L’elisir D’amore (Gaetano Donizetti). Ópera en bañador

Por Luis Alberto Comino

El Teatro Real de Madrid ha programado, como segundo título de esta temporada, la versión de “L’elisir d’amore” que ya  puso en escena en 2013, en cooperación con el Palau de las Arts de Valencia. Seis años han pasado desde entonces y la propuesta escénica de Damiano Michieletto sigue siendo polémica y rompedora.

Estrenada el 12 de Mayo de 1832 en el teatro della Cannobiana (hoy Teatro Lírico a Milano), es una ópera bufa (cómica) en dos actos, que Gaetano Donizetti escribió en tiempo récord. Basada (casi copiada) en el libreto escrito por Eugène Scribe para Daniel Auber, Le philtre (1831).

Estando en Milán, Donizetti recibió el encargo de componer una ópera bufa por parte del célebre empresario del Teatro alla Scala, Alessandro Lanari, ya que se había quedado sin ópera que representar en esa temporada, lo que obligó al prolífico compositor lombardo (esta es la 37ª obra de las 64 que escribió en total en sus 25 años de vida profesional), a escribirla prácticamente en poco mas de un mes. Pese a ello, esta se convirtió rápidamente en uno de los grandes éxitos del momento (fue la ópera más representada en su tiempo, ligando 32 representaciones seguidas en Milán. Una barbaridad para la época), y ha eclipsado en el imaginario del gran público a otras composiciones del maestro mucho más serias y complejas desde el punto de vista musical, como Lucía de Lammermoor o La Favorita. Alejada del encorsetamiento operístico del Bel Canto más académico, esta “comedia lírica” lidió en popularidad y reconocimiento con otra ópera cómica: “El barbero de Sevilla” (1816) de Rossini, y consagró a Donizzetti, junto a Bellini y a Rossini, como los estandartes del movimiento romántico del género.

En la versión que ahora Michieletto nos repone en Madrid,  los cambios en la escena son copernicanos con respecto al montaje tradicional. Quizás influido por la cooperación con el Palau Valenciano, sustituye la armónica e idílica villa Vasca  (“L’azione è in un villaggio, nel paese dei Baschi”, nos indica el libreto original de Felice Romani), por un complejo turístico más cercano a Benidorm o a Magaluf, donde los intérpretes tienen un continuo ir y venir por la playa, incluyendo juegos de pala y sombrillas, más propio de una moderna fiesta de botellón playera, y el elixir de amor del título (un vino de Burdeos en el original) pasa a ser una bebida isotónica revitalizante; en lata por supuesto. Y como colofón final al alborotador montaje, el escenógrafo, Paolo Fantin, consigue colocar en el segundo acto, una piscina hinchable en forma de tarta nupcial, donde se “celebra” una  fiesta de espuma a modo de despedida de soltera de Adina. Strippers masculinos incluidos.

Olvidando estas rupturistas innovaciones “escenísticas”,  la ópera se comporta de manera muy irregular, lo que despista e incomoda aún más al público más ortodoxo. La orquesta, dirigida por un plano Gialuca Capuano (el mismo que nos dejó perplejos en la interpretación que hizo de “La Cenerentola” en el Auditorio Nacional, que rescataba la Bartoli) solo lo arregla, y a veces, en el segundo acto, porque su conducción de la orquesta no hace que reluzca la melodía de Donizetti (algo indispensable en una buena interpretación belcantista).

En cuanto a los cantantes, el internacionalmente heterogéneo elenco, no está compacto en sus interpretaciones. Räme Lahaj está correcto, pero soso, muy soso; no logra en ningún momento conectar con el público, ni tan siquiera cuando interpreta el aria más famosa de la ópera: “Una furtiva lágrima”, ese “pegote” que Donizetti, con buen criterio y mejor ojo comercial, le coló a la obra y que es el momento más conocido de la misma por el gran público. Seguro que el gran experto en la obra del maestro de Bérgamo, el tenor mexicano Javier Camarena, en su única e inaccesible actuación del día 9 de noviembre (las entradas se agotaron inmediatamente de ser puestas a la venta hace meses), mejora mucho las prestaciones del tenor kosovar. Otro que tampoco destacó fue el barítono lírico Borja Quiza, en el papel de Belcore. En muchos momentos se enredó en la actuación teatral y olvidó concentrarse en  la interpretación del canto. En cambio, Sabina Puértolas (a quien se pudo escuchar en el desvarío de Lluis Pascual, “Doña Francisquita”), está magnifica en el papel de Adina. La navarra le otorga un colorido y una espontaneidad perfecta al personaje y acabó siendo una de las más ovacionadas al final de la representación. Pero el más ovacionado y reclamado por el público al final de la obra, fue el bajo rumano Adrian Sampetran, perfecto en el papel del “dottore” Dulcamara,  regalando al público, no solo una muy buena interpretación musical, sino aportando también la “vis cómica” necesaria al personaje.

Mención especial me merece una vez más, el magnífico coro del Teatro Real, dirigido por el espléndido Andrés Maspero. Brilla en una partitura muy poco “potable” para un coro (Donizetti no fue Verdi a la hora de componer coros que hayan pervivido en la memoria del gran público, precisamente) y se maneja con soltura y buen criterio en el escenario.

Una velada operística que dejó bastante frío (como el clima en la noche madrileña) a la mayor parte del público que llenó la sala. Gracias a Dios, el ligero entramado musical y argumentístico de la obra permite estas mutaciones sin mayor sobresalto por parte del aficionado más ortodoxo y es una  manera de acercar este género a un público que no haya pisado antes una sala de ópera.

 

L’elisir d’amore. Melodramma giocoso en dos actos.

Música de Gaetano Donizetti (1797-1848). Libreto de Felice Romani.

Basado en el libreto de Eugène Scribe para la ópera Le Philtre (1831) de Daniel-François-Esprit Auber

Estrenada en el Teatro Real, 4 de enero de 1851

Producción del Teatro Real, en co-producción con el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia

Equipo Artístico

Director Musical  Gianluca Capuano

Director de Escena  Damiano Michieletto

Escenógrafo  Paolo Fantin

Figurinista  Silvia Aymonino

Iluminador  Alessandro Carletti

Director del Coro  Andrés Máspero

Reparto (*)

Adina

Brenda Rae – 29 oct; 2, 4, 6, 8, 10, 12 nov

Sabina Puértolas – 30 oct; 3, 7, 9, 11 nov (*)

 

Nemorino

Juan Francisco Gatell – 29, 30 oct; 2, 4, 6, 8, 11 nov

Rame Lahaj – 3, 7, 10, 12 nov   (*)

Javier Camarena – 9 nov

 

Belcore

Alessandro Luongo – 29 oct; 2, 4, 6, 8, 10, 12 nov

Borja Quiza-  30 de oct; 3, 7, 9, 11 nov (*)

 

Dulcamara

Erwin Schrott – 29 oct; 2, 4, 6, 8, 10, 12 nov

Adrian Sâmpetrean – 30 oct; 3, 7, 9, 11 nov (*)

 

Giannetta

Adriana González (*)

 

(*) De la representación vista

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