«El encanto de una hora», de Jacinto Benavente: revelación y desencuentro existencial
Horacio Otheguy Riveira.
Cuando los intérpretes hablan lo hacen con el lenguaje que el autor compuso en 1892: literario, a los oídos de hoy, pero con un gran dominio de la poética del arte dramático: imágenes y frases breves para deambular por una constante de angustia que se establecería en los años 50, en torno a la fecha de la muerte de don Jacinto por Beckett, Adamov, Ionesco… La fragilidad de los seres humanos, siempre incapaces de cumplir con sus ilusiones. En una función de 60 minutos, tal y como señala el propio título, esta Compañía aporta una mirada de hoy para expresar emociones de amplio alcance filosófico. Un espectáculo en cuya brevedad hay una producción muy detallista, y en su puesta en escena muchos puntos de vista que se brindan generosamente al público, para que desde su butaca y en su propio viaje interior complete el fascinante discurso poético.
La Compañía de teatro Los números imaginarios], la productora Bella Batalla y el Teatro Español presentan ‘El encanto de una hora’, una nueva producción conjunta cuyo estreno absoluto tuvo lugar el 6 de agosto, inaugurando la programación de la nueva temporada 2021-2022 del Teatro Palacio Valdés.
En 1892, Jacinto Benavente publicaba Teatro fantástico, considerado el texto que sentó las bases del teatro modernista en nuestro país y en el que incluía la pieza corta El encanto de una hora. En ella, dos figuras de porcelana vuelven a la vida a medianoche. Ahora, en un salón de baile de una zona costera del 2021, el director Carlos Tuñón recupera dicha pieza trasladando sus conceptos esenciales a la escena contemporánea y mezclando procedimientos de teatro físico con manipulación de objetos y teatro textual.
Ambas realidades se funden y conviven; la España de entonces y la España de ahora, los versos de Benavente y la realidad de un hombre y una mujer en situación atemporal, embarcados en un sueño de libertad y de posibilidad de cambio.
Los cuerpos de Patricia Ruz y Jesús Barranco se encuentran en un paraíso anclado a otra época en la que esperan inmóviles, como las dos figuras benaventinas, hasta que también reviven. La versatilidad de los dos intérpretes, bailarina-actriz y actor con muchos recursos, plasman situaciones de muy atractiva riqueza plástica y poética.
Dos figuras de porcelana vuelven a la vida durante una noche. Dos cuerpos frágiles y olvidados en un salón donde solo pasa el tiempo, donde la vida ocurre a su alrededor pero de la que solo pueden ser impasibles espectadores.
«El Premio Nobel español se situó con este teatro en la experimentación simbolista de su época, en el denominado teatro del ensueño, en un tiempo en el que se iban gestando nuevos modelos dramáticos frente al teatro del realismo, con la consiguiente resistencia explícita de algunos al cambio, como lo demuestran los artículos de José María Fábregas del Pilar en “Del teatro poético” (1912): “La poesía en el teatro contemporáneo no significa la solución de la crisis por medio de la cual atraviesa, sino un signo más del estado agudo del problema y de la desorientación que revela”. (Rubio, 1998: 123) en la dirección hacia un modernismo reaccionario según proclamaba Eduardo Marquina en “Sobre el teatro popular” (1908): “O el Pueblo, la Raza constituyen el personaje descomunal y constante de todo nuestro Teatro, o no tenemos el derecho de convocar para triviales farsanterías a la multitud” (En Rubio, 1998: 104).
Fue el mismo Benavente, quien en “El teatro de los poetas”, en el Heraldo de Madrid, del 13 de mayo de 1907, manifestó su queja e incomprensión de una parte del público: ¡Y si fuera sólo la voluntad y la inteligencia del público las que se resistieran! Pero es que tampoco podemos contar con su imaginación que niega crédito a todo lo que no sea verosímil, de esa verosimilitud teatral, por la que dijo no sé quién, con mucho acierto: “La verosimilitud es el mayor enemigo de lo verdadero” […] para los que ya estamos cansados de oír en el teatro las mismas vulgaridades de este vivir prosaico, ese Teatro en que hablar gramaticalmente ya es falsedad y decir lo que se piensa atrevimiento y decir lo que se siente lirismo». (Extracto de José Montero Alonso en Jacinto Benavente. Su vida y su teatro, Ed. Sucesores de Rivadeneyra, Madrid, 1967)
Dramaturgia: Jacinto Benavente
Versión y dirección: Carlos Tuñón
Intérpretes: Patricia Ruz y Jesús Barranco
Ayudante de dirección / regiduría: Mayte Barrera
Jefa de producción: Rosel Murillo
Producción ejecutiva: Nacho Aldeguer
Plástica, espacio y vestuario: Antiel Jiménez
Vestuario: María Sánchez y Paola de Diego
Iluminación: Miguel Ruz Velasco
Sonido / gráfico: JUMI
Coreografía / selección musical: Patricia Ruz
Fotografía: Luz Soria
Audiovisual: Ales Alcalde
Prensa y comunicación: Amanda H C – Proyecto Duas
Distribución nacional: Caterina Muñoz Luceño – Caterina Producciones
Agradecimientos: Rebeca Sanz-Conde y su compañía LAFINEA teatro por descubrirnos este texto cuando lo estrenaron en 2013. Emilio Peral Vega por arrojar luz sobre la figura de Jacinto Benavente. Antonio Díaz y Fredy Rendon por abrirnos las puertas de Benidorm. Jose Delgado por su memoria musical.
‘El encanto de una hora’ es una pieza de salón de [los números imaginarios], producida por Bella Batalla y el Teatro de La Abadía.
Género: teatro fantástico.
Duración: 60 minutos.
Edad: público adulto.
Idioma: castellano (de 1892).
TEATRO ESPAÑOL. SALA MARGARITA XIRGU. DESDE EL 14 DE OCTUBRE AL 13 DE NOV. 2022