Reseña- Entrevista a Pablo Malmierca, por “La voz estremecida”
Por Jesús Cárdenas. Sólo aquello que se nombra existe. Se nombra ciudades, objetos y seres. Pero hay sustantivos abstractos que nos cuesta definir o describir. La propia voz suele encargarse de desvelar y dar forma real a lo que no es corpóreo. En la última propuesta del escritor y profesor zamorano Pablo Malmierca, La voz estremecida, publicado en la editorial EOLAS, la voluntad y la moderación de hacer transferible lo particular se presenta de un modo innovador. Aceptando la tradición, presenta un discurso desenfadadamente lírico. Una lírica sin tapujos y sin complejos que reivindica la palabra y el ritmo como su capacidad de protagonizar y disfrutar del hecho poético. Los versos no se quedan en la página sino que echan a volar a la mente del lector donde encuentran su relación con otros autores, haciéndolos suyos finalmente. Una propuesta literaria que trasciende mediante la musicalidad lo anecdótico. La música que contiene los poemas nos reconcilia porque nos ayuda a recordar quiénes somos. Somos, también, a través de las palabras. La voz se encarga de ello: de articular fonemas que terminen por convertirse en una reacción.
La voz estremecida es tu tercer libro de poemas. En este libro, con respecto al anterior, No comas mis corazón (2017, Piediciones), me atrevería a decir que contiene una voz más madura, más redonda, y además, por su estructura parece todo más planificado, ¿hasta qué punto lo ves así?
Precisamente La voz estremecida nace de la necesidad de expresar la propia voz desde un punto de vista metapoético. Este libro nació a raíz de la publicación de mi primer libro de poemas, dD, hasta ese momento había sido un escritor privado, llevaba escribiendo desde la adolescencia, pero nunca me había planteado publicar. Sin embargo, llegó un momento en que consideré que lo que escribía podía ser digno de publicación. Publicar dD supuso un cambio importante, me di cuenta de que ya no leía o mejor escuchaba a los demás poetas de la misma manera. Todas las voces que se entrecruzaban con la mía resonaban de diferente manera que hasta ese momento. Tanto dD como No comas mi corazón son libros escritos mucho antes de su fecha de publicación, ambos ya estaban finalizados antes de la publicación del primero de ellos. Con La voz estremecida podríamos decir que se inaugura en mí una nueva forma de escribir relacionada con esa escucha de la que hablaba anteriormente. Publicar supuso hacerme la siguiente pregunta: ¿cómo es mi voz respecto a todas la voces que se cruzan con la mía? Y este fue el punto de partida de este libro, la búsqueda de una voz propia, el intento de dar forma de una manera más consciente a una poesía propia. El libro, comenzado en 2015 y terminado en 2019, conlleva un proceso de decantación y poda profundos, constante hasta la última galerada en la que seguía incluyendo variaciones en algunos poemas. Las dos características a que haces referencia en la pregunta una “voz más madura, más redonda” y, por su estructura, un libro más planificado se deban probablemente a este doble proceso que tiene en su origen y en su construcción La voz estremecida: la creación de una voz propia que se pregunta continuamente por la creación poética y el continuo proceso de decantación al que fue sometido el libro hasta el último momento.
Según vamos leyendo, poema a poema, encontramos que nos transmite el duro proceso, fruto del desgarro, hasta encontrar la voz que te distingue de otras voces, ¿tan duro ha sido y tan vital? ¿de qué manera ha arrastrado ese proceso a otros ámbitos de la vida?
No concibo la vida sin escritura y viceversa. Crear es un proceso orgánico relacionado con la vida pues para mí es una forma de entender el mundo, de comprender y comprendernos, de vivir y renombrar el mundo. Recientemente leía en el libro del popular filósofo Markus Gabriel, Yo no soy mi cerebro, que la poesía ha sido uno de los factores determinantes para que “a lo largo de milenios (…) lleguemos a una mejor comprensión de nuestra conciencia”.
Ya en mi primer libro de poemas dD la primera cita que se puede leer es este pequeño texto de Hegel: “El espíritu solo conquista su verdad cuando es capaz de encontrarse a sí mismo en el absoluto desgarramiento”. Esta máxima se ha convertido en una constante en mi obra. Quizá fruto de una biografía personal que no ha sido fácil en muchos momentos; quizá fruto de una dialéctica de la lucha ética del hombre contra lo corrupto del mundo; quizá fruto de mi faceta como lector de libros de filosofía en los que la idea clásica de que es el dolor el que desvela la verdad del mundo; quizá mi gusto personal hacia el cine y la literatura de género, en concreto de terror, y de la cultura popular que en muchas ocasiones explota el dolor como vía de acceso a la verdad. Todo ello contribuye a crear un discurso, un proceso, en el que para deshacernos de lo anterior, en el que para crear un lugar de ruptura es necesario un desgarramiento de la realidad. Podríamos decir que se crea un proceso de pensamiento en el que el lenguaje se vuelve fundamental, pues si hay algo importante en este libro lo es la palabra. Se desgarra para crear un nuevo lenguaje, un nuevo uso de la palabra que pasa a significar en muchas ocasiones en contexto, una palabra que evoca más que significa, de ahí el título de una de las partes: “Anfibología”.
Por otro lado, puede leerse “Escribir es demostrar la libertad”, ¿nos transmites que te has liberado del miedo de escribir?
Es curioso cómo una interpretación como la que ofreces “nos transmites que te has liberado del miedo de escribir” puede ahora, después de haber dado el libro por terminado, hacerme pensar en un factor que no había tenido en cuenta hasta ahora: el miedo a escribir.
El miedo a escribir me hace plantearme un elemento fundamental en la poesía: la libertad. Pero qué libertad y en qué términos. Este verso pertenece a un poema más largo titulado “Círculos” que habla fundamentalmente de la perversa tendencia, presente a lo largo de toda la historia de la literatura, de muchos autores y autoras a adscribirse a una determinada escuela o forma de escritura ya asentada para así garantizarse un éxito efímero. Este es el caso de lo que en literatura se denominan epígonos, a los que también dedico un poema. En este sentido es interesante replantearse el sintagma “miedo a escribir” como disparador de otra forma de escribir donde lo importante no sea decir las cosas como se han dicho hasta ahora, sino ser lo suficientemente valiente como para plantear el discurso poético de otra forma, en otros términos, asentado en la tradición pero ofreciendo una voz diferente, una voz estremecida.
La originalidad es casi imposible, pero entonces ¿consideras útil la búsqueda de la originalidad?
Con originalidad entiendo el valor que el Romanticismo ofrecía a este concepto como ruptura con la tradición, valor que posteriormente fue recogido por las Vanguardias Históricas. En esta originalidad primaba la ruptura como elemento de discontinuidad, me explico, toda ruptura implicaba no utilizar elementos de la tradición anterior como el verso libre en el Romanticismo o la ruptura con la sintaxis de las Vanguardias. En este sentido la originalidad se asocia con movimientos más o menos efímeros como son las Vanguardias, que en su mayoría mueren prácticamente en el momento en que son enunciadas. Son útiles en el sentido de que muchas de sus innovaciones han pasado a la poética que utilizamos hoy en día, y son inútiles por su propia inconsistencia temporal.
Si llevo tu pregunta hacia mi poética te diré que para mí el verdadero valor de la literatura está en su aportación a la ruptura desde las poéticas anteriores. Me explico, como he dicho más arriba los movimientos de ruptura suelen partir de una premisa fundamental: partir de una tabula rasa respecto a las formas literarias anteriores, algo similar a lo que está ocurriendo con muchos nuevos poetas que afirman no haber leído nada antes de ponerse a escribir y que les basta con lo que sienten. Esta afirmación radical, similar a la que podríamos encontrar en un manifiesto de una de las Vanguardias Históricas, es compartida por numerosos poetas de la denominada por Rodríguez Gaona “poesía pop tardo-adolescente” y por otros poetas asiduos de micros abiertos alejados de esa categoría, ¿estamos ante una nueva “vanguardia” que pretende incendiar y destruir la tradición anterior?, sólo el tiempo lo dirá.
Sin embargo, mi búsqueda de la ruptura parte de un punto totalmente opuesto a esta tabula rasa. En La voz estremecida hay un concepto fundamental desde el que se crea el discurso, en el que se crea la voz, este concepto es el de vacío. El vacío no es un lugar donde la nada haya habitado desde siempre, para que se cree un vacío previamente tiene que haber un momento donde la materia haya colapsado, un momento de caos. Pues bien, es este concepto de vacío desde el que parte mi idea de ruptura. Tal y como he dicho en otro lugar los escritores somos, generalmente, un 95% de lectura y un 5 % de novedad, en nosotros se entrecruzan todas las voces que previamente hemos leído, y es desde ese lugar donde se entrecruzan todas esas voces desde donde parte mi concepto de poética, voces que aparecen continuamente en mi discurso, en mi voz poética, una voz que renombra la realidad desde la voz de la tradición ofreciendo un lenguaje que difiere del dado en su forma y en su fondo. Esa es la búsqueda de este libro y ese es el desgarro que ofrece.
Son varios los versos que nos muestran tu forma de comprender la poesía: “Escribo desde el no lugar” …, pero ahora me gustaría quedarme con el concepto de ruptura que manifiestas en distintos versos (“la nada crea mi poesía”; “Entre tus palabras / encontré cadáveres exquisitos”), ¿era necesario deshacerse de la tradición para aquilatar tu voz? Y junto a ello, el empleo de un tono mordaz contra cierto tipo de poesía, como leemos “tú crecido en las palabras de la tribu”, ¿es así?
Llegados a este punto esta pregunta es una buena recapitulación de todo lo que llevo dicho hasta el momento. Creo necesaria hacer una diferenciación entre la crítica que aparece en el libro hacia los autores acomodados que siguen ofreciendo a sus lectores aquello que esperan y la ruptura. Ambas la crítica y la ruptura tienen un elemento común de origen, pero su finalidad en mi poética y en el libro son completamente diferentes.
Difieren en el sentido que apuntaba en la respuesta anterior, la ruptura se realiza sobre los elementos de poéticas anteriores, dando mayor relevancia a elementos que han estado en la tradición poética pero que apenas se les ha dado importancia, siempre es más agradable leer un texto con el que sepamos relacionarnos que no aquellos con los que nos cuesta un esfuerzo mayor o a los que no estamos acostumbrados por diferir en sus planteamientos. Algo similar a lo que ocurrió en castellano con los ritmos pares y los impares. En estos momentos las políticas de mercado son fundamentales en la producción literaria, los grandes conglomerados editoriales prefieren productos literarios que se acomoden a la media por meras razones comerciales, esto no es óbice para decir que este éxito se convierta en uno de los pilares de la crítica o en medidor de la calidad literaria de las obras; estaríamos hablando de una teoría radical de la recepción literaria, sin olvidarnos de los intereses económicos y muchas veces personales que en estos momentos sobrevuelan todo el mundo editorial.
Por tanto, ruptura sí, pero desde la tradición entendida como vacío, que en muchas ocasiones no tiene porque ser la de lengua castellana. Inherente a esta ruptura está la crítica pues se pone en tela de juicio toda poética continuista que poco ofrece a la renovación del lenguaje y de la poesía.
Algunos lectores de tu libro se podrán preguntar si el sujeto se corresponde con la biografía de su autor, ¿hasta qué punto se distancia Pablo del sujeto poético?
Creo que todo libro de poemas es parte de su autor, de su experiencia, de su forma de conocer el mundo, de su propias estructuras mentales, de su uso del lenguaje, de su forma de posicionarse ante el mundo: de su conciencia. En este sentido la construcción de una voz conlleva siempre dejar parte de uno mismo en el camino, qué partes y dónde es algo más difícil de decir, se podría decir que en todas partes y en ninguna. Es la voz poética una personalidad poética que el autor crea a su imagen y des-semejanza, todo poeta es creador y a la vez recreador del mundo y es en este punto donde se erige en rupturista o continuista, si en su voz predomina la recreación será continuista, si en su voz domina la creación será rupturista, aunque en mi caso prefiero hablar de nombrar en lugar de en crear. Nombrar de otra manera para romper, nombrar para afirmarnos como sujetos ante el mundo, en este sentido el Pablo Malmierca autor nombra a su voz estremecida.
Las repeticiones léxicas y las repeticiones estructurales junto con el empleo de los juegos de palabras son aspectos recurrentes en tu estilo, ¿hasta qué punto te sirve para generar ritmo en el poema?
Esta es una de las bases fundamentales de mi poética. En un libro titulado Elementos formales en la lírica actual, que recogía las conferencias impartidas en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y más en concreto en el texto titulado “Secuencia sintáctica y secuencia rítmica” escrito por Emilio Alarcos Llorach. Encontramos la siguiente afirmación: “en cualquier poema podemos descubrir cuatro especies de ritmo, que más o menos concordes constituyen el propio ritmo poético: a) una secuencia de sonidos, de material fónico; b) una secuencia de funciones gramaticales acompañadas de entonación; c) una secuencia, la métrica, de sílabas acentuadas o átonas según determinado esquema; d) una secuencia de contenidos psíquicos.” Para acabar diciendo que “están indisolublemente unidas, son unidad de ritmo poético”. A estas afirmaciones se unieron las acertadas referencias al ritmo que posteriormente leí en “Leyes de la versificación castellana” de Ricardo James Freyre o en Estudios de versificación castellana de Pedro Henríquez Ureña, que acabaron creando en mí un poso que me acercaba a una concepción bastante clara de dónde estaba el ritmo del poema en mi poética. Como bien dices dilogías, paralelismos, concatenaciones, derivaciones, anáforas, recurrencias y otros recursos más próximos a poéticas de otras lenguas como el uso y la colocación de los sonidos vocálicos o el ritmo de pensamiento, fundamental para mí, fueron convirtiéndose en uno de los puntos más trabajados de mi poesía. A esto es a lo que me refiero con ruptura desde la tradición, ninguno de los elementos rítmicos que utilizo son innovaciones técnicas, pero sí, que, utilizados de una determinada manera con un determinado uso de la palabra y en contextos que en muchas ocasiones no han pertenecido a la poesía, producen un efecto de novedad o de originalidad que no es tal , sino de ruptura desde la tradición.
La sección “Cenizas” deja un regusto amargo dado el tono pesimista, sin embargo encuentro la esperanza en la música, o, mejor dicho, cuando la palabra se alía a la música, podrías decirnos, ¿cuánto debe este poemario a la música?
Este libro de poemas al igual que los anteriores y muy probablemente los futuros le deben mucho a la música. Entre los versos flotan canciones, melodías, en algunas ocasiones de forma explícita, en otras implícita, pues hay poemas que reproducen el ritmo de canciones que han originado ese texto. En mi poética la música es fundamental pues para mí la poesía es entre otras cosas la reinterpretación de los ritmos del cuerpo, plasmar en palabras las cadencias que todos llevamos inscritas en nuestros huesos, en nuestra piel, en nuestra voz en definitiva, de ahí el tono y la cadencia de mis poemas. Me gustaría aquí reproducir los versos del poema “…” uno de los finales de La voz estremecida:
el diapasón de mi cuerpo
vibra tras unos acordes ajenos
el altavoz de mi mano
traduce los impulsos
eléctricos en forma de poema
Es un hábito casi común de la poesía de nuestros tiempos que el libro de poemas se componga de estrofas breves, ¿podemos decir a los lectores que se interesen por La voz estremecida se encontrarán. además de poemas breves, casi aforísticos, algún que otro poema de largo aliento?
Mis poemas habitualmente suelen tener una longitud de entre veinte y treinta versos con versos cortos y estrofas breves que tratan de asemejarse a la respiración, al hecho sintáctico y al ritmo de pensamiento. En este libro he intentado unir formas que habitualmente aparecen separadas en los libros de poesía actuales como pueden ser los aforismos, el pseudo haiku, las soleas, el epitafio o la greguería, que se adaptan muy bien a mi forma de escribir que, en ocasiones, roza lo conceptual a través del uso de diversos lenguajes como puede ser el erótico, el amoroso, el del cine de género o el de la dialéctica del vacío. Precisamente en este libro es algo buscado la unión de formas poéticas breves con poemas más o menos largos que se complementan perfectamente en un discurso que busca trascender las formas poéticas para hacer especial hincapié en la palabra, verdadero reducto de la poética de La voz estremecida.
Quizá por eso no sea tan importante el poema autónomo como el conjunto de todos ellos en una unidad mayor como lo es el libro que funciona así como un todo armónico.
En el poema “Soledad” escribes “Perdido entre palabras / intentaba encontrar al otro”, ¿por qué la alusión “al otro”? ¿Usa Pablo Malmierca los estados solitarios como momento para la escritura creativa?, ¿qué te aportan esos momentos?
El otro, la alteridad es un componente fundamental en mi poética pues le transfiere un componente ético que creo consustancial a toda obra literaria. La construcción de una voz no es más que un proceso de búsqueda de “el otro” ese que se comunica contigo y hacia los demás para abrir un horizonte de conocimiento y de empatía que abarque a la colectividad y abandone el estado solitario del autor. Para mí solo se puede crear desde un estado solitario, pues nos enfrentamos así a la palabra, cara a cara, sin este posicionamiento frente a la palabra sería imposible la creación literaria y esta lucha se hace desde la soledad que nos abre después hacia los demás, pues la palabra es un elemento social. Con esto no quiero decir que en mi poética la palabra se utilice desde su vertiente más social, es decir, desde lo dicho y reconocido, ya he dicho anteriormente que en mi caso la palabra significa en relación con el resto del libro, en relación a su propio contexto.
Sabemos que acompañas a otros escritores en presentaciones y sospecho que eres un lector voraz de literatura, pero me llama la atención que no haya una sola cita a lo largo del libro a excepción de la referencia a “Milton”, ¿te parece su empleo un afán demasiado cultista que has desechado?
En ese sentido este libro es una trampa. Al tratarse de un libro de poemas fundador en sentido etimológico, fundare proviene de fundus que significa base o raíz sobre la que asentar una cosa, busca la ruptura también en ese aspecto, en ningún momento hay citas ni referencias a elementos culturas, eso no quiere decir que no estén presentes en el texto, que lo están. Hay referencias a otros poemas, a autores, a corrientes literarias, a películas, a ensayos a elementos de la filosofía, de la lingüística. Podría muy bien haber llenado el libro de referencias cruzadas, notas a pie de página o citas de otros autores; pero creo que eso hubiera deturpado el valor y el sentido del libro. Hablé antes de la anfibología, pues no es ni más ni menos que su uso, cada lector desde sus lecturas puede leer el libro en distintos niveles de interpretación, todos igual de válidos e igual de satisfactorios para él. El incluir de forma explícita elementos culturalistas hace la lectura más incómoda y en muchas ocasiones nos desvía del placer de la lectura. Además autores que como Góngora manejen elementos culturales con tanta maestría ha habido muy pocos.
Autores citados hay muchos en el libro, pero es labor de determinados lectores encontrarlos, no creo que saberlo o no influya en la recepción final del poema.
Respecto a la utilidad de la poesía, existe una polémica: ¿sirve para algo?, ¿consideras que la poesía es una herramienta útil para la vida?
Cada cual utiliza los objetos, el arte, la poesía para un determinado fin. Hay quien colecciona arte por el mero hecho de poder enseñársela a los demás, otros hoy en día lo hacen porque es una buena forma de blanquear dinero negro, otros llegan a colgar un Picasso en el baño de su yate. Pongo estos ejemplos extremos porque creo que cada uno utiliza la poesía también como quiere. Para algunos es una forma de hacer dinero, este es un uso muy útil; otros en determinados escenarios la usan para llenar su ego; otros para posicionarse políticamente y crear grupos cerrados; otros para organizar festivales. En la actualidad la poesía se está convirtiendo en algo muy útil. Para mí sigue siendo una de las artes más inútiles, sirve para comprender y comprenderme, para disfrutar de la belleza, para dar un sentido ético a la vida, en definitiva para nada útil en esta vida mercantilizada.
¿Se lleva bien el encuentro de enseñanza y creatividad poética? ¿Y el tandém enseñanza y exposición pública?
En mi caso soy profesor de Lengua Castellana y Literatura, y no hay nada menos creativo que lo que se supone que tiene que ser un profesor de la asignatura. La Historia de la Literatura en los libros de texto se limita a dar datos y fechas, suelen evitar los elementos más discutibles de las obras literarias, los textos se interpretan de forma plana y monocromática. Todo esto se puede revertir introduciendo otro tipo de actividades y de planteamientos metodológicos respecto a la literatura, pero siempre alejados de los libros de texto y de las formas tradicionales de enseñanza de la asignatura.
Enseñar y aparecer en medios de comunicación da ciertas ventajas al docente, nuestro alumnos viven inmersos en una cultura visual y de falsas apariencias, y eso de que su profesor sea “famoso” y escriba libros les hace ser más receptivos a la hora de aprender.
La voz estremecida es el comienzo de una trilogía, como señalas en subtítulo “Trilogía del estremecimiento I”, ¿puedes explicarnos el porqué de esta decisión?
La Trilogía del estremecimiento se compone de tres libros que aparecerán en la editorial Eolas que ha confiado en el proyecto desde un primer momento. Se trata de una idea que yo creía muy arriesgada en un principio, mientras escribía La voz estremecida fueron surgiendo una serie de poemas que pese a seguir la misma temática diferían en dos aspectos fundamentales, mientras que el primero de los libros trata sobre la búsqueda de la voz, el segundo se centra en la búsqueda del tú, y el tercero la búsqueda del otro, del que aparentemente no existe y que siempre está ahí. Eran poemas que indicaban un movimiento muy claro de dentro a afuera, de la voz, al tú y al otro. Y este movimiento natural de los poemas fueron los que marcaron la aparición de la trilogía.
Por último, podrías dejarnos uno de esos poemas que recitarás próximamente…
La voz estremecida me ha llevado ya a Zamora, León, Plasencia, Ávila, Salamanca y Valladolid. Con la llegada del período navideño pararemos un tiempo, volveremos en ciudades como Ponferrada o en librerías como la Librería Octubre en Zamora, para posteriormente visitar algunas de las ferias del libro.
Muchísimas gracias a Jesús Cárdenas por esta entrevista ; y gracias también a la revista “Culturamas” por su magnífica labor en la difusión de la literatura y la cultura, por ser espacio plural y casa de la poesía. Gracias, también, a todos los lectores de “Culturamas” que contribuyen a su continuidad.
Dejo aquí el poema titulado “¿Por qué? ” para los lectores de “Culturamas”:
¿Por qué si la poesía
es esencia de verdad se deturpa?
¿Por qué si las palabras
nacen de los huesos las mancillas?
¿Por qué si los poemas
atraen las cadencias olvidadas los flagelas?
¿Por qué si el crujir del cuerpo
significa dolor lo banalizas?
¿Por qué el metal de tus cadenas
se oxida enfermo en el océano?
¿Por qué creíste las mentiras
de los sacerdotes de la tribu?
¿Por qué erraste
tus pensamientos con pasado?
¿Por qué la poesía?
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