte de disfrutar de su elaborada composición de una forma excepcional: primero Marina Salas y al día siguiente Marta Nieto, y la experiencia no pudo ser más emocionante. Dada la singular puesta en escena de José Martret, la suma de funciones me permitió conocer a fondo la creatividad de los cinco. Las actrices con el director y la autora del libro, a su vez personaje vivo en toda la trama, y Alicia Aguirre Polo a cargo de la cámara, presente en los ensayos desde el primer momento, mucho antes de la utilización física de su instrumento.
Este equipo ha ido hilvanando los elementos emocionales y artificiales propios de un espectáculo entre lágrimas y sonrisas a ritmo de una musicalidad intrínseca con el teatro más vitalista, el que transita por una serie de elementos tan disímiles que cuando acaba la representación, todos, público incluido, sienten que lo acontecido es más de lo que la aventura teatral suele proponer. El triunfo del testimonio final impone la visión de hechos crueles que, al hacerse públicos a través de la imprenta y ahora del teatro, consigue despertar conciencias e incluso provocar implacables castigos.
De: Lydia Cacho
Adaptación: Lydia Cacho y José Martret
Dirección: José Martret
Con: Marta Nieto (9 diciembre al 2 enero) y Marina Salas (4 al 16 enero)
Diseño de espacio escénico y vestuario: Alessio Meloni
Diseño de iluminación: David Picazo
Diseño de sonido: Sandra Vicente
Diseño de videoescena: Emilio Valenzuela
Operadora de cámara: Alicia Aguirre Polo
Ayudante de dirección: Pedro Ayose
Fotos: María La Cartelera
Una coproducción de Teatro Español y Producciones Come y Calla
Naves del Español en Matadero / Sala Max Aub (Nave 10)
AVISO AL PÚBLICO: Las funciones del 9 de diciembre al 2 de enero (excepto la del 21 de diciembre) y la función del 15 de enero serán interpretadas por Marta Nieto. Las funciones del 21 de diciembre y del 4 al 16 de enero (excepto la del 15 de enero) serán interpretadas por Marina Salas.
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