Los libros de la isla desierta: 'Estatuas de sal', de Margarita Hans Palmero
Por Óscar Hernández Campano.
La ópera prima de esta autora sevillana seduce porque mezcla, con la dosis justa, el misterio propio de la novela negra, el thriller psicológico y la novela fantástica. Y mezclar no consiste solo en añadir diferentes elementos sin mesura, sino combinarlos con astucia, inteligencia y buen gusto para que la narración atrape y despierte la curiosidad del lector desde las primeras páginas.
Todo esto lo ha logrado Hans Palmero en esta novela que cuenta en forma de recuerdos, o de diario, o de memorias, o de un poco de cada, las vivencias de Anabel, una joven que regresa a Sevilla desde Madrid, donde trabaja desde hace unos años. La vuelta a casa se debe al fallecimiento de su padre, un septuagenario que se casó con Ana, mucho más joven que él. La joven esposa, que murió en un accidente de tráfico, dejó un vacío insuperable para padre e hija. Anabel no solo vuelve a Sevilla, sino que su regreso supone la vuelta a la casona de sus padres, una finca en el campo donde vivieron una felicidad perdida en las tinieblas del presente. Y ese será precisamente el anhelo de la joven, recuperar algo de esa añorada dicha entre los muros de la casa que tanto quiso su madre.
Sin embargo, no será sencillo porque Anabel tendrá que limar asperezas con los familiares que habitan la casona, así como conocer, comprender e imponerse a todo el personal de servicio que habita en la finca: jardineros, personal de mantenimiento, cocineros y hasta un ama de llaves que parece sacada de un film de Hitchcock.
Y junto a familiares y empleados, Anabel encuentra a antiguos amigos de su infancia que rondan la propiedad y que como en las buenas novelas de misterio, son sospechosos desde el primero hasta el último. Pero, ¿sospechosos de qué? Bien, pues en principio de nada (genial hallazgo de la autora), porque más allá de extrañas visiones, sueños y algunos sustos, nadie muere en el entorno de Anabel. No obstante hay varias chicas muertas y desaparecidas que son muy parecidas a ella físicamente y que hacen sospechar a la policía de que se enfrentan a un asesino en serie y que la siguiente víctima podría ser la protagonista del libro.
La novela atrapa porque la autora ha logrado crear una atmósfera que rezuma sospecha en cada rincón. La otrora agradable casa de campo, con sus floridos jardines, se ha trocado en una siniestra construcción donde nada parece ser verdad, y donde hasta los muros parecen moverse. Pero la protagonista es una mujer valiente, decidida a devolver a la casa y al jardín su antiguo esplendor y su aspecto acogedor, aunque las visiones y los sueños admonitorios se sucedan y el sentido común y los amigos la exhorten a volverse a Madrid, a ponerse a salvo. Cada día surgen nuevos interrogantes que hacen que Anabel se cuestione lo que pensaba que era verdad y se decida a resolver el misterio de las estatuas de sal.
Los méritos de Margarita Hans Palmero son muchos y variados. Ha construido una historia entretenida, intrigante, divertida, verosímil y moderna que te hace leer con atención para rastrear pistas que te ayuden a averiguar quién se esconde tras las muertes de las chicas y qué se oculta tras los muros de la casona. Es este un relato escrito con gusto, sensibilidad y maestría en el uso del idioma, que la autora domina y maneja con destreza de malabarista. Lo mismo que demuestra en la arquitectura de la trama, que fluye como un río, sin altibajos, arrastrándonos hacia un clímax inesperado.
Estatuas de sal es la primera obra publicada de la autora de Carmona, pero no su debut en la literatura. Hace años que regenta un blog (https://pergaminodesuenos.blogspot.com.es) donde ha ido publicando relatos y novelas por entregas. Por fin ha dado un paso que, recordando a Neil Armstrong, es pequeño para una persona (bueno, no tan pequeño, si consideramos lo difícil que es publicar un libro), pero de vital importancia para la humanidad, porque gracias a este paso de lo digital al papel, los lectores hemos descubierto una escritora que sin duda tiene todavía mucho más que contarnos. Margarita Hans Palmero bien podría ser una Agatha Christie de las letras hispánicas y, por ello, Estatuas de sal merece que nos la llevemos a la isla desierta para releerla y volvernos a dejar atrapar por su misterio.
Muchísimas gracias Óscar. Me has dejado leyendo y releyendo está magnífica y extraordinaria reseña. Gracias de corazón. Viniendo además de un escritor de tu magnitud, supone para mí una felicidad inmensa. Gracias