De un nuevo paisaje

de-un-nuevo-paisajeDe un nuevo paisaje, de Hasier Larretxea

Stendhal Books, 2016, 148 páginas

 

Por Rubén Romero Sánchez

 

Hasier Larretxea es un autor que, poco a poco, se está convirtiendo en imprescindible. Si con su anterior poemario, Niebla fronteriza, definía los límites de la infancia y la edad adulta, el precio que se paga por traspasar la frontera, en este De un nuevo paisaje nos habla un poeta aún más maduro, que vuelve a su pasado y al uso de la vida en el pueblo como metáfora para, desde ahí, lanzarse al vacío de la disección interior, de la cual, como es lógico, surge la herida (“Somos / lo que limita / con el dolor”), e incluso avanza hasta la poesía con un contenido político y de denuncia, muchas veces transfigurado en eco whitmaniano: “Yo también soy viento, la ondulación del aire. // Yo también soy tierra, refugio, canto libre del pájaro. // (…) // Yo también, como tú. // Yo. También”.

Formalmente, en el poemario destaca el abundante uso de anáforas, que le otorga un marcado ritmo de letanía, a veces semejante al salmo religioso. Se consigue, así, trascender el poema, riquísimo hallazgo en cuanto que en el texto se mezclan, a menudo, el tono elevado con un decir coloquial que construye un modo expresivo excepcionalmente matizado y sugerente: “El tiempo es el helado / que se derrite en las bocas / que no volverán a probar / aquel sabor limítrofe. / Cerraron la cooperativa. / Dejaron de producir / los cornetos de moka. // Eran tu antojo / cuando todavía yo era / minúsculo dentro de ti”.

El poeta reflexiona sobre su pasado, su ser y su porvenir, y pocas veces sale indemne: “Una vida no es suficiente / para demoler la hendidura / de los restos de estigmas. // Para convivir con uno mismo”. Porque adentrarse en nuestros más recónditos secretos daña, al mismo tiempo que es refugio: “Que no se apague nunca / la llamarada de la infancia, / ese único lugar in(di)visible / al que podemos volver, / después de todo”. Y todo lo hace a través de la palabra, su guía: “Escribir, / la única manera de atravesar el valle / sin pisarlo”.

Bellísimo libro, hermoso incluso como objeto, pues la edición de la editorial barcelonesa Stendhal Books, cuyo principio es que cada libro es único, nos lo ofrece para el disfrute con todos los sentidos, como debería ser la contemplación, según el poeta, de cada momento de la vida: “Es imposible seguir minuto a minuto / con la visión de las antenas de la ciudad / la decadencia del atardecer”.

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