Mercurio: el dios mensajero
Por María Victoria Carrillo Santos
Todos hemos oído hablar de Mercurio, el dios mensajero y psicopompo, es decir, el que conduce las almas al inframundo. Mercurio es hijo de Maya, una pléyade y Júpiter, padre de dioses y de hombres. Desde sus orígenes era un dios de carácter plebeyo, tenía un templo circular, cerca de la puerta de Capena, que data del 495 a.C, su fiesta se celebraba el 15 de mayo. En ese día, los mercaderes acudían a la fuente del dios, rociaban con su agua las mercancías que iban a vender y le rogaban que les perdonara los perjurios que hubieran cometido y no tomara en cuenta los que fueran a cometer en lo sucesivo; terminaban pidiéndole que les permitiera acumular más riquezas y experimentar la alegría de engañar al comprador. A este dios se le representa con casco y sandalias aladas, también con el caduceo que era de olivo y tenía a dos serpientes enroscadas, símbolo del comercio. Parece que su nombre procede de merx-mercis (mercancía) . La introducción en Roma de este dios fue en el s. V a.C, se le construyó un templo situado fuera del pomerium, la fecha coincide con conflictos sociales provocados por el endeudamiento de la plebe y los problemas de abastecimiento. En 399 Mercurio quedó asociado al dios Neptuno (dios del agua y del mar) y también con la diosa Ceres (diosa de la agricultura, cosecha y fecundidad). Más tarde adoptó las características de Hermes. También se le relaciona con el dios Turms etrusco, el cual también era dios del comercio y mensajero de los dioses en la mitología etrusca. Otro dios con el que se le relaciona es con el dios Lugus, que tiene las mismas funciones, proviene de la mitología Celta; también se le relaciona con el dios Wodanaz, dios de la mitología germana. En las regiones celtas se le representaba a veces con dos o tres cabezas que encarnan sus distintas funciones.
Este dios tiene varios mitos asociados:
Júpiter se enamoró de Ío, sacerdotisa de Juno, y éste para ocultar la infidelidad a su esposa y hermana Juno, rodeó la tierra con un manto de nubes, pero Juno consiguió verlos. Entonces Júpiter convirtió a Ío en una hermosa vaca blanca y envió a un tábano para que la picara, esta huyó hasta Egipto, donde más tarde al quedar embarazada dio a luz a un niño.
Juno, celosa de Ío envió a Argos, hombre de cien ojos, para que la vigilara. Júpiter dándose cuenta de esto envió al mensajero de los dioses, Mercurio, para que lo durmiera con una flauta mientras le contaba una historia sobre Pan y después lo matara. Y así lo hizo. Juno entonces, para compensar la tarea de Argos colocó sus ojos la cola del pavo real, haciendo a éste su animal sagrado.
Mercurio y Bato es otro de los mitos que conciernen a este dios. Es el momento en que Mercurio aprovechando que su hermano Apolo está descuidado le roba unas vacas, y éste fue visto por un pastor de Bato, que custodiaba los caballos del rey Pilos. Mercurio le ofrece entonces comprar su silencio regalándole una vaca. Mercurio no fiándose del pastor cambia de imagen y va a buscar a éste y le ofrece una vaca y un toro. Entonces Bato tentado por la oferta le confiesa de donde procedían y Mercurio enfurecido se muestra tal y como es convirtiendo al pastor en una piedra que de ahora en adelante señalará el camino. Más tarde, Apolo dándose cuenta de esto va en busca de Mercurio que había escondido el ganado en una cueva. Mercurio creó una lira con tendones de los animales y caparazón de tortuga, Apolo al verla quedo prendado y Mercurio decidió regalársela para que lo perdonase. Desde entonces la lira será el instrumento de Apolo.
También existe el mito de la ninfa Lara. Cuando Mercurio se disponía a bajar a los infiernos violó a la ninfa y de la unión de ambos nacieron los dioses Lares, dioses de los lugares, se distinguían dos tipos: Los Compitales que eran dos y formaban las encrucijadas y en su honor se celebraban los Compitales, y también los Familiares, esta era uno, dios asociado a Vesta y que tenía que ver con lo doméstico.
También es un dios que ha sido representado en el arte:
Diego Velázquez, pintó Mercurio y Argos en 1659, la técnica usada es el óleo sobre lienzo, es una obra que fue encargada por el rey Felipe IV de España, fue pintado para el Salón de los espejos del Alcázar de Madrid y cuyo estilo es barroco. El tema de la pintura es mitológico. La pintura representa el momento en que Mercurio, a la izquierda, al cual se le reconoce con el casco alado, las sandalias y la flauta; se dispone a asesinar a Argos, que permanece dormido a la derecha. Detrás de Mercurio, Ío, transformada en vaca, mira hacia la izquierda. Argos parece un vulgar pastor en el sopor de la siesta y Mercurio un viajero alevoso que aguarda el instante del sueño para atentar contra su huésped.
A Rubens, en el año 1611, Jacob de Bie le encargó Juno y Argos. También representa un tema mitológico. Argos ya aparece muerto, la diosa Juno caracterizada con su traje rojo de reina del Olimpo y su diadema ordena a Iris recoger piadosamente la cabeza del fiel Argos, decapitado por un dios sin escrúpulos, frente a las figuras de los pavos reales. Juno al morir Argos, y por servirle bien le quita sus cien ojos y los coloca en el pavo real, haciendo a este animal su animal consagrado.
Mercurio ha inspirado el nombre de varias cosas en cierto número de campos científicos, como el planeta Mercurio, el elemento mercurio y la planta mercurial. La palabra mercurial se usa comúnmente para aludir a algo o alguien errático, volátil o inestable, y deriva de los rápidos vuelos de Mercurio de un lugar a otro.