¿De qué trata realmente "Alicia en el país de las maravillas"?
Pocos libros en la historia de la literatura gozan de una aceptación tan unánime como Alicia en el país de las maravillas, esa invención genial y entrañable de Lewis Carroll (pseudónimo de Charles Lutwidge Dodgson) que ha cautivado a lectores de todo el mundo desde que fue publicada, hace 150 años.
Paradójicamente, aunque el libro ha tenido muchísimos lectores a lo largo de ese tiempo, ello no ha resultado en poder decir de qué trata el libro realmente. Es cierto que en al menos un par de momentos de su carrera como profesor, Vladimir Nabokov aconsejó a sus estudiantes no mezclar realidad con literatura y desconfiar de quienes intentan encontrar una en la otra, porque hasta cierto punto se trata de universos distintos que funcionan cada uno con sus propias reglas. Sin embargo, también es posible decir que se trata de un impulso de la curiosidad más o menos inevitable, un intento de descifrar el pensamiento del autor y conocer el verdadero significado de una metáfora.
En el caso de Alicia en el país de las maravillas, estas son algunas de las hipótesis más populares al respecto.
SEXO
Desde que el psicoanálisis irrumpió en el mundo, a la hermenéutica llegó también la posibilidad de interpretar sexualmente cualquier cosa. Dicho de manera burda, Freud mostró que el sexo está en todo lo que hacemos, y la literatura no es la excepción. La caída de Alicia “down the rabbit-hole” sería, desde esta perspectiva, una suerte de regresión al útero materno que finaliza con un renacimiento. Además, recordemos que Carroll tenía una afición singular por las niñas, a medio camino entre la estética y la perversión.
DROGAS
¿Por qué parece tan sencillo explicar el efecto de diversas drogas con escenas de Alicia en el país de las maravillas? Después de todo, esto puede no ser una casualidad. Hasta ahora no hay evidencia de que Lewis Carroll haya consumido algún tipo de sustancia alucinógena, más allá de ciertos excéntricos remedios homeopáticos; sin embargo, varios pasajes en el libro (marcadamente el episodio de la oruga fumadora) sugieren lo contrario.
CHISTE LOCAL
En su ensayo sobre la dificultad, George Steiner recurre a la Comedia de Dante para mostrar cómo a veces los autores incorporan circunstancias de su contexto inmediato a su obra, por ejemplo, con “un chismorreo tan privado que la elucidación depende de una familiaridad casi de calle a calle con la Florencia del siglo XIII”. Para algunos, algo similar sucede con Alicia en el país de las maravillas, en donde algunos personajes y situaciones son conversiones en clave irónica del mundo de Carroll: de sí mismo, de las hermanas Lidell (Lorina, Alice y Edith, a quienes Carroll dedicó el cuento), del croquet que se jugaba en la época, etcétera.
DESÓRDENES ALIMENTICIOS
La comida es uno de los motivos constantes a lo largo de la narración, sea en su forma más obvia (por ejemplo, el pastel que come Alicia y que mágicamente la agiganta) o, con un sentido un poco más simbólico, en esa rara preocupación de algunos personajes por comer o ser comidos. Por este detalle y por lo que se sabe de los hábitos alimenticios de Carroll (era muy delgado y a veces almorzaba sólo una galleta), hay quienes piensan que la obra habla también de desórdenes alimenticios.
SUEÑOS
Estructuralmente, la narración de Alicia en el país de las maravillas es extraña: aunque todo comienza con cierta “normalidad”, pronto esta se disuelve en una sucesión ininterrumpida de episodios fantásticos por los que Alicia transita sin aparente conexión lógica entre uno y otro… al igual que en los sueños. Hablando sobre su obra, alguna vez Carroll dijo al dramaturgo Tom Taylor que “todo es un sueño, pero no quise revelarlo sino hasta el final”.
Carroll reconoció que el personaje de Alicia fue inspirado una tarde calurosa mientras paseaba con otras niñas-amigas y la hija del decano del college de Oxford, donde Carroll era profesor de matemática.
Es probable que debido al carácter pusilánime del escritor, es que haya desarrollado en la obra una relación subterránea rayana en la pedofilia, algo que también denuncian las fotografías que Carroll le tomaba a Alicia y a otras niñas de su selecta amistad. No es descabellado asociar que la relación entre Alicia y Carroll se inició cuando la niña tenía casi cuatro años y terminó abruptamente por mandato de la madre de la niña cuando ella tenía once y el escritor 31. Desde entonces, nunca volvió a intentar encontrarse con la niña y la relación nunca fue interpretada como «anormal» en aquellos tiempos, donde socialmente, una criatura estaba consentida para el matrimonio a partir de los 12 años de edad.
Si me arriesgo a ser malpensado, Lewis Carroll fue un pedófilo, posiblemente reprimido, y su novela «Alicia en el País de las Maravillas» más las fotografías que le tomaba a las niñas-amigas, han sido la manera «loca» por la que canalizó ese amor subterráneo y reprimido de muchas formas, posiblemente para evitar tener acceso carnal con la niña.
En síntesis: «Alicia en el país de las Maravillas» como «Alicia tras el espejo» y las series de fotografías, son obras inspiradas para canalizar su erótico y perverso placer visual por las niñas.
En realidad es deslumbrante ver, leer y saber del escritor de esta obra que en lo personal me sorprende. Tal parece que Alicia veía al conejo siendo este el propio Lewis, lo cual generaba confianza al perseguirlo. Algún significado tenía su reloj al sacarlo del bolsillo el conejo. Los objetos que flotaban cuando Alicia desciende a través del interior del árbol también podrían representar algo: abuso? La palabra còmeme es literal. Mucho por decir, perl mejor no decir.