Christina Rossetti en Bloomsbury
CHRISTINA ROSSETTI EN BLOOMSBURY
Está en una calle sin salida en el barrio de Bloomsbury. Yo he visto esa placa que habla de Christina Rossetti y quiero ver la casa. Me empeño y no aparece por ninguna parte. Pero al fin estoy allí enfrente. Lo que ocurría es que la calle se llama Torrington Square y yo buscaba en Torrington Street. Y me acuerdo del poema “Eco”. Del encuentro en mitad de la noche entre dos amantes secretos. De cuando ven su identidad más íntima. De que se tocan al otro lado de una puerta que se cierra y ya no deja salir. De que se encuentran en lo más escondido. “Pero ven a mis sueños, y así viva de nuevo / mi vida verdadera, aunque esté muerta y fría”.
Me acuerdo de ese encuentro definitivo. “Vuelve otra vez en sueños, para que pueda darte/ latido por latido, aliento por aliento”. Del encuentro de dos latidos, de dos alientos. Del encuentro lejos de todo el ruido, de todas las distracciones. Del tocarse de verdad al otro, en lo más callado de la noche. Siempre me estremece ese poema. Los dos amantes se han convertido en memoria, se han intensificado. Lo que parecía imposible en el presente lo viven en la memoria. Son como los amantes que recorren el palacio del pasado en “El año pasado en Marienbad”.“Habla bajo y acércate / como en aquellos tiempos, amor, ya tan lejanos”.
Estoy tan emocionado porque al fin encontré la casa de Christina Rossetti. Me gusta más que su hermano, Dante Gabriel Rossetti. Ella nació en Londres en 1830 y de niña lord Byron la cogía en sus rodillas. Su tío Polidori inauguró los cuentos de vampiros. Su padre se volvió loco y su hermano metió un libro de poemas dentro de la tumba de su mujer. Tuvo varios amores y sublimó el deseo erótico en formas religiosas. Y escribió el poema de amor más apasionante del mundo.
ANTONIO COSTA GÓMEZ, ESCRITOR
FOTO: CONSUELO DE ARCO
Que Lord Byron la tuviera en sus rodillas cuando era niña es poco probable. Lord Byron falleció seis años antes de que ella naciera.