Los «Espíritus» de Isabel Allende iluminan el gran teatro de Carme Portaceli
Por Horacio Otheguy Riveira
El misterioso pasaje de la vida a la muerte tiene en estos espíritus una referencia histórica en la cultura chilena, y en gran medida de toda iberoamérica, pero que en 1982 causó sensación en las páginas de la novela La casa de los espíritus, en la que la sobrina del trágicamente desaparecido presidente Salvador Allende pergeñó acontecimientos históricos y personales de la autora, sumados al carácter mágico de una espiritualidad despreciada por la élite intelectual. De hecho, la creencia en la comunicación con los muertos a través de médiums, fue durante siglos tomado como superstición de ignorantes, cuando en realidad la burguesía culta mantenía en pie la corriente espiritista más profunda, tanto en Europa como en América, heredera de la sabiduría indígena, que además la utilizaba con fines terapéuticos.
La aparición de La casa de las espíritus, firmada por una mujer capaz de sentarse a la misma mesa que los hombres del llamado Boom Latinoamericano, fue otra sorpresa de impacto. Así las cosas, tras innumerables ediciones en todos los idiomas, llega al Teatro Español de Madrid una versión teatral escrita por dos mujeres y dirigida por una de ellas. Isabel Allende dio todas las facilidades, económicas e intelectuales, para llevar a cabo esta versión. Nacida en 1942 en Perú, no vino al estreno porque «no voy a ninguna parte, ya que prefiero quedarme encerrada escribiendo».
El resultado escénico es tan esotérico y realista como la propia obra original, pero con una vida propia alucinante en tres horas y media de espectáculo teatral que nos deja el deseo de correr a releer la novela para dar mayor cuerpo a este acontecimiento que tardó en llegar por causa de la pandemia, pero aquí está al fin como corolario de un largo, intenso trabajo de escritura y producción en la compleja plasmación de realismo político, conflictos emocionales y universo esotérico.
La musicalidad de la puesta en escena de Carme Portaceli está presente no solo en la armonía fascinante de las voces de los intérpretes y el espacio sonoro, sino también en las cuatro canciones que se interpretan en escena junto a notables movimientos coreográficos. Con un texto de rica síntesis, cuando se introducen párrafos de la novela estos fluyen con la misma capacidad de veracidad y ensueño con que toda la superproducción ha sido concebida.
Un extraordinario elenco da vida a muchos personajes, excepto los interpretados por Carmen Conesa, Francesc Garrido, Borja Luna y Miranda Gas, que asumen perfiles fijos, aunque variados en edades y narraciones. Las emociones circulan con fuerza en una creciente tensión en torno a la hija del terrateniente secuestrada, punto de partida que se desarrolla mientras el anciano recuerda su vida y la de la gente que le rodeó. No faltan detalles de jubiloso humor que se entremezclan con lo tortuoso del drama social.
Así dos hermanos son niños, adolescentes y adultos interpretados con gran variedad de matices por David Fernández y Guillermo Serrano, mientras que las entusiastas carcajadas de una madre o una hija en Inma Cuevas, también serán susurros de ferviente enamorada. Pilar Matas asume a tres mujeres tan enigmáticas como generosas, Jordi Collet es un aristócrata de opereta francesa, así como un torturador implacable… y Gabriela Flores una prostituta muy joven que se hace profesional de altos vuelos y alcanza una cima inesperada, pero en breves transiciones se convierte en la amarga y beata hermana del terrateniente…
El público en pie desde el primer oscuro da muestras de una emoción que no sabe cómo puede llegar a comunicarse con artistas tan grandes, más allá de aplausos y ovaciones. Unidos artistas y espectadores en un ritual de camaradería no solo estética, sino también ideológica tras la dura exhibición de un terrorismo de estado que se ha presentado para quedarse en todo el mundo comandado por Estados Unidos con acompañantes igualmente hipócritas.
No pidas la muerte, esa nos llegará a todos.
La gracia está en sobrevivir,
ese es el auténtico milagro.
De: Isabel Allende
Dirección: Carme Portaceli
Adaptación: Anna María Ricart
Dramaturgia: Anna María Ricart y Carme Portaceli
Intérpretes:
Jordi Collet (Conde / Esteban García)
Inma Cuevas (Nivea del Valle / Blanca Trueba
Gabriela Flores (Tránsito / Férula)
Francesc Garrido (Esteban Trueba)
Pilar Matas (Nana / Petra García/ Luisa Mora)
Carmen Conesa (Clara del Valle)
David Fernández “Fabu” (Nicolás Trueba / Pedro II)
Miranda Gas (Alba)
Borja Luna (Pedro III)
Guillermo Serrano (Jaime/Severo)
EQUIPO ARTÍSTICO
Diseño de escenografía Paco Azorín
Diseño de iluminación David Picazo
Diseño de vestuario Carlota Ferrer
Coreografía y movimiento Ferrán Carvajal
Música original y espacio sonoro Jordi Collet
Diseño de vídeo Miquel Àngel Raió
Diseño de sonido Pablo de la Huerga
Ayudante de escenografía Fer Muratori
Ayudante de vestuario Sonia Capilla
Ayudante de dirección Montse Tixé
TEATRO ESPAÑOL HASTA EL 16 DE MAYO 2021