Christina Rosenvinge ilumina la Joy Eslava
Por. Marisa Nocea
La madrileña sala Joy Eslava acogió el pasado sábado la presentación de Un hombre rubio, el último disco de Christina Rosenvinge. Este trabajo, el décimo de su carrera en solitario, comenzó cuando recibió la llamada de Rocío Márquez para encargarle un romance flamenco. Fue ahí cuando la cantautora recordó a su propio padre y fue a parar a sus vinilos, ya que era aficionado al cante jondo. Recién casado, llegó a España con su mujer en lo que iba a ser un viaje, aunque finalmente decidieron quedarse a vivir. Esta historia dio lugar a Romance de plata, uno de los temas de este trabajo y a partir del cual comenzó a gestar Un hombre rubio.
La Joy Eslava se llenó para ver una vez más el directo de Christina, siempre tan mágico e intenso, y, una vez más, no defraudó. A pesar del número de personas, su presencia en el escenario enmudece al público, que muestra la atención de feligreses en misa.
Junto a su banda, interpretó no sólo temas de este nuevo disco como Romance de la Plata, Ana y los Pájaros o La flor entre la vía, sino que también echó la vista atrás para regalarnos temas como Mi vida bajo el agua o La muy puta.
Si en algo insistió, es en lo especial de tocar en Madrid por la cantidad de amigos y familiares que acuden a la cita. En especial lo diría para presentar el tema Jorge y yo, dedicada a su hermano presente en la sala. Al igual que habló de la importancia de la familia, no dudó en afirmar, ante la risa de su público que “la primera catástrofe a la que se sobrevive es a la familia”. También echaría la vista atrás para recordar un momento en el que, tras ver en la tele las imágenes de El Cordobés, en las que afirmaba que había tenido un padre de humo al ver las pruebas de paternidad, pensó que le daba para un tema: Pesa la palabra.
Uno de los momentos fuertes de la noche fue cuando, mirando a las primeras filas pregunto “¿a por quién voy?”, y soltaba la guitarra para acercarse a los asistentes cercanos al escenario y cantar La muy puta, haciendo uso de toda su sensualidad. Tras este gran momento, dedicaría La tejedora a “todas sus hermanitas”.
Un invitado de lujo (que no el único) subió al escenario para acompañarla en Tu piedra angular: nada menos que Charlie Bautista. Aprovechó para también hacer subir al escenario a un chico del público para bailar un vals (que seguro no olvidará nunca). A la vuelta de la banda completa al escenario y antes de comenzar la canción, quiso aclarar que “el estribillo de este tema no hay que tomarlo al pie de la letra”, y una vez dicho esto se arrancó con Alguien que cuide de mi.
El final llegaba pero no sin antes subir al escenario una sorpresa más: a Tulsa, quien le ayudaría a cerrar el concierto con nada menos que Voy en un coche, haciendo de la Joy Eslava una fiesta. Y no es que la Joy Eslava se iluminara por el maravilloso juego de iluminación que tiene, que también, sino que con la sola presencia de Christina Rosenvinge sobre el escenario ya se hace la luz.