El viaje exterior, de Manuel Martínez Forega
El viaje exterior (Ensayos censores IV)
Manuel Martínez Forega
Editorial Pregunta
Zaragoza 2020 256 páginas
MANUEL M. FOREGA: UNA MIRADA CRÍTICA
Por Íñigo Linaje
Manuel Martínez Forega es un hombre que escribe mucho, corrige mucho más y publica poco. Poeta, ensayista y lector de disciplinas diversas -que van de la filosofía a la lingüística pasando por la poesía-, la autoexigencia que se impone en cada una de sus publicaciones queda patente al leer sus libros de poemas, sus textos misceláneos y traducciones y, por encima de todo, sus estudios sobre arte y literatura. Autor de un corpus coral que abarca más de cuarenta años de dedicación a la escritura, Forega ha firmado poemarios como He roto el mar, traducciones de Vladimir Holan y Paul Valéry y obras inclasificables de corte autobiográfico como Litiasis.
Editor y fundador de revistas de poesía y artes plásticas, el escritor, que fue finalista del Premio de la Crítica en 2009, acaba de reunir ahora, bajo el título El viaje exterior (Ensayos censores IV), una selección de sus estudios literarios que incluye desde artículos periodísticos y textos prologales hasta ponencias para congresos y misivas a escritores. Un volumen heterogéneo donde confluyen libros y vivencias y que, en buena medida, se caracteriza por su afán divulgativo cuando no directamente pedagógico. Esto se debe a la voluntad exploradora de quien bucea en sus lecturas en profundidad y con exquisito rigor, algo nada habitual en la crítica literaria que se vende hoy en día.
Y es que la mirada de Forega, tan incisiva y atenta como audaz, no pocas veces trasciende lo estrictamente literario para extrapolar sus pesquisas a un plano histórico o social, que, por supuesto, no excluye la política. De esta manera, el comentario sobre un libro éticamente comprometido como Poemas para los demás, de Ángel Guinda, le lleva a la siguiente reflexión: “Muchos somos ya los que pensamos que las democracias parlamentarias occidentales se han convertido en una sutil manera de represión. El capitalismo informacional ha terminado con el rigor crítico de las masas”. He ahí un razonamiento que merecería una meditación profunda por parte del lector.
Los ensayos reunidos en El viaje exterior operan en direcciones distintas pero complementarias: una de ellas aborda la lectura de clásicos como Larra o Cervantes; otra estudia la obra de poetas españoles de los años ochenta; y una tercera se circunscribe a creadores aragoneses. Asimismo, el espíritu crítico del autor se extiende a algunos santones de nuestras letras que, más que abanderar una cultura enriquecedora y fecunda, perseveran en unas propuestas tan manidas como caducas. Escribe Forega: “La poesía sufre hoy el mismo impertinente centralismo que otros géneros, y ello es consecuencia de un diseño político e intelectual que ha instaurado una cultura normalizada pareja a una sociedad normalizada bajo el signo de una política normalizada”.
El secreto de que este libro se lea con tanto placer e interés radica -a mi modo de ver- en la disposición estratégica de los materiales que utiliza: aquí el perfil de un escritor, allá la reseña de un libro, más tarde una misiva o un episodio del pasado. Además, El viaje exterior contiene algunas anécdotas personales: el encuentro azaroso con Jaime Gil de Biedma, los paseos por Praga junto a Clara Janés, el diálogo constante con los escritores checos a los que traduce. Y, entre todo ese material autobiográfico, se incluyen varias cartas a jóvenes poetas (de inspiración rilkeana) donde no solo nos ofrece valiosas formulaciones teóricas y lecciones literarias, sino auténticos análisis morfológicos de los textos.
Este cuarto volumen de los ensayos censores de Manuel M. Forega -escritos entre 2003 y 2012 y publicados previamente en periódicos y revistas- tendrá su continuidad en un quinto tomo de aparición inminente. Facturados con una prosa precisa e impecable, fruto de una lucidez analítica y un rigor estético muy notables, estos artículos reunidos convierten al escritor en una rara avis -al margen del periodismo enjabonado y al tráfico de compadreos- y lo confirman, a la postre y secretamente, como uno de los críticos más veraces y elegantes de nuestros días.