«Jekyll & Hyde. El musical»: gran labor de Abel Fernando en la poderosa fascinación del mal
Por Horacio Otheguy Riveira
Hacia finales del siglo XIX, en el legendario Londres neblinoso donde se cruzaban los hipócritas burgueses con prostitutas, hambrientos y criminales, un médico prestigioso dedica siete años a investigar la posibilidad de crear en el ser humano una dualidad que espanta a los movimientos religiosos católicos, presbiterianos y calvinistas, dominantes en la época. Su teoría se basa en que el bien y el mal existen en cada persona, pero si se logran separar podrían facilitar la eliminación de los crímenes que asolan al mundo. Llega la hora de probar su pócima en pacientes, pero las influyentes personalidades que dirigen el hospital donde trabaja se lo prohíben. Entonces el doctor Jekyll decide probarla en él, y así la generosa bondad del médico adaptado socialmente se quiebra para habilitar en su propio cuerpo a Hyde: un ser violento que saldrá a matar a quienes se opusieron a su experimento por razones morales o religiosas: todos hipócritas que merecen su castigo, pero el justiciero se entusiasma con su capacidad de destrucción y también golpea y mata lo que ama, hasta el extremo de convivir con ambos desesperadamente.
Esta historia la escribió el escocés Robert Louis Stevenson en 1886, con 36 años, ya un autor prolífico que rodaría por el mundo con obras de aventuras como La isla del tesoro, El señor de Ballantree o La flecha negra. También poeta y autor de relatos, con El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde creó una novela corta de terror psicológico con la que se adelantó en mucho a los adelantos psiquiátricos del siglo XX: la personalidad escindida de su personaje produce un terror que habita en todo ser humano, controlado por educación y contexto social, pero que sin embargo no puede controlar nada si se trata de un psicópata, un psicótico o un esquizofrénico con dos entes desbocados en el propio ser.
La trágica aventura del médico investigador se asemeja en mucho a la de la inglesa Mary Shelley (1797-1851) que en 1818 publicó su novela Frankenstein o el moderno Prometeo, otra investigación médica para vencer prejuicios y enfrentarse a designios divinos. En ambos casos los héroes se convierten en trágicos peleles del destino, castigados por haber intentado ser dioses, pero las emociones de sus millones de lectores en todos los idiomas y espectadores de películas y obras teatrales… han brindado la posibilidad de pensar y temer por sus propios límites.
Tras Jekyll & Hyde, el bien y el mal explotan en un musical que se estrenó en 2002 con Raphael en un esfuerzo titánico de relativos logros, dentro de una puesta en escena monótona y muy oscura que deslucía la potencial riqueza de la obra original. La producción actual hace del histórico tema una bullente exhibición de luz y color gracias a una concepción escénica basada en gran medida en un muy atractivo diseño de iluminación que aporta una dinámica espléndida a un conjunto de intérpretes entregados con notable profesionalidad.
Entre todos, resulta sobresaliente el protagonista, Abel Fernando, actor-cantante mexicano que conmueve desde la primera gran canción, Voy a saber con la que invoca su decidida voluntad de entrar en su investigación hasta el fondo porque su afán de conocimiento no tiene límites. Cuando ya esté preparado cantará Hoy es el gran día para ser dios, y vivir a tope lo inesperado, aquello que jamás se le había ocurrido, que el mal habitara en él y llegara a fascinarle.
Abel Fernando conmueve de tal manera que nos hacemos cómplices, identificándonos por completo con la ambición del médico y luego alcanza también al feroz Hyde que ejecuta a personajes detestables. Y después caemos con él, desolados, ya no nos conviene esa ferocidad, ese regocijo en el mal. Siglo XIX-siglo XXI y el conflicto permanece en pie, aunque al día de hoy hay tratamientos para la psicosis que, sin embargo, sigue dominando a políticos y militares, abocados a un Mr Hyde bendecido por las Iglesias y los estamentos oficiales.
Todo el espectáculo —un musical muy operístico— despliega brío a buen ritmo, llevado inevitablemente por la fuerza y la cálida ternura del personaje enfrentado a sí mismo. El actor que lo interpreta da todos los matices con una voz prodigiosa, pero también con la suave, casi imperceptible pero a la vez potente energía de su cuerpo, cuyos gestos de íntimos a grandes dan cuenta de los recursos de un gran intérprete con amplia trayectoria de comediante y cantante en su país.
JEKYLL: ABEL FERNANDO
LUCY: SILVIA VILLAÚ
EMMA: THAÏS MARIN
UTTERSON/COVER JEKYLL: LUIS AMANDO
DANVERS: MIGUEL A. GAMERO
SIMON STRIDE: CARLOS J. BENITO
LADY BEACONSFIELD/NELLY: MARTA VALVERDE
OBISPO: FRAN ORTIZ
LORD SAVAGE: DANIEL BUSQUIER
GENERAL GLOSSOP: RODRIGO CUELLO
ENSAMBLE: LAURA MURIEL
ENSAMBLE: SOFÍA RANGONE
SWING: ANTONIO RÓDENAS
LIBRETO Y LETRAS: LESLIE BRICUSSE
MÚSICA: FRANK WILDHORN
ORQUESTACIÓN: KIM SCHARNBERG
ARREGLOS: JASON HOWLAND
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: TOMÁS PADILLA
DIRECCIÓN MUSICAL: CÉSAR BELDA
DIRECCIÓN ACTORAL: SILVIA VILLAÚ
DIRECCIÓN ESCÉNICA: TOMÁS PADILLA
DIRECCIÓN VOCAL: CÉSAR BELDA
COREOGRAFÍA: SILVIA VILLAÚ
ADAPTACIÓN DE LIBRETO: TOMÁS PADILLA
DISEÑO ILUMINACIÓN: TOMÁS PADILLA
DISEÑO ESCENOGRAFÍA: LUIS RAMÍREZ/BENGT FRODERBERG/ TOMÁS PADILLA
DISEÑO VESTUARIO: CAMILA THULIN/THEATRE PROPERTIES
DISEÑO GRÁFICO/AUDIOVISUAL: SILVIA VILL
TEATROS DEL CANAL. SALA ROJA. HASTA EL 26 DE SEPTIEMBRE 2020
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MADRID (Teatros del Canal) Del 16 al 26 de septiembre de 2020.
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ZARAGOZA ( Teatro Principal). Del 7 al 18 de octubre 2020.
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BOADILLA DEL MONTE (Auditorio). 7 y 8 de noviembre 2020.
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TORREJÓN DE ARDOZ (Teatro Mª José Rodero). 13 y 14 de noviembre 2020.