Entrevista a Joaquín Piqueras. El hombre que se hacía selfies a través de la poesía

Joaquín Piqueras es un poeta imprescindible para conocer los derroteros de la poesía contemporánea. Dotado de una gran sensibilidad y de un instinto prodigioso, sus versos rezuman melancolía, inteligencia, ironía y agudeza. El poeta Diego Sánchez Aguilar ha afirmado que la poética de Piqueras se caracteriza, entre otras cosas, por la oscuridad. Aunque a mi entender en sus versos se percibe quizá una suerte de desánimo, pero cuya intensidad llega a ser iluminadora.

Animado por un caleidoscópico universo referencial, Piqueras fusiona en sus versos diferentes manifestaciones artísticas y culturales. Así, sus poemas funcionan como exposiciones en miniatura en las que podemos ver una escena de una película o escuchar el ritmo de una canción.

Es autor de varios libros de poemas, y mientras preparamos esta entrevista Joaquín Piqueras ve publicado un libro de haikus titulado Traumatismos haiku encefálicos, pero hoy queremos que nos hable de su publicación, Selfies de un hombre invisible.

  • ¿Por qué ha pasado tanto tiempo entre tu último poemario y este?

En realidad, entre los anteriores libros y este hay algunas plaquettes (por ejemplo, Cronófobos a todo ritmo) y muchas publicaciones en revistas. De todos modos, soy un poeta que no adolece de una de las enfermedades más comunes entre los escritores de hoy en día: la incontinencia editorial. Solo publico cuando he ganado un premio (hace diez años que no me presento a ninguno) o cuando una editorial se interesa por mi obra. A partir de este punto, no me queda más que aseverar que la “no publicación” no significa la “no creación”. El poeta está siempre en continuo parto creativo, aunque no publique. En este maldito año coronavírico se ha dado la circunstancia de que he dado a luz dos libros, pero ya no sé cuándo llegará el próximo. Puede ser muy pronto o dentro de unos años.

 

  • ¿Qué significa para ti la poesía?

La poesía es un ser sensible e inteligente, que a veces te muerde; otras, te acaricia; pero siempre te va a decir la verdad, por muy dolorosa que sea. Te permite el juego, el distanciamiento, el humor, el no ser tú mismo, ser un fingidor -como decía Pessoa-, e incluso soñar, o ajustar cuentas con la realidad. La poesía nace de los más profundos abismos del ser, es un virus necesario, una manera de ver y comprender la vida.

 

  • En otros poemarios te has valido de imágenes potentes para vertebrar tu libro: el cine, el descenso a los infiernos. Aquí te vales del selfie como metáfora, ¿por qué?

En este poemario hay un haiku que dice “soñar y ser/ el selfie más constante/ de nuestra vida”. Es la clave del poemario. Hoy en día no eres nadie si no te haces un selfie y lo publicas por las redes sociales. Los protagonistas de este libro son seres invisibles que necesitan fotografiarse a través de la poesía y tener sus quince minutos de gloria, o simplemente saber que existen porque hay gente que le ponen un “me gusta”. Es la imagen perfecta para retratar el desconcierto de la realidad contemporánea en todas sus vertientes, desde lo social hasta lo existencial, pasando por el propio mundo de la creación literaria.

 

  • Se observa en tu poesía un equilibrio muy pensado entre contenido y forma. Simplificas la forma al máximo pero condensas, paradójicamente, un flujo de emociones, imágenes y reflexiones de gran calado. ¿Crees que la poesía debe caminar en esa dirección? ¿Debe la poesía descubrirnos la realidad?

La dirección de la poesía, afortunadamente, disfruta de infinitas posibilidades. Supongo que todo tiene que ver con el estilo de cada creador. Yo sí tiendo a la esencialidad, a la maldita difícil sencillez -parafraseando a Fonollosa-, a la sugerencia explotada a través del lenguaje, más que a lo explícito y a lo retórico. Pero, como ya he dicho, eso va en el estilo de cada uno. También creo que el lector, al final, es quien hace el poema; y cuanta más ampliación de límites de interpretación le dejes, mayor riqueza tendrá el texto.

Con respecto a la segunda pregunta, la poesía te depara puntos de vista sorprendentes y formas inauditas de conocer y aprehender nuestro mundo. Ni aun siendo escapista, el poema evade su compromiso con la realidad.

 

  • El haiku que usas casi a diario para expresarte en las redes también lo has traído a este libro. Lo insertas entre poemas más largos; ¿qué buscas con esta estructura?

 

El haiku es un contrapunto necesario en este poemario. La estructura es alterna: un poema largo y un haiku que lo replantea. El poema de mayor aliento es el selfie, el haiku es la realidad condensada postselfie.

 

  • Hay muchas citas, háblame de tus referentes, de tus autores fetiche, de tu inspiración a la hora de escribir.

Todo el libro es una inmensa telaraña de referencias intertextuales. Cine, música y literatura. Desde lo más clásico a lo extremadamente alternativo y maldito, desde lo culto hasta lo más popular. Los payasos del circo o el grupo Siniestro Total se dan la mano con Quevedo o Cervantes y otros clásicos españoles; poetas a las que admiro, como Alejandra Pizarnik, Marina Tsvietáieva o Idea Vilariño, conviven con el cineasta Theo Angelopoulos; pero también con los mitos del cine de terror, con autores suicidas, con poetas malditos, como Leopoldo María Panero o El Ángel. Roberto Juarroz o Julio Cortázar escuchan la música de Amador Blaya, mientras respiran junto a Ezequiel Pérez Plasencia o María Teresa Cervantes en un mismo mundo de poesía en la que la ficción y la realidad constituyen un único ser. Puede que haya algo de fetichismo, pero sobre todo hay ironía.

La inspiración me la proporciona la realidad, pero es que en esa realidad también está todo lo que uno ha leído, visto y escuchado.

 

  • Acaba de salir un nuevo poemario tuyo casi seguido de Selfies de un hombre invisible. Qué nuevos proyectos tienes entre manos (poéticos y no poéticos).

Estoy trabajando en un nuevo poemario que creo que va a dar mucho que hablar. Aunque tiene una pequeña parte intimista, pienso que es el libro más brutalmente comprometido con la realidad social actual que he escrito nunca. No voy a desvelar el título, solo diré que en su originalidad aúna lo clásico con lo más miserable de la actualidad.

Por otro lado, sigo con mis haikus y también estoy ultimando la publicación de una colección de mis relatos cortos.

 

  • Qué le pides a la poesía, qué ofreces en tu libro.

A la poesía solo le pido que me siga acompañando, que no me abandone y que sea sincera, aunque lo haga utilizando juegos irónicos.

Este es un poemario polifónico, en el que aparecen varias voces anónimas, como reza la contraportada, que expresan sus emociones con una voz propia; lo cual, pienso, como humilde y aventajado lector de él, que lo enriquece. No tiene un tono monorrimo, que muchas veces puede hacer tediosa la lectura de un libro, sino que discurre por distintos registros formales (verso libre, haiku, soneto blanco), temáticos (desde el más profundo intimismo hasta el compromiso social y la metapoesía) y tonales (existencialismo, ironía, humor). Y, sobre todo, está escrito desde el corazón. Por todas estas razones, el libro está teniendo -pese a las dificultades derivadas del covid-19- una buena aceptación.

 

 

 

 

Entrevista realizada por Pedro Pujante

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