El juego como reclamo cultural en España

 

España se podría definir como uno de los países que más se beneficia y que necesita vivir del turismo de toda Europa. De hecho, hasta que la pandemia del covid-19 llegó a nuestras vidas, la península batía en 2019 por séptimo año consecutivo su récord de turistas alcanzando los 83,7 millones, según los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística. Incrementó el número y también el gasto por visitante, algo también fundamental. Y entre los tipos de turismo que crecen, hay uno muy particular que es el turismo de casinos y relacionado con el juego.

Un sector que ya crecía antes de la crisis sanitaria y que lo ha hecho también de forma exponencial cuando la situación ha hecho mella en las libertades individuales. Por eso, y por las extensas raíces que existen en el territorio español con estas actividades, es que vienen cada vez más turistas con la intención expresa de visitar las salas de juego y recintos en los que se practiquen. Esto ocurre mucho con los torneos de poker internacionales, donde los jugadores llegan para participar en el torneo o certamen y aprovechan para pasar unos días visitando los diferentes centros de referencia.

España tiene Barcelona como ciudad referencia en poker y todo lo que rodea a este mundillo, y la zona de La Barceloneta es la que se ve especialmente beneficiada por la celebración de series mundiales, y también nacionales, de naipes en el Casino Barcelona. Y esto parece lógico si atendemos al dato de que Cataluña es la principal comunidad de destino, aglutinando casi 20 millones de turistas al año. En Estados Unidos por ejemplo, no hay duda que Las Vegas centra todo el protagonismo, sobre todo en torno al poker. Un juego que todavía está por conocer cuando retomará los torneos en vivo y que aún está a la espera de saber qué cambios se le van a presentar para finales de 2021. Aunque esperando eso anda todo ser humano a estas alturas.

Pero lo más interesante es comprobar si el juego continúa siendo la puerta de entrada a otros tipos de turismo como el cultural, pues hasta ahora lo había sido, y más en una ciudad tan vinculada al arte como Barcelona. El Casino Barcelona es el que más ingresos genera de todo el país con diferencia sobre el resto y el que más repercusión deja a todo el puerto de la ciudad condal. El Mirador de Colón, sin ir más lejos, es un lugar obligado para tomar una instantánea y a él va unido el Edificio de Aduanas, con más de un siglo de antigüedad y representado por una arquitectura exquisita del diseñador Enric Sagnier.

Y aunque Barcelona y su zona marítima reparten mucho juego, Madrid tampoco se queda atrás. No vamos a descubrir a estas alturas los potenciales de la capital española, pero sí hay que remarcar la influencia de sus salas de juego. El estado céntrico de las mismas ayuda mucho y se asemeja a la propia Las Vegas, donde puedes estar jugando en pleno corazón de la ciudad del pecado sin tener que desplazarte a una zona menos accesible.

En Gran Vía se encuentra una de sus perlas con el casino que porta su nombre y que en sí es todo un edificio con mucho valor cultural. En su interior está la antigua sede del Círculo Mercantil e Industrial de Madrid que ha decidido conservarse y utilizarse para realizar exposiciones. En la presentación más actual se muestran imágenes sobre la historia de una de las calles más importantes de la historia de la villa madrileña. De hecho, el Casino Gran Vía fue en otro tiempo el Palacio del Conde de Santa Coloma, destacado por el gran aroma que desprendían por Madrid sus fogones, y por eso es un lugar tan bello.

Al margen de estos dos grandes centros económicos y culturales, también hay espacio para destacar las buenas cifras del turismo del juego en la costa de Alicante o en las Islas Canarias, con Gran Canaria siendo la porción más representativa del archipiélago. Esta clase de entretenimiento ha provocado que ciudades como Benidorm sean perfectas para practicarlo en la zona de Levante, sobre todo en verano que es cuando más afluencia de público en busca de playa y un buen clima puede haber.

En Canarias es diferente, pues el ambiente es mucho más estable a lo largo de todo el año. Los centros de juego se sitúan en las calles cercanas al paseo marítimo y a la playa, por lo que toda la oferta gastronómica y de recreación del lugar se beneficia de la llegada del público extranjero. Así ocurre por ejemplo en Maspalomas, en la zona sur.

Algo muy repetido también en las Islas Baleares, que quizá es un lugar un tanto excepcional. La comunidad es la segunda con más millones de turistas, pero la incidencia del juego es menor, también porque en su comunidad se afronta el juego de azar como una diversión que se suele practicar en casa o en familia, antes que en un salón de juegos. El turista también nota eso, aunque mantiene las visitas a lugares culturales estratégicos de Mallorca, como la zona portuaria, y el resto de islas.

Hay que decir que el avance de los juegos online, con un 13% de aumento en ingresos del año 2019 al 2020, influye en la promoción de un tipo de turismo que ya convive y ayuda a otros como el gastronómico, el cultural, de negocios, de lujo, deportivo y muchos más.

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