Cómic y ópera: 'La flauta mágica'
Por Raquel JR
Biblioteca de adaptaciones de ópera de P. Craig Russell. Vol. 01: La flauta mágica. Philip Craig Russell. ECC, 2017
Es usual que el cómic como disciplina tenga una variedad de fuentes de inspiración muy amplia y diversa. Lo que no es tan usual es que sea la ópera la que dé forma a una serie entera ideada por P. Craig Russell, gran aficionado que hizo uso de su talento artístico para acercar las grandes óperas a un público más extenso que el suyo habitual. La flauta mágica es un perfecto ejemplo de cómo, en ocasiones, es interesante adaptar grandes obras a otros lenguajes para que los lectores sean conscientes del valor y actualidad de las mismas. Tanto la ópera como su autor son sobradamente conocidos por todos, pero tal vez no sea tan habitual que se profundice en ella, en una historia que se resiste a encajar en el canon de los cuentos de hadas tradicionales, y que mezcla fantasía y humor con una frescura que todavía hoy nos resulta atractiva y sugerente.
Todo empieza cuando el príncipe Tamino, el héroe de la historia, se encuentra casualmente con la Reina de la Noche, y ésta se aprovecha de su buena voluntad para encomendarle el rescate de su hija Pamina, que ha sido capturada por el malvado Sarastro. Para esta misión Tamino contará con ayuda de Papageno, pajarero de la Reina que cumple el papel de antihéroe jocoso, aportando la parte humorística de la historia. En esta aventura nada es lo que parece, ya que Tamino y Pamina, que sufren un flechazo mutuo nada más verse, descubrirán que las intenciones de la Reina de la Noche no son tan inocentes como parecía, ni que Sarastro es un demonio maligno. Papageno, además, encontrará a Papagena, su media naranja, por el camino, y ambas parejas mantendrán un combate a favor de la luz y contra la oscuridad, tratando de convertir a la Reina de la Noche y sus secuaces para restituir la armonía universal, en una evidente clave masónica.
Como ya se ha mencionado, las dosis de humor y el avance de la acción del argumento, unidos al buen hacer de Craig Russell en el ritmo visual del cómic, logran un resultado muy eficaz y unos personajes no tan planos como los tradicionales de los cuentos de hadas. A ello se le une un dibujo con gran sentido de la estética y claras influencias prerrafaelitas y art nouveau. El color, intenso y muy estudiado, contribuye a crear un mundo de fantasía tal vez algo artificioso y amanerado en ocasiones, pero bien adaptado a la historia y su mensaje, potenciados ambos por los recursos del cómic.
En resumen, una propuesta muy sugerente que, además del disfrute estético que supone el cómic en sí, os hará tener ganas de profundizar en la ópera que lo origina.