The Investigation
Por Gerardo Gonzalo.
Vincular a un país con un sello de calidad audiovisual puede resultar atrevido. Pero en el caso de Dinamarca, son tan numerosos los ejemplos de excelencia, ya sea tanto en la ficción cinematográfica como televisiva, que afrontar el visionado de una serie de esa nacionalidad resulta una experiencia que al menos, parece asegurar unos niveles de calidad mínimos.
En este caso nos encontramos ante una miniserie de seis episodios estrenada en Movistar y que se basa en un hecho real ocurrido en Copenhague en 2017, la desaparición de una periodista sueca, tras subir a un submarino casero con la intención de entrevistar a su dueño y constructor.
A partir de este crimen, la serie nos muestra de forma detallada todo el trabajo de los policías, sobre todo a través de la mirada del jefe de la unidad de homicidios. Las diferentes líneas de investigación, la búsqueda de pruebas y el análisis de datos para incriminar a la persona que creen culpable, y que necesitan probarlo por encima de cualquier duda, se alzan como los aspectos centrales de la trama.
Se trata de una lucha en silencio, donde se entremezcla la resolución de un asesinato escabroso y el horror y la incertidumbre de los padres de la víctima. Frente a esto, un sistema judicial muy garantista y los diferentes equipos que investigan, al límite de sus capacidades y sin obtener en muchas ocasiones los resultados necesarios. En el centro de todos ellos, el jefe de homicidios encarnado por el actor Soren Malling, que con una interpretación naturalista, contenida y sin apenas externalizar sentimiento alguno, interioriza y deja caer sobre sus espaldas, el peso de una investigación que afecta a todos los ámbitos de su vida y que sin aparentarlo, le está consumiendo.
Ninguno de estos elementos encajaría adecuadamente sin una espléndida factura y el cuidado por el detalle. Una ficción que ahonda tanto en la investigación del crimen, que se recrea en las pausas y las esperas, que revisita continuamente los mismos hechos y que centra su búsqueda a una sola carta que no termina de aparecer, tiene que ser muy sólida para que el interés y la tensión no decaigan. Más aún, cuando la serie decide alejarse de cualquier elemento convencional que podría elevar su tono o ritmo, pero que nos desviaría de su propia esencia. No se nos enseña el asesinato, no hay ninguna situación de riesgo vital por parte de los investigadores y premeditadamente, en una decisión a contracorriente de las trepidantes tramas de la ficción televisiva contemporánea, no hay presencia alguna del acusado, a pesar de ser el personaje clave sobre cuyo supuesto comportamiento gravita todo.
La serie se despoja de cualquier ropaje que distraiga y se ciñe a unos hechos y al esfuerzo por conseguirlos. A veces recuerda a esa obra excepcional de David Fincher que es Mindhunter (2017) en su premeditada frialdad (ya anteriormente el director transitó estos terrenos en la compleja y frustrante investigación de su película Zodiac). Pero esto aquí es llevado más al extremo, puesto que la ficción norteamericana se elevaba cuando mostraba los interrogatorios a los asesinos en serie y ahondaba en las complejidades y conflictos privados en sus protagonistas. Frente a esto, The investigation huye de cualquier altisonancia, deambulando por caminos poco habituales. La búsqueda a través de un trabajo de investigación, donde el sufrimiento interior de los policías no se ve, sino que lo deducimos de pequeños matices en sus comportamientos, lo que hace a esta serie más compleja y meritoria a la hora de enganchar al espectador.
De ahí que la relación de Tobias Lindholm, director y guionista de la serie, con Mindhunter en la que dirigió algún episodio, encaja en la búsqueda de una narrativa fría en apariencia, pero explosiva en su contenido. Lindholm ha tomado la base de una historia que podría haber sido un thriller convencional, para convertirla en un riguroso proceso de búsqueda, con un tono tan gélido como las aguas donde transcurre buena parte de la investigación. Sobre ese marco, unos personajes a veces perdidos y que conectan con muchas de las tramas de la novela negra nórdica, que nos suelen plantear un crimen que inicialmente parece de imposible resolución y donde el investigador precisa de tiempo para dar con el camino correcto, tras deambular por rutas equivocadas.
En resumen, una serie robusta y muy interesante, que huye de las tendencias visuales predominantes y que recorre senderos poco transitados para llevarnos a unos resultados más que notables.