Un café con Diego Ballestrasse
Por Claudia Banqueri.
Diego Ballestrasse nació en Buenos Aires donde estudió arquitectura, posteriormente se trasladó a Barcelona formándose en la EASD Serra i Abella y en el Centro de Fotografía Documental.
Ha expuesto en ciudades como Madrid, Barcelona o Buenos Aires. También ha sido dos veces finalista en Descubrimientos PhotoEspaña en el año 2009 y 2016, así como ganador de Proyecciones “Otra manera de contar” del festival de fotografía emergente de Granada, PA-TA-TA Festival.
Su trabajo “La cuarta pared” ofrece una visión novedosa de las realidades que, a simple vista, pasan desapercibidas en una imagen. En Culturamas hemos tenido el placer de conversar con él.
Diego Ballestrasse, estudiaste arquitectura en la universidad de Buenos Aires y posteriormente fotografía en Barcelona. ¿Por qué decidiste dedicarte a la fotografía?
Durante el verano argentino del año 2000, mientras era estudiante de arquitectura en Buenos Aires, realicé un viaje con mi mochila por Europa y Nueva York, donde hice muchas fotos con una pequeña cámara compacta enfocado en detalles de edificios como ventanas, balcones o fachadas. Eran fotografías que pretendían tener una estética cercana a las postales, que luego utilizaba como material de estudio para mis proyectos de arquitectura. Antes de regresar a Argentina cambié de opinión y me instalé en España. Regresé a Argentina un año después con muchísimas fotografías que imprimí y el resultado fue que encontré muy pocas imágenes que me gustasen. Era interesante sólo lo que la fotografía mostraba pero no la imagen en sí. Motivo por el que comencé a formarme en cursos básicos para entender de qué se trataba. A partir de ese momento nunca dejé de investigar.
En tu trabajo “La cuarta pared” tratas como elemento principal la relación entre la fotografía y el tiempo. ¿Cómo fue el proceso de investigación a la hora de realizar un proyecto que trata una temática tan amplia y de la que se pueden sacar multitud de interpretaciones?
Cuando finalmente definí el proceso de trabajo de “La cuarta pared”, tenía la misma sensación que uno siente cuando fotografía en el mundo real, con la salvedad de que yo estaba sentado delante del ordenador. Estaba fotografiando dentro de la pantalla desde el mismo plano bidimensional de la imagen. Así, y desde ese punto, la propia fotografía se transformó en un escenario tridimensional casi tan real como los espacios por donde uno se mueve cuando toma fotos. En esos momentos me sentía como el protagonista de la película “Interstellar “(2014); cuando en el final de la película Cooper observa e intenta comunicarse con su hija desde detrás de la estantería de la biblioteca de su casa, una biblioteca infinita multiplicada por cada uno de los momentos de la historia. Esta película, y dicho por el mismo director, está fuertemente influenciada por algunas obras de Borges donde trata los tiempos convergentes y la ruptura de la linealidad temporal como “La biblioteca de Babel “(1941) o “El Aleph” (1945). En este sentido, en “La cuarta pared” abordo el archivo fotográfico familiar desde el presente como un intruso que se sumerge en otros tiempos, en aquellos momentos en que se tomó cada una de las imágenes de mi familia con las que actualmente trabajo. Cabe decir también que toda imagen es por esencia una multiplicidad de tiempos y a su vez, es una “forma” que frecuentemente se actualiza. Las imágenes, como las cartas, cambian con el tiempo, y cada vez que uno las mira las resignifica, de modo tal que nos permiten ver y entender cosas que en otro momento no vimos.
Dicen que la fotografía tiene la capacidad de inmortalizar un instante y que gracias a ella se pueden llegar a apreciar cosas que, en su momento, pasaron desapercibidas. De hecho en tu proyecto hablas sobre el intersticio espacial…
“La cuarta pared” trata la idea de explorar los puntos ciegos de la fotografía, aquello que habitualmente escapa a la mirada. Esta manera de trabajar me permite fotografiar colocando la cámara “dentro” de las imágenes, va más allá de ser un simple reencuadre: en mi caso funciona como un subterfugio a través del cual altero la jerarquía del orden establecido dentro de la imagen, respecto a aquello que se supone otorga el sentido. Mi intención es desplazar la atención de la mirada para descubrir aquellos espacios que no conducen a acciones o no son explícitamente relevantes para el entendimiento o desarrollo del argumento que propone la imagen original.
En tu página web explicas cómo el cine sirvió de inspiración para tus proyectos. ¿Te inspiras en más disciplinas artísticas a la hora de realizar tus fotografías? ¿Cuáles son tus fotógrafos de cabecera?
Tomo ideas de diferentes ramas artísticas, tanto de la fotografía como de las artes plásticas, el cine, la literatura, el cómic, etc. Me interesan especialmente los artistas que tienen una mirada lateral, que observan las cosas desde el costado. Es un punto de vista periférico sobre los temas que se abordan tanto en términos estéticos como conceptuales. Si tuviera que nombrar a tres fotógrafos o los trabajos fotográficos que más me inspiraron en los últimos quince años podrían ser Paul Graham, Dirk Braeckman y ‘Evidence’ (1977) de Mike Mandel & Larry Sultan. También podría nombrar muchos más, porque siempre vas redescubriendo cosas que en otro momento quizás no te afectó tanto. Y detrás de la imagen fija está el cine, la imagen cinematográfica de Hitchcock y el Neorrealismo donde se comienza a filmar de otra manera. Lo que me interesa en particular del Neorrealismo es que tiene en cuenta espacios tanto físicos como temporales. Hasta su aparición, estos aspectos eran descartados por el cine tradicional de Hollywood, y allí nace otra narrativa. En términos teóricos, puedo mencionar “The Civil Contract of Photography “de Ariella Azoulay o “El espectador emancipado” de Jacques Ranciere, así como Gilles Deleuze y sus ensayos sobre cine Imagen-Movimiento e Imagen-Tiempo, que explican muy bien el porqué de la importancia del Neorrealismo en la historia del cine.
En una sociedad de la imagen el consumo de ésta es mucho mayor que hace un siglo. ¿Crees que la abundancia de fotografías en la vida diaria ha hecho que pierda valor la fuerza de una fotografía y por ello sea más complejo llegar a impactar en las personas? ¿Crees que la fotografía está viviendo un renacimiento o por el contrario se está introduciendo en el tedioso universo del todo vale?
Tal vez podamos hacer una analogía comparando el cambio que sufrió la pintura en el momento que aparece la fotografía, a partir de entonces la pintura se liberó de la necesidad de representar la realidad porque había aparecido una herramienta más eficaz dando lugar al nacimiento del arte abstracto. Creo que la fotografía está en su momento más interesante desde su invención porque se ha expandido en todas las direcciones. Hoy no basta con tomar buenas imágenes sino que tal vez se debe ofrecer al espectador una idea más amplia del tema que estás tratando, de ir más allá de sólo mostrar imágenes con cierto nivel estético. Veamos por ejemplo el caso de la fotografía documental de prensa, donde solemos ver el mismo tipo de imagen que hace décadas de un niño desnutrido o una madre llorando con su niño muerto en territorios de conflicto. Este tipo de imágenes siguen siendo necesarias para mostrar una realidad pero sucede que ya no nos afecta porque al final es una fórmula estética que vemos a diario y se ha repetido mucho. Por otra parte, el avance de la tecnología nos moldea como sociedad y en fotografía esto se manifiesta en especial en la última década en la manera que utilizamos las imágenes a partir de los smarthphones y las redes sociales. Hoy en todo tipo de comunicación está la imagen, desde la media, hasta nuestra propia relación cotidiana con las fotografías. Hacemos una selfie y la compartimos en lugar de escribir un texto para decir donde estamos.
Como consecuencia, hoy hay una sobreabundancia de imágenes y eso ha provocado que se reflexione más acerca del papel que está jugando la fotografía en nuestras vidas y cómo se utiliza para definir nuestra identidad según cómo nos mostremos en las redes sociales. Por otra parte, se han vuelto a revisitar los archivos fotográficos, a preguntarnos desde el presente qué hay más allá de lo que nos muestra la imagen y cómo nos afectan las imágenes del pasado. Esta segunda revolución de la fotografía (la primera posiblemente fue cuando apareció la cámara Kodak y todo el mundo tuvo acceso a una) ha provocado repensar la propia fotografía desde múltiples puntos de vista y cómo funciona cuando la observamos generando disparadores que dan lugar a nuevos enfoques filosóficos (como es el caso de la nueva antología de la fotografía presentada por Ariella Azoulay) tanto como creativos alrededor de la producción de imágenes. Uno de los muchos resultados de esta evolución es que una gran cantidad de creadores de imágenes se han enfocado en otros aspectos que van más allá de seguir tomando fotos y en su lugar muchos fotógrafos que, como es mi caso, hemos optado por apropiarnos de imágenes ya existentes tanto físicas como virtuales (tomadas de la red) para reordenarlas, resignificarlas y devolverlas bajo una nueva forma.
¿Tus estudios de arquitectura influyen en tus fotografías?
Evidentemente, toda formación académica o autodidacta la reutilizas constantemente de una manera u otra.
Te formaste en la escuela ESAD Serra i Abella y también en el Centro de Fotografía Documental. ¿Crees que las escuelas son necesarias para la formación de un fotógrafo o a veces el talento y la intuición pueden influir de forma más positiva?
El mundo académico sirve para muchas cosas: conocer gente, exponer tus ideas en público y que te las machaquen, o poner a prueba tu comunicación. Pero lo más importante es saber que antes que tú hubieron muchos que realizaron trabajos muy profundos tanto a nivel visual como conceptual. Entonces, cuando tienes en mente la idea inicial de un proyecto hace falta conocer las distintas maneras en que ya se abordó esa temática en el pasado, para no repetir la fórmula e intentar así aportar algo nuevo. Me parece que hay que investigar mucho y hacerlo por uno mismo es complicado, tal vez hace falta pasar por las aulas al menos en tus inicios en este mundo de la imagen para coger herramientas y, desde ahí, encontrar tu propio camino. Por otro lado, si sólo aspiras a practicar la fotografía como hobby, tener conocimientos te dará nuevas técnicas con las cuales experimentar y poder disfrutarlo más.
El año pasado con “Otra manera de contar” ganaste la sección de Proyecciones del Festival de fotografía emergente de Granada, PA-TA-TA Festival. ¿Crees que los festivales y los concursos de fotografía son una buena lanzadera?
Considero que para lograr visibilizar un proyecto (que es lo que todo artista emergente busca) los festivales son indispensables. Se trata de conocer gente relacionada con la fotografía para afinar y poner a prueba nuestra manera de comunicar nuestro proyecto y detectar si está bien encaminado, si es aceptado, poner a prueba su receptividad. Muchas de estas posibilidades que hoy existen debemos agradecérselo a Internet, por la facilidad que nos da para enviar convocatorias y que sepan que existes, anteriormente debías imprimir las copias, ir al correo…
¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Te gustaría explorar otros medios audiovisuales?
Actualmente trabajo con material de archivo en formato vídeo que aún no sé a dónde me llevará. Me estoy aproximando al vídeo desde el lugar de un fotógrafo, con mucha curiosidad porque es un mundo nuevo para mí.
Más sobre Diego Ballestrase: http://www.diegoballestrasse.com/