La política de la felicidad
El 20 de marzo es el gran día de la felicidad y previo a esto, la Organización de las Naciones Unidas, junto con su recién formado Consejo Global de la Felicidad, con sede en Nueva York, publicó en días previos, un reporte donde clasificó a 156 países por su nivel de felicidad. Por fortuna aún aparecemos entre los 30 primeros. De acuerdo al World Happiness Report 2018, Finlandia es el número uno, seguido por Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza, Países Bajos, Nueva Zelanda, Suecia y Australia, en América, Canadá se encuentra entre los diez primeros y Costa Rica tiene una honrosa posición número 13, siendo de los mejores posicionados de América Latina, Estados Unidos quedó colocado en el puesto 18 y España se encuentra en el lugar número 34. Y aunque no son la fortuna y los privilegios de los que gocen los hispanos, si lo es por las buenas relaciones familiares, -es decir-, que la familia unida, le da a estos ciudadanos un poco de felicidad a diferencia de otros, donde los recursos son mejor distribuidos por el gobierno.
Entre los propósitos del nuevo Consejo de la Felicidad, es que tiene la firme intención de apoyar las mejores prácticas para promover la alegría y el bienestar mediantes estudios científicos. “Crear un ambiente con educación, salud, oportunidades de trabajo, protección ecológica y crecimiento de la economía, son factores que juegan un papel importante en la felicidad de los ciudadanos alrededor del mundo”, declaró Ohood Al Roumi, Ministra del Estado para la Felicidad de los Emiratos Árabes.
Decía el expresidente Benjamín Franklin que “La felicidad humana, generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días”.
El Reino que mide la felicidad
“La felicidad nacional bruta es más importante que el producto interno bruto”
Jigme Singye Wangchuk
El Día de la Felicidad tiene poco tiempo de celebrarse, fue el 20 de marzo de 2013, que se festejó por primera vez, gracias a la iniciativa del Reino de Bután, un país con clara influencia Budista.
El montañoso Reino de Bután o Druk Yul en tibetano, cuenta con el Rey Jigme Khesar Wangchuk preocupado por que sus súbditos sean felices, designó como comisionado de la felicidad a Khenpo Phuntshok, para encargarse de impartir cursos y llevar la felicidad a cada persona del reino, conseguir a toda costa de que sus ciudadanos sean felices.
La Comisión Nacional de la Felicidad está basada en cuatro pilares: Prosperidad económica, conservación y promoción de la cultura, buen gobierno y protección a la naturaleza. La felicidad la miden por el bienestar psicológico de las personas y por la frecuencia en que meditan, al hacer esto, la gente tiene suerte, comenta el comisionado de cultura.
La idea del Rey Wangchuck de que las políticas públicas deberían estar más estrechamente ligadas al bienestar de los seres humanos, van tomando eco y se están poniendo de moda.
Vale la pena recordar que la felicidad, constituye una parte esencial y básica del ser humano. Todos, sin excepción, aspiramos a ser felices y tener una vida llena de paz, estar libres de necesidades y deseos, vivir en armonía y libres de temores.
Por @Danis Sans