Animando lo imposible
Por Raquel JR
Animando lo imposible. Los orígenes de la animación stop-motion (1899-1945). Adrián Encinas Salamanca. Diábolo Ediciones, 2018
Dentro de la interesante apuesta por la cultura popular de la editorial Diábolo se nos presenta este título, muy útil para aquellos que somos aficionados a la animación stop-motion, pero no expertos. Por ello se agradece enormemente esta herramienta clara y amena que nos permite adentrarnos en este fascinante mundo que ahora nos resulta tan familiar, pero cuyos orígenes están tan poco investigados.
Tras una útil aclaración terminológica y a través de capítulos breves y muy documentados con imágenes, Adrián Encinas Salamanca nos muestra la riqueza y el abanico ilimitado de posibilidades creativas que ofrece este campo, en el que todo sirve para engañar a la vista y a la imaginación: desde muñecos y marionetas hasta globos, cerillas o trocitos de papel. Así, podemos ver cómo la curiosidad por animar objetos existe desde bastante antes que la invención del cinematógrafo, aunque éste multiplicó la difusión y recursos del stop-motion. Adrián Encinas nos muestra cómo cineastas pioneros de la fantasía y los efectos especiales como George Meliès o Segundo de Chomón hicieron de esta técnica un instrumento imprescindible para desarrollar la narratividad cinematográfica. Ya en estas primeras décadas se experimenta con todo tipo de materiales y con un libertad creativa sorprendente; buena muestra de ello son las maravillas en cut out de Lotte Reiniger, o los primeros trabajos en plastilina de Dayton y May o la Mud Animation. Tampoco se dejan de lado medios más tradicionales, como las marionetas en el comienzo de la stop-motion checa, que daría nombres tan destacados como Hermina Tyrlová o Jiří Trnka, o en las perturbadoras y bellas creaciones de Vladislav Starewitch, rodeadas del aura mágica y siniestra de los cuentos de hadas.
Tampoco se olvida Adrián Encinas del salto del stop-motion a las superproducciones de Hollywood, de la mano de Willis O’Brien, en títulos tan relevantes para la historia del cine como El mundo perdido o King Kong, que no habrían podido existir sin la labor de estos animadores, y que dan el pistoletazo de salida para la inclusión de la técnica dentro del cine comercial. El libro finaliza con una mención a lo que estaba por llegar en la segunda mitad del siglo XX y los inicios del XXI, con una proliferación de títulos y técnicas muy prometedora, y que hace esperar con impaciencia una continuación de la historia en un segundo volumen.
En resumen, el estilo claro y la amplia documentación que aporta, hace de este libro un punto de partida muy valioso para adentrarse en los misterios de esta técnica que juega con nuestra percepción y fantasía, y que seguro nos proporcionará muchas horas de disfrute y felices descubrimientos.