Crear (y vivir) sin prisa #crearsinprisa
Prisa. Una palabra que usamos con frecuencia y, lo que es peor, nos invade en nuestros quehaceres, en nuestro ritmo, nuestra forma de vida que parece ir indisolublemente unida a esa palabra, que nos hace no disfrutar de muchas de las cosas que nos pasan.
Cada vez es más habitual que haya gente que perciba este ritmo como algo insano, como algo que nos acaba perjudicando y tienda a buscar un cambio, bien en nuestras pequeñas cosas, bien en nuestro quehacer diario, marcando otro ritmo, una pausa que nos acabe por beneficiar. Y también pasa esto en la creación, en el campo de las artes visuales, de la literatura o en algo tan nuestro como la cerveza, donde otra manera de fabricar, de elaborar con artesanía, con el ritmo adecuado para que las cosas salgan perfectas, es posible.
De ahí que surjan iniciativas como la que trae Cervezas Alhambra, que en consonancia con su propio modo de trabajar y de elaborar con esmero el producto, la marca aboga por una filosofía de vida llevada con calma, sin prisa, en la que los sentidos y el tiempo juegan un papel fundamental. Su propia identidad ha sido forjada desde el esmero y la dedicación de las personas, hecho llevado a Barcelona en perfecta metáfora por Martín Azúa y su propuesta.
Cervezas Alhambra ha trabajado junto con el artista para desarrollar una obra inédita, que se ha instalado en el corazón del casco histórico de Barcelona. Pero también requiere tiempo para apreciarlo en toda su magnitud para llegar a descubrir los infinitos matices que encierra. El esparto representa el estilo de vida relajado propio del Mediterráneo y combina tradición, artesanía y diseño. Nos propone así una desconexión del ritmo frenético que vivimos en las ciudades y se suma a otras piezas de esparto que Martín Azúa ya tiene en la colección permanente del Museo del Diseño de Barcelona.
Uno de los puntos clave del proyecto es la idea que deriva de la creación sin prisa, entendiendo que con los pequeños detalles, con el tiempo necesario que nos tomemos para disfrutar de aquello que nos apasiona, los frutos serán todavía mejores, esa elaboración hecha con mimo que conduzca a los mejores resultados sin la acuciante necesidad de producir de modo rápido, de dejarnos llevar por el frenesí que muchas veces invade nuestra vida y nuestras obras.