Carmen Machi y Pilar Castro en una macabra "Cronología de las bestias"
Por Horacio Otheguy Riveira
Las dos grandes actrices capitanean un barco que parece a la deriva: una casa de pueblo rodeada por árboles dispuestos a atravesarla, mezcla de delirio y ensoñación espesa. Un ámbito en el que se desarrolla una historia que se cuenta a sí misma con personajes que deambulan por su propia memoria y su necesidad imperiosa de que todo vuelva a alguna clase de normalidad, por muy perversa que resulte. Deslizamiento gradual de una intriga psicológica con melodrama familiar hacia un definitivo género de terror cuyos últimos 20 minutos logran sumergirnos en una atmósfera del todo inesperada. El argentino Lautaro Perotti escribe y dirige una impecable construcción escénica bien surtida de trucos propios del género, sobre una excelente versión castellana firmada por Jorge Muriel.
Todos los trucos son necesarios, pues brotan de la propia necesidad de los miembros de esta familia que nunca se dan por vencidos en su propensión a la barbarie con tal de satisfacer su lascivia o su mordiente necesidad de compañía.
Un niño desaparece y regresa con 23 años. Todo gira en torno a él. Alrededor de su agresividad, su repentina ternura, su compulsión, e incluso su desnudez física en un intento desesperado por retomar un camino viejo. Le rodean su primo hermano, su madre, su tía y un cura que está dispuesto a llegar a un final cuya sospecha guarda celosamente.
Carmen Machi, tras la histriónica e hilarante monja de La autora de Las Meninas recientemente representada en el Valle Inclán, asume aquí un personaje fuera de serie en su ya larga carrera. A medida que avanza la acción va mostrando sus diferentes rostros en una serie de representaciones mentira-verdad que en todos los casos es sincera: una personalidad patológica interpretada con enorme entereza y sensibilidad, enfrentada a la rara inocencia, extraña imperturbabilidad de Pilar Castro como una hermana mansa, una tejedora en babia, según convenga. Las dos llevan las riendas de un reparto en el que los tres hombres que las acompañan se ciñen al ritmo frenético de un suspense que agobia y confunde necesariamente para que en el tramo final el impacto resulte no solo muy eficaz, sino duradero, pues invita a rebobinar mentalmente todo lo visto, y a discutir sobre las bases en que el drama siguió un curso tan singular.
Jorge Kent es el cura metomentodo sólo en apariencia, forjador de una indagación policiaca nunca desvelada. El nerviosismo de sus manos y la gradación de su voz forma parte de una composición de gran riqueza, más aún si se tiene en cuenta que es un personaje con muy poco desarrollo. Santi Marín encaja con eficacia la misma dificultad; aunque su papel es de trascendental importancia a la larga, sus apariciones son difusas. Patrick Criado (foto), como el joven Beltrán, centro neurálgico del drama, defiende admirablemente su extraño comportamiento, sus inquietantes reacciones, resultando verosímil en todas ellas: en el desamparo, la violencia, el desborde de ternura, el pánico…
Nada más debe contarse de lo mucho que ocurre en esta Cronología de las bestias, asertiva producción de un autor-director que no acertó con la anterior función estrenada en el Marquina en 2015 (Siempre me resistí a que terminara el verano). Otra obra con similares ingredientes como la claustrofobia de un pueblo y la falta de sinceridad de sus oscuros personajes atrapados en un mundo siniestro. Pero hay aquí otras motivaciones mejor planteadas, inevitablemente seductoras, ya que lo feroz de sus conductas no impide que la obra de arte se abra camino y todos los personajes, sobre todo los más ruines, logren interesarnos, a tal punto que superan la prueba de fuego de toda buena función teatral: individuos y situaciones se quedan con nosotros contándonos más cosas que en escena no se atrevieron.
Hay dos efectos sonoros notables, canciones francesas que surgen de la radio para acallar otros sonidos. Es un elemento extraño muy atractivo, pues la función se desarrolla en tiempo y lugar imprecisos con un teléfono antiguo convencional, ausentes los móviles hoy multipresentes, y otros detalles que la escenografía y el vestuario acompañan adecuadamente.
En definitiva, una obra de intriga que inquieta a través de la muy acertada plasmación teatral de un mundo aterrador que sucede a la vista de todos, en el día a día. Aquí en un pueblo, mañana en cualquier gran ciudad; en todo momento, a la vuelta de cualquier esquina.
CRONOLOGÍA DE LAS BESTIAS
Texto y dirección Lautaro Perotti
Ayudante de dirección José Luis Huertas
Texto castellano Jorge Muriel
Escenografía Mónica Boromello (AAPEE)
Iluminación Carmen Martínez (AAI)
Vestuario Sara S. de la Morena
Fotografías Javier Naval
Espacio sonoro Sandra Vicente
Dirección de producción Josep Domènech
Jefa de producción Nadia Corral
Una producción de Octubre Producciones, Teatre Lliure, Teatro Español
Teatro Español. Del 9 de marzo al 8 de abril 2018
Encuentro con el público, presentado y moderado por Rosa María Mateo, el jueves 22 de marzo.