“La extinta poética”: un esperpento sin Valle Inclán
Por Horacio Otheguy Riveira
Una experiencia frustrante que arranca prometiendo mucho pero se desarrolla reiterativa y patética en el peor sentido: un petulante deambular por la miseria económica y cultural de una familia, a cargo de cuatro excelentes intérpretes.
Bajo una concepción escénica heredera de las Divinas palabras de don Ramón María del Valle Inclán, La extinta poética se presenta como un ejercicio teatral interpretado con gran dominio de la expresión corporal, pero vacío de contenido a fuerza de regocijarse en el dramatismo de un sainete costumbrista que chapotea constantemente en la miseria con un regusto artística e ideológicamente carente de interés.
Lo que sería una obra costumbrista en olímpica exhibición del patético encuentro de una familia con los ansiolíticos, y la desesperación propia de la pobreza económica y cultural, se convierte en un progresivo deslizamiento hacia una ambición artística e intelectual de pobrísimo contenido por mil veces visto, y sobre todo por abundar en tópicos que el maestro gallego convirtió en obras maestras, tales como la explotación del desgraciado, el abuso de poder de las instituciones, la monstruosa deformación que genera la ignorancia…
En La extinta poética hay cuatro intérpretes formidables, el vago recuerdo de las maravillas tragicómicas de otras producciones, y poco más en un breve —pero pesadísimo— reconcomio con la miserable condición de sus personajes, aunque al final, el más marginal vuele con alas propias en un glorioso encuentro con la imaginación. No es suficiente. Y el auténticamente extinto acaba siendo el espectador.
Autor: Eusebio Calonge
Dirección: Paco de la Zaranda
Intérpretes: Carmen Barrantes, Laura Gómez-Lacueva, Ingrid Magrinyá y Rafael Ponce
Espacio escénico: Paco de la Zaranda
Diseño de iluminación: Eusebio Calonge
Espacio sonoro: Torsten Weber
Teatro Español. Sala Margarita Xirgu. Del 24 de noviembre al 18 de diciembre 2016